Najat El Hachmi y las hero¨ªnas cotidianas
La escritora usa su literatura como herramienta ante la tendencia de la sociedad de convertir a las mujeres migrantes en objetos de estudio
Relata con serenidad que es hija de inmigrantes en Catalu?a, rife?os para m¨¢s se?as. "?Qui¨¦n de los presentes sabe qu¨¦ es el Rif?", pregunta. Y no parece sorprenderle que tan solo una mano se alce. La escritora Najat el Hachmi (Beni Sidel, Marruecos,1979) es una de las participantes en el VI Congreso de Periodismo que la Fundaci¨®n Manuel Alc¨¢ntara organiz¨® en M¨¢laga el pasado 23 y 24 de septiembre, y que en esta ocasi¨®n se centr¨® en los fen¨®menos migratorios. En concreto, ella form¨® parte de la ¨²ltima mesa redonda de las jornadas, que lleva el nombre de?Diferentes formas de acercarse a las migraciones.
Y de acercarse ella sabe poco, es lo primero que aclara: "No tengo formas de acercarme a la inmigraci¨®n porque est¨¢ en el paisaje que me ha tocado vivir". El Hachmi, que ya cuenta con cinco libros publicados, hace lo mismo que cualquier escritor: echar mano de lo que tiene alrededor y de sus experiencias para contar una historia. "Las mujeres de mis novelas nacieron en el norte de Marruecos y con sus familias emigraron al interior de Catalu?a", describe. Esa ha sido, justamente, su vida: la de una ni?a marroqu¨ª que con ocho a?os se traslad¨® con su madre y hermanos a Vic, en la provincia de Barcelona, donde creci¨® y estudi¨® hasta licenciarse en Filolog¨ªa ¨¢rabe por la Universidad Aut¨®noma. Sus dos novelas m¨¢s recientes La hija extranjera y Madre de leche y miel van muy en la l¨ªnea de esa experiencia femenina de las migraciones a la que hace referencia en su charla.
Aunque los paisajes de los que saca material para escribir puedan parecer muy normales, El Hachmi encontr¨® en las letras un instrumento de resistencia ante la desinformaci¨®n y la ignorancia. "El problema es que hablo de una realidad que el lector habitual y mayoritario no conoce", razona, as¨ª que con su literatura intenta plantarse ante "la tendencia de los medios de comunicaci¨®n y de la sociedad en general" a convertir a las mujeres como las de sus novelas o a personas como ella misma en objetos de estudio, personas sobre las cu¨¢les siempre se pone el foco para tratar de entenderlas desde una mirada exterior. "Como podr¨¦is imaginar, eso no da una visi¨®n exacta de esa realidad", expone.
Otra de las funciones que ha acabado teniendo la escritura para Najat es resistirse a ser carne de titular. "Porque no hay figura m¨¢s presente en los titulares de la prensa que la mujer musulmana. Que sep¨¢is que a la mujer musulmana la hemos descubierto al venir aqu¨ª, en Marruecos no ten¨ªamos ni idea de qu¨¦ era, pero gracias a la obsesi¨®n de la cuesti¨®n religiosa de la sociedad que nos acoge hemos acabado por ser mujeres musulmanas", dice con cierta jocosidad que hace sonreir a los presentes. Aunque su mensaje y su activismo no tienen nada de broma.
Un ejemplo de esa construcci¨®n de la mujer musulmana, de lo que se supone que son para la sociedad, reside en ella misma y una peque?a experiencia que vivi¨® de peque?a: cuando apareci¨® por primera vez en un medio de comunicaci¨®n, un diario local de Vic que informaba de la apertura del primer oratorio de la ciudad. "Yo sal¨ªa haciendo de ni?a musulmana, aprendiendo el Cor¨¢n", cuenta con sorna. "Ese era el punto donde los medios estaban focalizando".
En Marruecos no ten¨ªamos ni idea de qu¨¦ era la mujer musulmana, la hemos descubierto al venir aqu¨ª gracias a la obesi¨®n de la sociedad
El Hachmi se queja de que las personas migrantes siempre est¨¢n en el momento de la llegada a ojos del resto del mundo. Siempre en el punto de partida. "Ah¨ª se construye una foto fija en la que una y otra vez estamos llegando, no podemos salir nunca de esa construcci¨®n en la que no hay m¨¢s vida. Ni antes ni despu¨¦s de la llegada", critica. "Escribir desde ah¨ª significa luchar contra ese estereotipo".
Para esta mujer, espa?ola por papeles desde hace mucho tiempo y acostumbrada a la lengua catalana para escribir sus libros, la literatura es un medio eficaz de intentar romper esos prejuicios porque la escritura de una novela le permite ir m¨¢s all¨¢ de lo t¨ªpico: "la llegada, la diatriba de llevar o no pa?uelo y otras cuestiones que habitualmente aparecen de forma puntualmente pol¨¦mica y que encienden a todo el mundo y luego nadie se acuerda", enumera.
Muy al contrario, con sus libros puede mostrar lo que les pasa a las personas antes de irse, cuando se marchan, despu¨¦s de llegar¡ En definitiva, de las consecuencias de un proceso que es muy importante, pero tambi¨¦n de las que conlleva la vida misma y de c¨®mo evoluciona cada persona. Siempre con la intenci¨®n de intentar reflejar la diversidad que hay detr¨¢s de la palabra inmigraci¨®n. "Que por ser migrante no eres de un modo determinado", resuelve. "Una de las tareas m¨¢s arduas cuando tengo que contar de qu¨¦ van mis novelas es tener que hacer mucha pedagog¨ªa. Y esta no la hago en los libros porque no quiero autoexotizarme ni dar una mirada antropol¨®gica. El problema es que al no conocer ese contexto, hay que estar derribando barreras continuamente en cosas muy b¨¢sicas".
Asuntos tan, tan b¨¢sicos como saber qu¨¦ es el Rif, la regi¨®n del norte marroqu¨ª donde naci¨®, donde se habla el tarifit, que fue protectorado espa?ol hasta 1956 y que ha sido muy castigado en las ¨²ltimas d¨¦cadas por la escasez de recursos humanos y materiales, entre otras cuestiones. "Pero ni siquiera hay ese conocimiento hist¨®rico del propio pa¨ªs", critica por esa ¨²nica mano levantada al preguntar por su tierra. "Creo que una de las cosas que permite la novela es poder ver esa diversidad de or¨ªgenes, de formas de digerir o de experimentar el propio proceso migratorio".
En Madre de leche y miel y en La hija extranjera se presentas dos puntos de vista: los de la hija y la madre. La primera observa la sociedad de acogida de forma diferente a la de su madre, que ya llega al pa¨ªs siendo adulta y con esa idea de que la inmigraci¨®n es algo temporal. "Tiene como objetivo conseguir cierta supervivencia, pero no un cambio definitivo, mientras que la hija tiene m¨¢s conciencia de la discriminaci¨®n, del racismo, de los mecanismos de exclusi¨®n con los que se va encontrando... Y la madre no porque a ella le parece muy normal que cierta exclusi¨®n exista porque ellas son las invitadas en esas tierras, van a pasar un tiempo y ya est¨¢".
Esa diversidad de opiniones y de entender las cosas en una misma generaci¨®n incluso es lo que El Hachmi denuncia que no se ve en los medios, y es lo que considera m¨¢s importante a¨²n: no se trata de explicar los hechos, si no c¨®mo son vividos. "Lo peor es esa imagen estereotipada en la que el inmigrante viene vac¨ªo, no tiene contenido, pero nosotros ya sabemos que somos personas normales, el problema lo tiene el otro. Tenemos el problema de contar lo evidente".
Aunque el activismo a veces agote, El Hachmi se muestra decidida a seguir trabajando por la visibilidad de mujeres como ella por lo que son. "Aparecer en los medios sin ser v¨ªctima de nada es muy dif¨ªcil. Tienes que presentarte como v¨ªctima de racismo o de machismo. Pero yo me niego a ser v¨ªctima, quiero extender lo que hago", clama.
De momento, en este blog no nos quedamos con la Najat El Hachmi que con ocho a?os lleg¨® a Vic, sino con Najat El Hachmi la escritora de novelas deliciosas y delicadas, sensibles y combativas. Con la mujer de la que aprender un potos¨ª al leerla y al escucharla. Reflexiva, tranquila, pero de opiniones claras y voz alta. Madre, hija, fil¨®loga, catalana y marroqu¨ª, escritora, instagramera y excelente compa?era de tertulias de sobremesa. Esa es la Najat que se descubre tras un congreso de periodismo como este de la Fundaci¨®n Manuel Alc¨¢ntara. Una mujer cuyas palabras calan lo suficiente como para que, al t¨¦rmino del debate, un asistente se le acerque y susurre que no desespere, porque s¨ª que hay mucha gente que conoce el Rif. "Ser¨¢ que les daba verg¨¹enza levantar la mano".
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