Urinarios callejeros con vistas al Sena
La instalaci¨®n de urinarios p¨²blicos en lugares ic¨®nicos de la ciudad da pie a una divertida controversia
CUANDO LA PRIMAVERA pasada se instalaron en Par¨ªs los primeros urinarios ecol¨®gicos en las proximidades de la Gare de Lyon y de la Place de Clichy no tardaron en surgir voces discordantes, pero cuando en agosto se instal¨® uno en la mism¨ªsima ?le Saint-Louis ¡ªuna de las tres que afloran en el Sena y uno de los principales reclamos tur¨ªsticos de la ciudad¡ª la pol¨¦mica se multiplic¨®. Tambi¨¦n lo hizo la demanda de fotograf¨ªas por parte de legiones de visitantes que lo consideraban muy divertido.
La imagen es curiosa: un hombre orina al aire libre mientras surca las aguas del r¨ªo un bateau mouche lleno de turistas que dicen: ¡°?Oh, Par¨ªs!¡±. Me acerco hasta el lugar de los hechos. El urinario es muy reconocible. El dise?o no est¨¢ mal: un peque?o rect¨¢ngulo o maceta de color rojo bajo una se?al en la que se lee ¡°Uritrottoirs¡±, uri (de orina) y trottoir (acera). Sobre el urinario, un parterre lleno de plantitas. O sea, que mientras se micciona se ve c¨®mo crecen las plantas gracias a ello. Y es que la orina, en contacto con la paja, la madera y el serr¨ªn que hay en el interior, se transforma en abono. Estos uritrottoirs se inventaron en Nantes gracias a la empresa francesa Faltazi, y ciudades como Lausana y Se¨²l ya se han hecho con una copia. Contra lo que puede parecer, los aromas no abruman, pero, claro, el pissoir est¨¢ ?frente a un banco! donde dos se?ores cuestionan la soluci¨®n t¨¦cnica del objeto y alertan sobre la exposici¨®n. Normal.
Llego a casa y repaso una emisi¨®n de la cadena televisiva France 3 en la que Claude Lussac, coautor junto a Nathalie Marx del libro Pisser ¨¤ Paris, inventario para hallar los mejores lugares en los que llevar a cabo dicha necesidad gratis, celebra el experimento. Tras ¨¦l opina una se?ora inglesa (¡°esto en Inglaterra ser¨ªa imposible¡±), un joven italiano (¡°qu¨¦ guay, est¨¢is muy avanzados¡±), un espa?ol (¡°falta intimidad, ?no?¡±). Una televisi¨®n japonesa envi¨® a un equipo para filmar a un periodista en acci¨®n que opina que en su pa¨ªs algo as¨ª ser¨ªa considerado una obscenidad.
El profesor del m¨¢ster de ?Urbanismo en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas (Sciences Po) Julien Damon asegura en su revista digital ?clairs que este es un tema ?crucial en una sociedad, ¡°pues diferencia al hombre de la mujer, a los j¨®venes de los ancianos, a los ricos de los pobres, a los minusv¨¢lidos de los que no lo son y a los que tienen casa y los que no¡±. Nacidos en 1840 con el ideario higienista, en 1930 hab¨ªa 1.200 discretos vespasianos repartidos por la ciudad; despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial fueron desapareciendo, y hoy solo queda uno.
La alcald¨ªa de Par¨ªs, con Anne Hidalgo al frente, insiste en que este nuevo modelo de urinario es un elemento ecourbano m¨¢s que responde a una demanda de los paseantes, y que est¨¢n abiertos a cambiar el emplazamiento. Y ante la pregunta de ?s¨®lo para hombres?, descubro que hay quien dice que no, que son para hombres y para mujeres que porten un pisse-debout, el artilugio ¡°de moda¡± que permite a las mujeres orinar de pie. Al final de una emisi¨®n televisiva, una comerciante de la isla dice resignada: ¡°Tenemos otras atracciones m¨¢s interesantes que un urinario puesto por la alcald¨ªa¡±. El debate exige muchos puntos de ?vista. C¡¯est la France.
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