Calladita
La izquierda est¨¢ obligada a hacerse la autocr¨ªtica cuando lo hace mal y tambi¨¦n cuando lo hace bien
Todo el mundo sabe que si tiene una casa y una renta anual de 12.000 euros no puede ser de izquierdas. Ser¨ªa un acto de hipocres¨ªa y cinismo. Para ser de izquierdas es mejor irse a vivir debajo de un puente, olvidar las endodoncias y predicar con el ejemplo. Una persona que defienda la sanidad o la educaci¨®n p¨²blicas no puede sorber cabezas de langostino. Si alguien firma un manifiesto en apoyo de unos presupuestos sociales, adem¨¢s de ser c¨®mplice del paro y la destrucci¨®n econ¨®mica de un pa¨ªs que repuntaba gracias a sus grandes empresas y a esas otras 14.000 filiales que no tributaban, entonces, los dedos se le har¨¢n hu¨¦spedes y el contenido de su nevera se pudrir¨¢ ipso facto. Porque es inadmisible manifestarse frente a la casa de una familia que va a ser desahuciada para volver luego a la tuya y, con una buena calefacci¨®n, comerse un bocadillo de mejillones. Eso es ser una mala persona. Solo en las mayor¨ªas silenciosas habita la gente de bien, y la bondad es asunto de los capitalistas fil¨¢ntropos que montan fundaciones para paliar la devastaci¨®n que generan sus pr¨¢cticas especulativas. Hace poco, Arundhati Roy se sorprend¨ªa de que el Banco Mundial subvencionase a ONG que llevan a cabo una labor encomiable gracias al dinero de quienes cada d¨ªa abren m¨¢s la brecha norte-sur, arriba-abajo y, seg¨²n Roy, perpet¨²an el modelo del hombre blanco que compasivamente ayuda a los pobrecitos. Los capitalistas fil¨¢ntropos saben engrasar bien los ejes de su carreta y son dechado de virtudes igual que los deportistas que se llevan sus dineros a para¨ªsos fiscales. Buenos chicos. Ni se discute. O s¨ª, porque a lo mejor no se trata de caridad, sino de justicia.
En cuanto has alcanzado en tu vida una m¨ªnima cota de dignidad, derechos b¨¢sicos contemplados por la Constituci¨®n, se acab¨® la protesta, no puedes ser de izquierdas y te tienes que quedar calladita, como p¨¢jaro que se finge muerto, para que nadie coloque tus contradicciones sobre el tapete. La izquierda est¨¢ obligada a hacerse la autocr¨ªtica cuando lo hace mal y tambi¨¦n cuando lo hace bien. Forma parte de su naturaleza y de la contractura que produce vivir seg¨²n unos c¨®digos que no forman parte de su ADN pol¨ªtico ¡ªmutaciones incluidas¡ª. As¨ª, el ¨¦xito es siempre sospechoso, y lo coherente, si eres una mujer civilizada con un piso en propiedad y te gusta la m¨²sica sinf¨®nica, ser¨ªa votar a Ciudadanos. O al PP, un partido liderado por un joven que muestra sus afinidades con VOX. Esos nunca se equivocan. Pero ?se consolida nuestra democracia cuando podemos votar a un partido que promete combatir el feminismo, la inmigraci¨®n y el nacionalismo? La ultraderecha sube en Estados Unidos, Austria, Francia, Polonia, Espa?a... Los poor white de Faulkner se cansan del outfit de Hillary Clinton e ignoran a Bernie Sanders. La clase media, amordazada y acomplejada, se disuelve, y un sector de una clase obrera, que no sabe que lo es o demasiado que lo sabe, se siente representado por formaciones pol¨ªticas que siempre defendieron los privilegios de las ¨¦lites, a las damas de beneficencia y los empresarios modelo que, engordando sus capitales, traer¨¢n la felicidad a cada hogar. Mi abuelo, que fue mec¨¢nico, se hizo amigo del empleado del taller que estaba junto a mi portal. Cuando se enter¨® de que su amigo era un obrero que votaba al PP no saben el disgusto que se llev¨®. Hoy sospecho que yo soy una pijo-roja, mi abuelo un sectario y el voto de su amigo no ser¨ªa incoherente, sino paradigma de libertades democr¨¢ticas. F¨ªjate t¨².
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