Realismo m¨¢gico
S¨¢nchez promet¨ªa luchar contra los gigantes tecnol¨®gicos y financieros, pero ha preferido encararse con molinos m¨¢s humildes, como trabajadores y aut¨®nomos
No somos Italia. Los Presupuestos pactados por S¨¢nchez e Iglesias, junto a las enmiendas de los nacionalistas, tendr¨¢n lagunas e incoherencias. Y ser¨¢n criticados por la oposici¨®n, aqu¨ª o en Bruselas. Pero a la Comisi¨®n no le molesta el enfrentamiento vigoroso entre Gobiernos y oposiciones nacionales, sino el debilitante disenso dentro de los propios Gobiernos. Estas peleas dom¨¦sticas son la ¨²ltima moda en Europa, de Roma a Londres, pasando por Berl¨ªn. Y, quiz¨¢s, pronto en Par¨ªs.
En Italia, el ministro de Econom¨ªa defiende unos Presupuestos que violan las reglas europeas y sus propias convicciones. La competici¨®n entre los miembros de la coalici¨®n gubernamental, la Liga y el Movimiento 5 Estrellas, ha dado a luz un nuevo g¨¦nero italiano: el surrealismo presupuestario. Con una deuda del 132% del PIB, no se les ocurre otra cosa que bajar la edad de jubilaci¨®n, poner una renta ciudadana y dar una amnist¨ªa fiscal (que sus avezados guionistas llaman ¡°paz fiscal¡±) a las grandes fortunas.
Espa?a est¨¢ lejos de Italia, pero tambi¨¦n de Dinamarca. Nuestra pol¨ªtica econ¨®mica no es populista, pero tampoco progresista. Es legalista. Un Gobierno puede recaudar y gastar por s¨ª mismo, o bien dictarnos con regulaciones c¨®mo debemos emplear nuestro dinero. Puede sufragar pol¨ªticas p¨²blicas o externalizar el Estado de bienestar. Y que sean las empresas, a trav¨¦s de un sueldo m¨ªnimo, o los propietarios de viviendas, a trav¨¦s de un alquiler m¨¢ximo, los que asuman el precio de la redistribuci¨®n.
A pesar de la propaganda del Gobierno y la hiperb¨®lica reacci¨®n de la oposici¨®n, el incremento del gasto social previsto en el proyecto de Presupuestos es modesto. Antes de acceder al poder, un quijotesco S¨¢nchez promet¨ªa luchar contra los gigantes tecnol¨®gicos y financieros. En el Gobierno, ha preferido encararse con molinos m¨¢s humildes, como trabajadores y aut¨®nomos.
Y S¨¢nchez parece inclinarse por delegar los costes de muchas pol¨ªticas econ¨®micas. A comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos, que tendr¨¢n que lidiar con el conflicto entre taxis y las VTC. A empresas, que har¨¢n frente a un brusco aumento del salario m¨ªnimo interprofesional. Y a quienes alquilen sus pisos. El Gobierno conf¨ªa en que, al contratar y arrendar, empresarios y trabajadores, propietarios y arrendatarios, nos redistribuyamos la riqueza milagrosamente. Lo nuestro no es surrealismo, pero s¨ª realismo m¨¢gico. @VictorLapuente
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