M¨¢s chantaje
La extorsi¨®n contra el Estado contin¨²a, esta vez contra Cospedal
La ex secretaria general del PP y exministra de Defensa, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, se ha visto forzada a dimitir del comit¨¦ ejecutivo de su partido despu¨¦s de haberse difundido conversaciones privadas con el comisario encarcelado Jos¨¦ Manuel Villarejo. Su salida de la pol¨ªtica, que es relativa ya que por ahora se queda con su esca?o como diputada nacional, deja la duda de si puede seguir expuesta a futuras revelaciones del comisario, que ha urdido una trama de chantaje y contin¨²a intentando poner en entredicho las instituciones del Estado.
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En este caso Villarejo no aparece solo como un extorsionador que ha grabado a todos los interlocutores posibles para utilizar luego las cintas contra ellos, sino que adem¨¢s podr¨ªa estar reconociendo haber cometido delitos especialmente graves para un funcionario p¨²blico y agente de la ley, como obstrucci¨®n a la justicia y revelaci¨®n de secretos. El presunto delincuente vuelve a ser el comisario, aunque Cospedal nunca deber¨ªa haber utilizado esa informaci¨®n para obtener poder dentro de su partido o para perjudicar a rivales pol¨ªticos. Sorprende que la interesada considere en su propio comunicado que lo que aparece en las cintas formaba parte de sus ¡°obligaciones como secretaria general¡±, cuando su obligaci¨®n habr¨ªa sido denunciar al chantajista en cuanto le comunic¨® sus argucias o, incluso mejor, evitar desde el principio reunirse con ¨¦l con una investigaci¨®n judicial en marcha.
Toda la trama de chantaje de Villarejo, basada en la violaci¨®n de la intimidad de las conversaciones, est¨¢ destinada a tratar de anular una persecuci¨®n penal por la llamada Operaci¨®n T¨¢ndem, por la que lleva un a?o encarcelado. Con sus maniobras, Villarejo busca una impunidad que, afortunadamente, el Estado de derecho impide. Sin embargo, parte de la repercusi¨®n que ha logrado el comisario se debe a que su chantaje y sus ilegalidades se han convertido en un arma arrojadiza entre los diferentes partidos, olvidando que lo que ahora perjudica a unos podr¨¢ ser letal para otros en el futuro pr¨®ximo, seg¨²n vayan apareciendo nuevas cintas. La relevancia que est¨¢ logrando el comisario se debe m¨¢s a la utilizaci¨®n pol¨ªtica de sus extorsiones que a la enjundia de las propias revelaciones en s¨ª.
En cualquier caso, si Cospedal reconoce que es mala su presencia en los ¨®rganos de direcci¨®n de su propio partido, seg¨²n afirma en su carta de renuncia, m¨¢s debe ser que permanezca en una instituci¨®n como el Congreso de los Diputados. Anunciar su salida cuando la presi¨®n interna y externa comenzaba a ser insoportable y enturbiaba los esfuerzos de su formaci¨®n para distanciarse de la corrupci¨®n revela una cultura pol¨ªtica en la que las dimisiones llegan muchas veces cuando el da?o institucional ya est¨¢ hecho. Tampoco le deja en buen lugar la sospecha de que Cospedal podr¨ªa permanecer en su esca?o para mantener su aforamiento.
Con todo, la exministra no deber¨ªa ser el centro de este nuevo episodio, sino el intento de dejar al sistema institucional espa?ol a merced de las maniobras de un representante de las cloacas y de un presunto delincuente en prisi¨®n provisional. Y, dado que ha logrado de nuevo encontrarse en el centro de la pol¨ªtica nacional, todo indica que no detendr¨¢ su goteo extorsionador.
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