Six Senses Douro, latidos del mejor enoturismo
Antes que un restaurante con bodega, un gran testimonio de la cultura del vino
Llegu¨¦ al hotel Six Senses Douro Valley tras el rastro del joven cocinero portugu¨¦s Luis Borlido, de quien hab¨ªa recibido informes muy favorables, y descubr¨ª que oficia en un enclave privilegiado que exalta la cultura del vino. Una vieja casona del XIX, perfectamente renovada, situada entre vi?edos en el valle del Douro, r¨ªo arriba, a 100 kil¨®metros de Oporto. A la hora del almuerzo, mientras me dirig¨ªa al comedor Vale de Abra¨¤o del propio hotel, se sucedieron las sorpresas.
En el corredor Wine Library tropec¨¦ con una pizarra en la que se anunciaban catas de vinos especiales a precios variables. A la vista, en un lateral del pasillo, grandes cavas de cristal y habit¨¢culos de temperatura controlada repletos de botellas; encastrada en la pared una m¨¢quina Enomatic dispensadora de vinos por copas que un cliente acababa de activar con la llave/tarjeta de su habitaci¨®n, norma preceptiva; en otro rinc¨®n contiguo una tienda de vinos con detalle de los precios de expedici¨®n a cualquier pa¨ªs del mundo y, m¨¢s atr¨¢s, en un mueble anexo, libros antiguos de viticultura y enolog¨ªa. Al seguir avanzando aun descubr¨ª otra estancia donde varios aficionados participaban en una cata dirigida y, por si no fuera suficiente, cuando me acerqu¨¦ a los aseos me encontr¨¦ con jabones elaborados con aceite de oliva y vino de Oporto con distintos componentes arom¨¢ticos, lavanda, rosas y jengibre. Testimonios reiterados de la peculiar aproximaci¨®n de este enclave hotelero a la cultura del vino.
Reconozco que de entrada me desconcert¨® la carta del restaurante, escueta, repleta de sabrosas recetas tradicionales, nada creativas, justo lo contrario de lo que yo esperaba de Borlido. Platos tan sencillos como un pollo asado, paletilla de cordero en su jugo, arroz meloso de pescados y mariscos, y anchoas con pan tostado. ¡°Al mediod¨ªa elaboramos recetas caseras pensadas para gustar a la mayor¨ªa. Tampoco queremos que una comida con demasiados matices pueda distorsionar la bebida¡±, me coment¨® el director, Nick Yarnell.
Como era de esperar, me sorprendi¨® tambi¨¦n la lista de vinos, radical, centrada en la producci¨®n vitivin¨ªcola portuguesa, libre, no comprometida con ninguna bodega ni con regi¨®n alguna, ni siquiera con los prestigiosos oportos producidos en el valle donde el hotel se encuentra. Como cliente, pod¨ªa escoger a precios razonables entre un amplio listado de vinos org¨¢nicos, biodin¨¢micos y naturales por copas y botellas, procedentes del Douro, del Minho, de D¨¤o, Bairrada, Setubal/Lisboa y Alentejo. Una selecci¨®n cuidada con detalles de las uvas m¨¢s importantes (touriga franca, sousao, tinta barroca, tinta roriz, sixto, etc¨¦tera).
En general, una lista presidida por ese desenfado que con frecuencia echo de menos en el mundo vino. Algunos de los enunciados bajo los que se agrupaban las marcas no ten¨ªan desperdicio: Frescos y brillantes, que no alteran los semblantes; Arom¨¢ticos y ex¨®ticos, todo menos rob¨®ticos; Ricos y redondos, de complejidad abundante; De terru?os raros; Frutados y especiados, maderizados y concisos; Con historias para contar¡ Detr¨¢s de aquella selecci¨®n me encontr¨¦ con la joven sumiller h¨²ngara Aniko Kada, divertida y sensible, que me propuso marcas concretas para cada plato y cuya forma de describir los vinos termin¨® por impresionarme.
Horas m¨¢s tarde, la cena en el mismo hotel me abr¨ªa las puertas a la cocina verde de Luis Borlido, bastante m¨¢s creativa, ilustrada por platos ligeros en l¨ªnea con la idea de bienestar y de alimentaci¨®n saludable que defiende la casa como uno de sus objetivos. Recetas con hortalizas recolectadas en las huertas org¨¢nicas que salpican el entorno, cuyas instalaciones me propusieron recorrer reiteradas veces.
Lamentablemente, mi visita iba a ser breve y en las escasas horas que pas¨¦ en el valle apenas dispuse de tiempo para apuntarme a las actividades disponibles. No pude visitar ninguna de las numerosas quintas que rodean el hotel, en especial Quinta Erva Moira y Quinta do Castro; no realic¨¦ ninguna de las rutas de senderismo entre vi?edos que tambi¨¦n me brindaron, ni consegu¨ª apuntarme a los tratamientos exfoliantes con pulpas de uvas en el SPA que el hotel gestiona.
Sin embargo, particip¨¦ en una de las catas /clases divulgativas y gratuitas que todas las tardes imparten a los clientes alojados; visit¨¦ los vi?edos desde el Duero, con un apacible recorrido en barco y, antes de marcharme, disfrut¨¦ de la interesante cocina creativa de Luis Borlido que nos mostr¨® las recetas de las que es capaz y yo esperaba. Una degustaci¨®n que prepara para aquellos clientes que lo solicitan a precio convenido.
Justo antes de regresar me enter¨¦ de que el hotel ha sido galardonado en 2018 como El mejor entre vi?edos en los premios Travelers Choice Awards que la revista AFAR entrega todos los a?os. Nada de que extra?arse. Por mi parte, siguiendo el rastro de un cocinero acaba de tomar contacto con una muestra del mejor ejercicio de enoturismo. S¨ªgueme enTwitter: @JCCapel y en Instagram: jccapel
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