El momento polarizador
Todos los actores pol¨ªticos se van contagiando de esta epidemia cuyo peor efecto es la ruptura de los consensos b¨¢sicos
Hace un tiempo, Chantal Mouffe defini¨® el presente en estas p¨¢ginas como un ¡°momento populista¡±, dada la frontera entre los de abajo y los de arriba reabierta por la crisis y la pol¨ªtica de austeridad. Pero hoy deber¨ªamos hablar mejor de momento polarizador, dado que esta t¨¦cnica de confrontaci¨®n irrestricta ha revelado ser un arma de seguro ¨¦xito electoral, y ello tanto para ultraderechistas a lo Trump como para centristas a lo Macron. Hoy en d¨ªa, quien no polariza contra alg¨²n enemigo al que odiar corre el riesgo de ser derrotado. Y por eso todos los actores pol¨ªticos se van contagiando de esta epidemia polarizadora, cuyo peor efecto es la ruptura de los consensos b¨¢sicos, incluidos los legales, ¨¦ticos y sem¨¢nticos.
En Espa?a lo sabemos bien, pues a pesar de todos sus delitos, errores y falsedades, el soberanismo catal¨¢n sigue siendo electoralmente invencible gracias a su extrema polarizaci¨®n antiespa?ola. Una polarizaci¨®n a la que no se enfrentaban los partidos espa?oles por temor a realimentarla siendo acusados de catalanofobia. Pero ese tab¨² autocensor ya ha terminado, pues ahora los dos l¨ªderes del centroderecha han optado por competir en capacidad de polarizaci¨®n. Y el disparo de salida ha sido la agresi¨®n verbal de Casado, acusando al jefe de Gobierno de ser ¡°part¨ªcipe y responsable del golpe de Estado que se est¨¢ perpetrando¡± (algo literalmente falso, pues cuando se produjo el golpe de Estado auton¨®mico, hace un a?o largo, S¨¢nchez se opuso suscribiendo el 155). Lo que ha sido inmediatamente replicado por su rival Rivera elevando su propia apuesta polarizadora.
Ahora bien, en materia de polarizaci¨®n, no ofende quien quiere sino quien puede, pues insultar con sa?a es tan dif¨ªcil como contar chistes con gracia. Para polarizar no basta con recitar un repertorio aznarista de frases gruesas, sino que adem¨¢s hace falta la catadura moral de un Aznar. Y all¨ª Casado no da la talla, pues con su aspecto de pijo m¨¢s bonito que un sanlu¨ªs, por mucho que insulte y ofenda no logra traslucir verdadera ferocidad. Su software verbal est¨¢ muy bien aprendido y pronunciado, pero le falta el hardware corporal necesario. Y para polarizar con eficacia, si se me disculpa la expresi¨®n, hay que ser un borde con mala leche: como Trump, como Salvini, como Bolsonaro. O como Pablo Iglesias, que es el ¨²nico ep¨ªgono de Aznar que tiene madera de polarizador. Aunque Ribera tampoco es manco, por lo que acabar¨¢ por tragarse a Casado de dos bocados.
Entre tanto, al estar emparedado entre dos polarizaciones opuestas (secesionista y espa?olista), S¨¢nchez tratar¨¢ de actuar en plan despolarizador, intentando distender el ambiente para alcanzar aquellos compromisos que ayuden a recomponer los consensos necesarios. Es dif¨ªcil que pueda lograrlo. Entre otras razones, porque su propia carrera se inici¨® polarizando, cuando tach¨® a Rajoy de indecente y le opuso su no es no. Lo mismo que le har¨¢n a ¨¦l.
Hoy en d¨ªa, quien no polariza contra alg¨²n enemigo al que odiar corre el riesgo de ser derrotado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.