La metamorfosis reproductiva
En apenas unas d¨¦cadas, la ciencia ha logrado que la g¨¦nesis de la vida no dependa del azar
En La metamorfosis del mundo, su obra p¨®stuma, el gran soci¨®logo Ulrich Beck cita la revoluci¨®n de la biolog¨ªa en materia reproductiva como uno de los ejemplos de la metamorfosis que vive el mundo. A diferencia de los cambios revolucionarios, lo que caracteriza un proceso de metamorfosis es que no obedece a ning¨²n programa preconcebido. Es el fruto de m¨²ltiples y sucesivos cambios que se entrelazan y dan lugar a nuevos paradigmas. Sucede de manera espont¨¢nea y no tiene vuelta atr¨¢s. El mundo que surge es muy diferente del anterior.
Es lo que ha ocurrido en el ¨¢mbito reproductivo. En apenas unas d¨¦cadas, la ciencia ha logrado que la g¨¦nesis de la vida no dependa del azar. Ahora podemos controlarla. Han sido cambios graduales y acumulativos. Sin marcha atr¨¢s. Los anticonceptivos permitieron separar el sexo de la reproducci¨®n. M¨¢s tarde, la fecundaci¨®n asistida permiti¨® disociarla del coito y con la fecundaci¨®n in vitro se pudo engendrar un embri¨®n fuera del seno materno.
La creaci¨®n de embriones en el laboratorio permiti¨® manipular su material gen¨¦tico y elegir. Nos apoderamos de la selecci¨®n natural y ahora pueden nacer ni?os de tres padres biol¨®gicos. Cuando una abuela dio a luz a su nieta biol¨®gica, se alteraron las reglas generacionales, igual que la gestaci¨®n subrogada altera las reglas de filiaci¨®n. La crioconservaci¨®n de semen y ¨®vulos permite saltar la barrera de los tiempos reproductivos y hasta los muertos pueden ahora tener hijos.
Hace unos d¨ªas hemos sabido que cient¨ªficos chinos han logrado que nazcan 29 cr¨ªas de rat¨®n a partir de c¨¦lulas reproductivas de parejas del mismo sexo, en concreto hembras. Este experimento rompe otra regla considerada hasta ahora inmutable: la reproducci¨®n sexuada que caracteriza a los mam¨ªferos. ?Ad¨®nde nos llevar¨¢ este hallazgo? Hace tiempo, algunas feministas provocaban a los defensores del patriarcado fabulando con la posibilidad de que una reproducci¨®n por partenog¨¦nesis permitiera prescindir de los hombres en la reproducci¨®n. Ya no parece tan irreal.
Los art¨ªfices de estos avances no pretend¨ªan cambiar el mundo. Ni siquiera el paradigma reproductivo. Solo quer¨ªan tratar la infertilidad o curar algunas enfermedades. Pero lo han cambiado. ¡°No entendemos el mundo¡±, sostiene Beck, ¡°porque lo que era impensable ayer es real y posible hoy¡±.
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