Para hacer estos zapatos se necesitan 250 pares de manos
El calzado ingl¨¦s tiene justa fama, en parte, gracias a los que Church¡¯s lleva siglo y medio fabricando. Visitamos su sede y nos enamoramos del proceso
En la f¨¢brica de Church¡¯s, un equipo revisa hasta la esquizofrenia cada pieza de piel antes de que esta pase a la cadena de montaje que la convertir¨¢ en un par de zapatos. Si tiene el menor defecto, se devuelve, otros fabricantes menos mirados se quedar¨¢n con ella. Este es solo uno de los procesos pr¨¢cticamente incre¨ªbles que ocurren en esta factor¨ªa inglesa, para empezar, porque no los llevan a cabo ordenadores sino seres humanos. Con la precisi¨®n de su pulso y de su experiencia.
La piel se corta a mano en la clicking room (clic, por el sonido que hace el escalpelo al introducirse y desengancharse de la piel). Despu¨¦s se prepara y, si el modelo de zapato lo exige, se horada mediante el broguing, algo que no tiene nada que ver con el baile y que por supuesto se hace mejor con m¨¢quinas viejas. Finalmente se cosen las piezas, un trabajo que, en palabras de una de las artesanas, no consiste m¨¢s que en ¡°coordinar los ojos y las manos¡±.
Cada par de zapatos Church¡¯s requiere unos 250 pasos y, por tanto, 250 pares de manos, antes de llegar a la tienda. Algo que se mantiene pr¨¢cticamente igual que en 1873, cuando Thomas Church y sus tres hijos fundaron su f¨¢brica en Northampton, a 100 kil¨®metros de Londres. La edici¨®n de 1878 de la gu¨ªa de viaje Murray¡¯s describ¨ªa as¨ª la ciudad: ¡°Quien visite Northampton se dar¨¢ cuenta, por los delantales de cuero y las caras sucias, que est¨¢ en la tierra de los zapateros¡±.
Hoy todo est¨¢ m¨¢s limpio y quedan muchos menos que en el siglo XIX, pero los que subsisten han pasado a formar parte de la industria del lujo. Desde 1999, Church¡¯s forma parte del grupo italiano Prada. Una relaci¨®n que ha convertido la firma inglesa en la ¨²nica que fabrica calzado cl¨¢sico artesanal, pero sin miedo a las temporadas de moda: uno puede hacerse con unos eternos Wrexham (un monkstrap con hebilla gruesa), pero si tiene el d¨ªa valiente, tambi¨¦n tiene el mocas¨ªn Pembrey con tachuelas en el empeine o en ante verde. Prada vigila que el coqueteo de los ingleses con la moda sea como tiene que ser, claro.
Tal vez lo m¨¢s caracter¨ªstico del trabajo manual que se lleva a cabo en Northampton (aparte del mero hecho de que sea manual y ocurra en Europa, y no en alg¨²n pa¨ªs emergente con sueldos m¨¢s bajos) es que la tarea se convierte en la labor de un autor. Al final del proceso de cada par de zapatos, se lima el interior del tac¨®n derecho, para que no se enganche con el pantal¨®n (lo que llaman gentleman¡¯s corner). Por ¨²ltimo, toca acabar las suelas. Se barnizan de un color en concreto. Se marca el perfil con una cenefa. ?Qu¨¦ utilidad tiene?, le pregunto al operario, y responde: ¡°Ninguna. ?Pero es que, si no, quedan muy aburridas!¡±.
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