Veros¨ªmil
La presi¨®n que a los jueces les parece intolerable en manifestaciones no s¨®lo resulta admisible, sino tambi¨¦n eficaz, cuando un banquero llama por tel¨¦fono
Llevamos mucho tiempo escuchando la misma canci¨®n. La sentencia de La Manada provoc¨® la indignaci¨®n ciudadana, pero la responsabilidad de los dem¨®cratas era defender la independencia judicial. Los jueces pidieron amparo porque se sent¨ªan agredidos por esa indignaci¨®n, y su independencia volvi¨® a ser sagrada. Siempre que se ha condenado a artistas por ofender los sentimientos religiosos, patri¨®ticos o mon¨¢rquicos de unos pocos, los defensores de la libertad de expresi¨®n de todos hemos sido advertidos de las graves consecuencias de dudar en p¨²blico de la imparcialidad de los jueces. No se puede criticar la prescripci¨®n de delitos tan monstruosos como robar reci¨¦n nacidos para vend¨¦rselos a otras familias, ni cuestionar las deficiencias del sistema judicial en la prevenci¨®n de cr¨ªmenes machistas, ni posicionarse contra la prisi¨®n provisional de los l¨ªderes del proceso independentista catal¨¢n, ni escandalizarse por el archivo del caso Casado, sin incurrir en la peligrosa irresponsabilidad de los militantes antisistema. Muy bien, pues yo ya me he cansado. Voy a ser irresponsable, antisistema y, ojal¨¢, peligrosa. La bochornosa actuaci¨®n del Tribunal Supremo en el asunto de los gastos de las hipotecas, la velocidad a la que ha acudido al socorro de una banca a la que ya socorrimos una vez todos los espa?oles sin que nadie nos lo consultara, s¨®lo admite una hip¨®tesis veros¨ªmil. La presi¨®n que a los jueces les parece intolerable en manifestaciones, concentraciones, canciones, libros y hasta sentencias de tribunales inferiores, no s¨®lo resulta admisible, sino tambi¨¦n eficaz, cuando un banquero llama por tel¨¦fono. Es lamentable, pero ni con la mejor voluntad soy capaz de sospechar lo contrario.
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