En la galaxia Gutenberg

Cuando el acceso a Internet era muy minoritario, en 1993, pero ya empezaban a aparecer en el mercado los primeros lectores electr¨®nicos, un gran editor, Peter Mayer (1936-2018), que entonces dirig¨ªa Penguin, vaticin¨® que el libro de papel sobrevivir¨ªa mientras no se inventase un artilugio tan eficaz y bello como el negro sobre blanco del papel. Han pasado muchos a?os, la sociedad ha sido conquistada por todo tipo de dispositivos electr¨®nicos y vivimos con un m¨®vil pegado a la mano, pero el vaticinio de Mayer sigue siendo el m¨¢s certero de cuantos se hayan realizado. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros ¨¢mbitos de la cultura, la m¨²sica y la prensa son los m¨¢s evidentes, el libro de papel resiste como una aldea gala a la invasi¨®n digital.

No quiere decir que el libro electr¨®nico no se haya convertido en un elemento importante del mundo editorial ¡ªen Espa?a representaba en 2017 un 5,1%, seg¨²n el Gremio de Editores, mientras que en EE?UU ocupaba el 25%, en retroceso con respecto al a?o anterior¡ª, pero los pron¨®sticos m¨¢s contundentes se han demostrado err¨®neos. Por ahora. Hace una d¨¦cada se present¨® en la Feria de Fr¨¢ncfort un macroinforme que aventuraba que en 2018 el libro electr¨®nico superar¨ªa al papel. Ha llegado la fecha y el sorpasso no se ha producido. Esto se debe a diversos factores, como la actuaci¨®n coordinada del sector frente a la voracidad del libre mercado, o el papel crucial de las librer¨ªas como punto de encuentro insustituible entre lectores y libros. Pero, por encima de todo, se debe a lo que Mayer vaticin¨®. El libro electr¨®nico ofrece muchas ventajas, como la portabilidad, la inmediatez en la compra o la facilidad para actualizar. Pero, hasta el momento, el libro de papel resulta insustituible. A lo largo de la historia el libro se ha presentado en muchos formatos y sobrevivido a todo tipo de censuras, destrucciones y revoluciones. La imprenta o la difusi¨®n masiva de libros de bolsillo cambiaron el panorama editorial, algo que por ahora la electr¨®nica no ha logrado. Millones de compradores pueden escoger c¨®mo quieren leer un libro y, por ahora, prefieren la galaxia Gutenberg.