?Qu¨¦ es la moda, Francisco?
Homosexualidad, moda y religi¨®n, est¨¢n m¨¢s ligadas de lo que reconocen
El papa Francisco vuelve a estar de moda precisamente por se?alar que la homosexualidad es una moda que influye en la vida de la Iglesia y que por eso debe impedirse su acceso. Est¨¢ escrito en un libro reci¨¦n publicado, La fuerza de una vocaci¨®n. En mi familia, fuerte y vocacionalmente vinculada a la moda y la homosexualidad, han puesto el grito en el cielo. Yo me lo he tomado con santa paciencia, entend¨ª que estas declaraciones provienen de entrevistas realizadas en el avi¨®n papal. Estaba en las nubes. En tierra es otra cosa, la aerofagia y el jet lag generaron malos humos y olor a homofobia. Pero antes de demonizar al Pont¨ªfice por hom¨®fobo habr¨ªa que intentar sentarse con ¨¦l y charlar un poco sobre moda.
?Qu¨¦ es la moda? Para muchos es una religi¨®n, una fe que procura seguir una biblia llamada estilo que viene acompa?ada de un cuerpo celestial formado por elegancia, glamour y chic. Al igual que a la Sagrada Familia, se les venera sin hacer muchas preguntas sobre su existencia. Se les acepta, igual que un dogma y, normalmente de forma poco cient¨ªfica, obran milagros y una persona con menos fortuna en otros campos, acierta y brilla en la moda gracias a saber reunir esos paradigmas y traducirlos en forma de vestido. Y esa ropa, igual que la religi¨®n, genera una seguridad que se hace fuerza y vocaci¨®n y, de un tiempo a esta parte, industria poderosa.
Hay spam y malos humos en todos lados. En Madrid con su boina marr¨®n de contaminaci¨®n. En Par¨ªs con las manifestaciones que obligaron al presidente Macron recortar su ley de impuestos al gasoil. Malos humos entre Susana D¨ªaz y Pedro S¨¢nchez, tras unas elecciones que dejaron muy mal ambiente. Malos humos tambi¨¦n entre Meghan Markle y Kate Middleton, ya huele a chamusquina entre las cu?adas. El ¨²nico buen aire de esta semana ha sido la noticia que la periodista Mar¨ªa Casado ser¨¢ presidenta de la Academia de la Televisi¨®n. Me alegro, como acad¨¦mico, como gay y porque su novia la felicit¨® en p¨²blico. En El Vaticano, Casado no podr¨ªa ser monja pero en Espa?a es la presidenta de la Academia.
Los malos humos le impiden ver al Pont¨ªfice que la homosexualidad lleva de moda tanto tiempo como el color negro para usar tanto en sotanas como en vestidos de c¨®ctel. Siempre he tenido la sospecha de que el Vaticano y la moda comparten armario. Esa sospecha la ratific¨® esta primavera una extraordinaria exposici¨®n en el Museo Metropolitano de Nueva York titulada Imaginer¨ªa en la religi¨®n cat¨®lica, a la que el Vaticano prest¨® varias piezas de su joyero, tan beato como millonario, para que todos entendi¨¦ramos divinamente que la mejor manera de ganar adeptos a una religi¨®n es llen¨¢ndola de joyas milagrosas y recargadas de valor material. Un modelo de propaganda similar al de las maravillosas drag queens, que se adornan parar atraer y gustar.
Homosexualidad, moda y religi¨®n est¨¢n m¨¢s ligadas de lo que quieran reconocer y otro eslab¨®n que las une es una boutique en Plaza Minerva en Roma. ?Madre de Dios!, es lo primero que exclamas ante el primoroso escaparate de Sartoria Gammareli . Casullas, mitras, bandas de tejidos dorados, bordados con encajes delicados. Sotanas de un rojo similar al de una naranja siciliana, delicadamente adornadas por bordecitos dorados y un tacto de cachemir suntuoso como stracciatella. Dentro trabajan unos j¨®venes con la misma ambig¨¹edad que la de David Bowie. Te miran de soslayo, como hacen todos los sastres, mientras hablan entre ellos con un lenguaje m¨ªstico y ultras¨®nico. Su aspecto te hace pensar que la ropa eclesi¨¢stica quiz¨¢s sea el origen de la tendencia de ¡°genero fluido¡± que Gucci abandera las ultimas temporadas.
Si el Papa insiste c¨ªnicamente en aislar al Vaticano de los gais, siempre nos quedara la boutique Gammareli. Mi marido y yo tuvimos m¨¢s que malos humos, fuego amigo, al insistir yo en comprarme unos calcetines largos o medias de obispo. Es la prenda fetiche y la m¨¢s ponible de esa maison. Todo el mundo que es alguien en la moda, desde Marichalar hasta Karl Lagerfeld, las coleccionan. Finalmente, consegu¨ª adquirir dos pares, unas en rojo eclesi¨¢stico y otras p¨²rpura obispo. Creo que estas navidades le voy a regalar un par al papa Francisco, con una nota: ¡°Mi amor: la homosexualidad estar¨¢ siempre de moda, igual que estos calcetines de Gammonetti, love Boris¡±.
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