O con S¨¢nchez o con el presidente
S¨¢nchez va a tener que aceptar antes o despu¨¦s sus contradicciones, y asumir que es imposible defender la coherencia de su discurso en la oposici¨®n y en la presidencia
Pablo Casado ha preguntado en la sesi¨®n de control por los presupuestos, aunque los presupuestos parec¨ªan ser solo la coartada para hacer la humorada de cuestionarse si al final se impondr¨ªa el criterio de Pedro S¨¢nchez o el criterio del presidente. La doctrina c¨®mica establecida por la vicepresidenta para disociar a Pedro S¨¢nchez y al presidente del Gobierno ya ha empezado a nutrir memes m¨¢s o menos c¨¢usticos en las redes sociales. Y en pol¨ªtica hay algo m¨¢s peligroso que un buen argumento: una buena caricatura.
La idea de que Pedro S¨¢nchez solo est¨¢ comprometido por lo que haya dicho tras la moci¨®n puede ser rid¨ªcula ¡ªde hecho, es rid¨ªcula¡ª , pero no resulta extraordinaria. En definitiva, es una versi¨®n de aquello que dec¨ªa Chirac: ¡°las promesas electorales solo comprometen a quien se las cree¡±. Calvo, a su modo, ha venido a consagrar esa idea. El problema para S¨¢nchez, en todo caso, es que ¨¦l ha defendido la dicotom¨ªa ¡®o presupuestos o elecciones¡¯ no solo antes de ser presidente, sino tambi¨¦n despu¨¦s. Tal vez por ello ha preferido hoy insistir en que llevar¨¢ las cuentas al Congreso, aunque en su entorno se d¨¦ por asumido que no podr¨¢ sumar mayor¨ªa y en ese caso desistir¨¢ para no exponerse a sufrir un revolc¨®n. Es ya evidente que el presidente S¨¢nchez no va a dudar en gobernar por decreto, aunque el Candidato S¨¢nchez sosten¨ªa que no se puede gobernar por decreto "menospreciando al parlamento" y promet¨ªa "limitar el uso del decreto ley". Eso era antes de la moci¨®n, claro.
La caricatura de las dos caras de S¨¢nchez no es nueva. Sus cambios de criterio ya han acumulado demasiada literatura como para mantener la credibilidad intacta: desde el pacto entusiasta con Ciudadanos a confesar que su pareja natural era Podemos; de ejercer el noesno¨ªsmo con Rajoy a pasarse al siess¨ª con el 155 de Rajoy; de ver ¡°clar¨ªsimo¡± un delito de rebeli¨®n en Catalu?a a no verlo... Esta misma semana, desde C¡¯s le han afeado que en antes de llegar al poder defendiera su ¡°compromiso¡± de hacer ¡°un Consejo General del Poder Judicial verdaderamente independiente del Gobierno" para "regenerar la vida democr¨¢tica¡±, y ahora haya pasteleado un acuerdo para sacar el CGPJ a dos manos con PP y Podemos. Otra vez las dos caras de S¨¢nchez hasta la caricatura.
Lincoln ironiz¨® alguna vez sobre el dilema insuperable del pol¨ªtico que trata de salvar no ya una de sus caras, sino ¡°salvar sus dos caras a la vez¡±. S¨¢nchez va a tener que aceptar antes o despu¨¦s sus contradicciones, y asumir que es imposible defender la coherencia de su discurso en la oposici¨®n y en la presidencia. La debilidad parlamentaria obliga a modificar el discurso, sin duda; pero va a necesitar un relato solvente de sus objetivos, desde el proc¨¦s a la fiscalidad. La imagen de tener dos caras deteriora su credibilidad. Y en su caso no puede defenderse como Francisco Bergam¨ªn, el pol¨ªtico maurista de aspecto muy poco agraciado, al que un rival le reproch¨® tener dos caras: ¡°Si tuviera dos caras. ?Cree que estar¨ªa usando ¨¦sta?¡±.
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