Fil¨®sofos
Hay quien dice que la filosof¨ªa ense?a a pensar, como si los que no la han estudiado no pensaran o pensaran mal
Todos, desde el conjunto de los parlamentarios hasta la gente de la calle, han celebrado que la filosof¨ªa vuelva al bachillerato. Para que luego digan que esa venerable tradici¨®n no cuenta con simpat¨ªas en el acelerado mundo de hoy¡ Eso s¨ª, los motivos de este afecto dejan algo perplejo. Unos dicen que la filosof¨ªa ense?a a pensar, como si los que no la han estudiado no pensaran o pensaran mal. Pero resulta que todos pensamos, fil¨®sofos o no, porque no nos queda m¨¢s remedio: somos animales racionales, fue un fil¨®sofo quien lo dijo¡ El carpintero piensa bien para fabricar una mesa correcta, el payaso para hacer re¨ªr, el asesino para matar como es debido¡ En su tarea, la filosof¨ªa les es poco ¨²til, porque no ense?a a pensar lo que hacemos sino lo que somos y c¨®mo entenderlo, aunque sea irremediable. Compuesta de preguntas y de respuestas tentativas que las empeoran, es muy distinta al libro de autoayuda. Y los que afirman que sirve para criticar al poder deben hac¨¦rselo mirar, como decimos en Catalu?a: ser¨¢, en todo caso, para definirlo y recomendarlo. ?La filosof¨ªa, manual del guerrillero? ?No te r¨ªas, Plat¨®n!
Apuntemos un peligro, que no la hace da?ina sino mas interesante. A diferencia de la ciencia, que se sustenta en pruebas, la filosof¨ªa funciona con argumentos, nunca definitivos. Persuadir, no demostrar. Y tiende a la genialidad en el mejor de los casos, pero al delirio en los peores. Jean-Fran?ois Braunstein ha escrito sobre esto en La filosof¨ªa se ha vuelto loca (ed. Grasset), analizando delirios sobre el g¨¦nero, el animalismo y la eutanasia. Los amigos de la filosof¨ªa deben leerlo y procurar que no lo lean los legisladores poco imaginativos, por si nos dejan otra vez sin ella¡ Hay amores que matan cuanto ignoran.
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