De qui¨¦n cobramos
Los pa¨ªses democr¨¢ticos tienen que decidir si lo importante es cobrar, venga de donde venga el sueldo. Aunque lo propio de esta ¨¦poca es contradecirse sin parar
EL ASESINATO del periodista Jamal ?Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul ha desencadenado cuestiones de inter¨¦s, a saber: para qui¨¦n se trabaja, qui¨¦n le paga a uno su salario, qu¨¦ uso hace ese empleador de nuestro esfuerzo. La mayor¨ªa de las personas no se preguntan por lo general nada de eso. Bastante tienen con no saberse en el paro y cobrar a fin de mes (o excepcionalmente, si por ejemplo se trata de premios o de encargos ocasionales). Su sentido de la ¡°¨¦tica¡± ¡ªpor llamarlo de alguna forma¡ª no va m¨¢s all¨¢ de cumplir sus tareas o de esmerarse en su desempe?o. Su exigencia no va m¨¢s all¨¢ de recibir lo pactado con justicia y puntualidad, y de no ser enga?ados ni explotados. De ah¨ª que los trabajadores de Navantia, ante los amagos del Gobierno de suspender la venta de armas a la propia Arabia Saudita hace unos meses, por su bombardeo de un autob¨²s con escolares en Yemen, montaran en c¨®lera incendiaria con s¨®lo o¨ªr de esa posibilidad: lo esperable era que el pa¨ªs ¡°castigado¡± tomara sus represalias y cancelara el encargo de cinco corbetas ¡ªbuques de guerra, dicho sea de paso¡ª a esos astilleros gaditanos, con la consiguiente p¨¦rdida de ingresos y empleos. Llam¨® la atenci¨®n entonces la reacci¨®n (no fue la ¨²nica) del podemita alcalde de C¨¢diz, quien dej¨® claro que lo que a ¨¦l le importaba era el sustento de sus conciudadanos, y que le tra¨ªa sin cuidado lo que hubiera hecho el r¨¦gimen de Riad a millares de kil¨®metros. Ahora, tras el asesinato de Khashoggi, la actitud de nuestro Gobierno ha dado un giro y se ha alineado con el alcalde llamado Kichi (creo, es dif¨ªcil recordar los apelativos pijos), y se ha visto secundado por el PP y alg¨²n partido m¨¢s. El de Kichi, en cambio, para completar las contradicciones, aboga por suspender los tratos comerciales con Riad, o al menos la venta de armas. En esta l¨ªnea est¨¢ tambi¨¦n Alemania, mientras que Francia considera tales medidas ¡°demag¨®gicas¡±. Los Estados Unidos del sacaperras Trump ni se plantean el dilema.
No ser¨¦ yo quien critique a unos ni a otros. Ya se ha dicho muchas veces que la dignidad, los principios, la moral y la integridad son virtudes que los modestos y los pobres apenas se pueden permitir. Cuando est¨¢ en juego ponerles un plato a los churumbeles, la mayor¨ªa se traga todo eso y aguanta lo que le echen. Ahora bien, lo interesante es esto: si lo prioritario son los puestos de trabajo y el bienestar de la poblaci¨®n (o por lo menos que no muera de inanici¨®n), no veo por qu¨¦ no se admite que el negocio del narcotr¨¢fico tambi¨¦n da a mucha gente de comer. Hace poco vimos c¨®mo individuos ¡°normales¡± se enfrentaban a la polic¨ªa y proteg¨ªan a narcos en Algeciras o en La L¨ªnea de la Concepci¨®n, porque la aprehensi¨®n de un alijo de droga les supon¨ªa un considerable rev¨¦s econ¨®mico (lo mismo sucedi¨® en Galicia, en Colombia y en otros lugares). Y quien habla de narcotr¨¢fico lo hace asimismo de prostituci¨®n, que da dinero a raudales, y no s¨®lo a los due?os de los prost¨ªbulos, sino a ciudadanos ¡°normales¡±. En Madrid y en Barcelona, los manteros son mimados por las respectivas alcaldesas, las cuales no pueden ser tan pardillas como para no saber que detr¨¢s de los inmigrantes que ofrecen en plena v¨ªa sus mercanc¨ªas falsificadas, y con ello se sacan unos euros para subsistir, est¨¢n unas mafias que se dedican a muchos otros negocios, m¨¢s crueles y da?inos que la venta callejera (armas y trata incluidas). Es decir, Carmena y Colau, a sabiendas (insisto: no lo pueden ignorar), est¨¢n facilit¨¢ndoles a esas mafias sus actividades, y encima con la conciencia satisfecha. En la idea de ayudar a los pobres inmigrantes, las enriquecen, y por tanto contribuyen a financiar sus cr¨ªmenes y a propiciar su expansi¨®n.
Son s¨®lo unos ejemplos. Yo suelo mirar, en la medida de lo posible, de d¨®nde procede el dinero que se me paga. Quiz¨¢ se recuerde que ni siquiera acepto emolumentos del Estado espa?ol, en forma de premios, invitaciones o lo que se tercie. Pero yo no tengo churumbeles (no directos) que alimentar, as¨ª que me permito eso, mal que bien. Comprendo que la gente no est¨¦ mirando c¨®mo se ha conseguido el dinero que se le paga, de d¨®nde viene, por qu¨¦ manos ha pasado antes, si nuestro pagador es intachable o no. En Espa?a hay periodistas y columnistas que al parecer cobran directamente del Kremlin, y los fundadores del ahora purista Podemos recibieron remuneraciones de Venezuela y de Ir¨¢n, todos pa¨ªses poco menos dictatoriales que Arabia Saudita, y que de hecho tienen tambi¨¦n por costumbre deshacerse de periodistas o rivales molestos para sus reg¨ªmenes, a veces con tanta alevos¨ªa y violencia como la empleada contra Khashoggi en el consulado de Estambul. El propio Erdogan, Presidente de Turqu¨ªa hoy indignado, tiene a m¨¢s de cien reporteros encarcelados o exiliados a la fuerza. Nadie se plantea en serio dejar de hacer negocios con ¨¦l, ni con Putin y otros de su jaez. Los pa¨ªses a¨²n democr¨¢ticos tienen que decidir si lo importante es cobrar, venga de donde venga el sueldo. Y si es as¨ª, quiz¨¢ no deban perseguir con tanto ah¨ªnco a los narcos, a las mafias y a las redes de prostituci¨®n. Claro que lo propio de nuestra ¨¦poca es contradecirse sin parar, y ni siquiera percatarse de sus flagrantes contradicciones.?
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