Espa?a, Eros y T¨¢natos
Espa?a tiene condiciones para ser un ecosistema inteligente, donde podr¨ªa fermentar esa renovada divisa: libertad, igualdad, fraternidad y diversidad
MI H?ROE CULTURAL esta temporada es un loro llamado Nigel que llevaba cuatro a?os desaparecido y que fue devuelto a su primer due?o tras descubrirse su identidad y procedencia por el microchip. La noticia es que Nigel hab¨ªa sido educado en ingl¨¦s, y con el acento ?british de su propietario, brit¨¢nico residente en California, pero tras su odisea volvi¨® hablando espa?ol. Nada traumatizado. Seg¨²n la persona que lo descubri¨® y medi¨® en el regreso de Nigel, Julia Sperling, ¡°era el m¨¢s feliz de los p¨¢jaros, cantando y hablando sin parar¡±.
La prensa brit¨¢nica le ha prestado mucha atenci¨®n a esta historia. Supongo que por la tradici¨®n ornitol¨®gica, pero tambi¨¦n porque el loro Nigel de alguna forma encarna el esp¨ªritu disidente contra el Brexit y el esp¨ªritu aislacionista. En broma o en serio, no son pocos los brit¨¢nicos que se preguntan para qu¨¦ aprender otros idiomas si todo el mundo se empe?a en hablarte en ingl¨¦s. En este sentido, la excepci¨®n Nigel tiene un gran valor metaf¨®rico.
Nigel, all¨¢ donde haya estado, no se pertrech¨® en su dominio cultural. Un loro hablante en ingl¨¦s, y m¨¢s con acento conservador y mon¨¢rquico, de la estirpe de loros elitistas de Eton, podr¨ªa convertirse en un privilegiado loro colonial, mantener un estatus de ave aristocr¨¢tica, explotar su poder fon¨¦tico. En el mundo de hoy, ?qui¨¦n no querr¨ªa preservar en jaula de oro un loro con acento british, y tratar de que no se contaminase con fonemas descalzos y silvestres? Ir por ferias, como un ectoplasma evadido del palacio de Windsor, y exhibir el imperio de su voz. Yo ya intu¨ªa que faltaba algo en la magn¨ªfica serie The Crown, donde queda claro, como en Shakespeare, que no hay mejor familia real que los c¨®micos que la interpretan. Faltaba un loro real. Faltaba Nigel. Alguien que en el momento oportuno le leyera el pensamiento a esa reina que rumia en silencio los esc¨¢ndalos de sus tarambanas.
¡ªOh, my God! This is outrageous!
Pero el verdadero Nigel ha vuelto hablando en un espa?ol que imagino mexicano fluido, alegre, callejero, canturreando ir¨®nico:
¡ª??rale tu cotorreo, mam¨¢!
Nigel no se cerr¨® en su c¨®digo de barras. Escuch¨® al otro. Se aventur¨® hacia lo desconocido. A diferencia de los humanos, no ten¨ªa complejos. A igual que a los ni?os, a las aves pol¨ªglotas, como los loros, los cenzontles o los cuervos, les gustan las palabras en s¨ª. No pesan, son notas de m¨²sica, a veces tienen v¨¦rtigo y se apoyan las unas en las otras. Todas las lenguas son er¨®ticas. Les gusta compartir bocas. Son los humanos adultos los que establecen jerarqu¨ªas ling¨¹¨ªsticas, cotos y barreras, quienes las ponen a guerrear, y deciden, por actos de poder, sobre su vida o su extinci¨®n.
Lo que hace apasionante el mundo es la diversidad. En la naturaleza y en las lenguas, nada hay m¨¢s triste que la uniformidad del monocultivo. Es absurdo cuestionar la utilidad de lenguas comunes, y no s¨¦ de nadie que lo haga, como es est¨²pido ignorar la diversidad y mentalmente ruinoso el no cultivarla. Porque las lenguas son recursos como los r¨ªos o los bosques. A la divisa del Siglo de las Luces, Libertad, igualdad, fraternidad, que es el coraz¨®n ut¨®pico de la humanidad, Umberto Eco a?ad¨ªa esta otra coordenada universal: diversidad.
Espa?a tiene condiciones para ser un ecosistema inteligente, colaborativo, espacio de Eros, de la pulsi¨®n del deseo, donde podr¨ªa fermentar esa renovada divisa: libertad, igualdad, fraternidad y diversidad. La desinteligencia trabaja sin parar en otro sentido. La maquinaria de T¨¢natos. La incesante producci¨®n de odio, con un imaginario lleno de jaulas. Es una pena que esta pulsi¨®n destructiva no se tome un respiro y se encame una temporada con El Quijote.
En el di¨¢logo con el Caballero del Verde Gab¨¢n, don Quijote, y por su boca habla el humanismo de Cervantes, se muestra como un adelantado de la diversidad: ¡°Y a lo que dec¨ªs, se?or, que vuestro hijo no estima mucho la poes¨ªa de romance, doyme a entender que no anda muy acertado en ello, y la raz¨®n es ¨¦sta: el grande Homero no escribi¨® en lat¨ªn, porque era griego; ni Virgilio no escribi¨® en griego, porque era latino. En resoluci¨®n: todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las extranjeras para declarar la alteza de sus conceptos; y siendo esto as¨ª, raz¨®n ser¨ªa se extendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alem¨¢n porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizca¨ªno, que escribe en la suya¡±.
En medio de tanta embestida, me quedo con la vanguardia cervantina, tan libertaria y ecol¨®gica. Esa tradici¨®n nada tradicional.?
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