Ahora, Andaluc¨ªa

Una de las mayores distorsiones de la campa?a electoral andaluza es que parte de los partidos que se presentaron hablaron poco de los graves problemas a los que se enfrenta la comunidad aut¨®noma m¨¢s poblada de Espa?a y sacaron toda la artiller¨ªa con el objetivo de debilitar al Gobierno de la naci¨®n. Con los esca?os ya distribuidos en un Parlamento todav¨ªa m¨¢s fragmentado que el anterior y sin mayor¨ªas rotundas, ahora se trata de negociar acuerdos s¨®lidos que respondan a las urgencias de una poblaci¨®n afectada todav¨ªa por los efectos de la profunda crisis econ¨®mica.

Susana D¨ªaz, la socialista que representa al partido con m¨¢s votos, ha anunciado que se pondr¨¢ en contacto con el resto de fuerzas para procurar un acuerdo de investidura. No lo va a tener sencillo, dada su debilidad y las posiciones que han avanzado sus adversarios, pero le corresponde a ella en primer lugar tomar la iniciativa. Si no prosperara, al menos los primeros contactos ya se habr¨ªan establecido y tambi¨¦n un cierto marco y la definici¨®n de lo que importa hacer: pol¨ªticas de empleo y de crecimiento, intervenci¨®n decidida en los sectores m¨¢s da?ados por los recortes, atenci¨®n a las zonas rurales abandonadas, protecci¨®n de los que se han quedado por el camino, etc¨¦tera; un plan que garantice la gobernabilidad de Andaluc¨ªa en los pr¨®ximos cuatro a?os para el bienestar de sus ciudadanos.

Son esas las pol¨ªticas que la regi¨®n necesita, y nada va a procurarle al futuro inquilino del palacio de San Telmo poner el foco en otros lugares. Lo peculiar del fuerte apoyo cosechado por Vox, el partido de ultraderecha que ha obtenido 12 diputados y que parece constituirse en uno de los polos de dicha gobernabilidad, es que en su programa no da ninguna pista, sino solo recetas ideol¨®gicas radicales, sobre las medidas que propone para tratar las necesidades de Andaluc¨ªa. No se ha de estigmatizar a sus votantes, pues el voto de cada uno es fruto de m¨²ltiples variables. El problema es de sus l¨ªderes, que han hecho propuestas a sus electores que no tienen traducci¨®n concreta en el marco del Parlamento andaluz. Dinamitar la Espa?a auton¨®mica, suspender el autogobierno de Catalu?a, negar la integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, eliminar el Senado y el Tribunal Constitucional, casi todo el programa de Vox apunta a un sistema autoritario y supone una marcha atr¨¢s en lo construido en los ¨²ltimos 40 a?os. Pero, adem¨¢s, ante los problemas de Andaluc¨ªa, no es m¨¢s que un brindis al sol. Su objetivo ha sido tocar fibras emocionales de ese sector de la poblaci¨®n que se siente humillado y sacrificado, pero ese argumentario ultra no servir¨ªa ni para gobernar un municipio.

Uno de los problemas de las democracias consolidadas ¡ªlo vemos cada d¨ªa¡ª es la falta de propuestas pol¨ªticas concretas para resolver los aut¨¦nticos problemas de los ciudadanos. En un mundo polarizado, son los mensajes de trazo grueso los que m¨¢s inciden en unos votantes desconcertados y muchas veces fragilizados por su falta de perspectivas. Una cosa es la propaganda electoral, por muy deteriorada que est¨¦, y otra muy distinta gobernar. Vox querr¨ªa imponer una agenda maximalista que nada tiene que ver con el Gobierno de Andaluc¨ªa. Los partidos que pacten con ¨¦l quedar¨¢n involucrados en esa fraseolog¨ªa rancia de extrema derecha, de la que ser¨¢ muy dif¨ªcil desprenderse. En un Parlamento democr¨¢tico todas las coaliciones son leg¨ªtimas, pero no los programas sobre los que se articulan. Los partidos que claudiquen ante el programa de Vox estar¨¢n poniendo en riesgo su compromiso constitucional y democr¨¢tico.