Si hay vacunas y protocolo ?por qu¨¦ este brote de ¨¦bola est¨¢ siendo el m¨¢s mortal?
Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo est¨¢ viviendo la peor epidemia de esta enfermedad en la historia del pa¨ªs: m¨¢s de cinco meses, 500 casos y 290 muertes. Estas son las causas
La Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) est¨¢ atravesando su d¨¦cimo brote de ¨¦bola desde que se descubri¨® el virus en 1976. Uno podr¨ªa pensar, pues, que el pa¨ªs ya est¨¢ acostumbrado y que pronto se resolver¨¢ la epidemia, como ha sucedido con las nueve precedentes. Sin embargo, este brote, que se declar¨® en agosto de 2018 pero que seguramente se inici¨® un par de meses antes, ha resultado ser muy diferente a los anteriores. Diferente para bien, pero tambi¨¦n, y sobre todo, para mal. De momento hay 500 casos registrados y 290 muertes.
El aspecto positivo es que, tras el brote de ¨¦bola en el oeste de ?frica que se cobr¨® 11.000 muertes, la respuesta de la comunidad internacional ha sido mejor y m¨¢s r¨¢pida. Se han aplicado algunas lecciones aprendidas, como la de acelerar la investigaci¨®n y el desarrollo de posibles tratamientos, trabajar con los l¨ªderes comunitarios para sensibilizar a la poblaci¨®n y garantizar entierros seguros, respetando dentro de lo posible las tradiciones locales. Otro aspecto alentador es que, por primera vez y gracias a la colaboraci¨®n de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), que ha abierto centros de tratamiento en Beni, Butembo y Tchomia, se est¨¢n probando de manera m¨¢s rigurosa algunas terapias experimentales (tres a base de anticuerpos contra el virus y un antiviral). A pesar de las complicaciones log¨ªsticas y ¨¦ticas de realizar ensayos cl¨ªnicos en un contexto como el de la RDC y con una enfermedad tan letal, es un proceso imprescindible para desarrollar tratamientos eficaces contra el virus.
Pero la gran diferencia cualitativa con respecto a cualquier brote precedente ha sido la utilizaci¨®n, a gran escala, de una vacuna que, aunque sigue siendo experimental, parece brindar una buena protecci¨®n frente al virus. Desde principios de agosto de este a?o se han vacunado a m¨¢s de 32.000 personas en las zonas afectadas (especialmente sanitarios, trabajadores en el terreno y contactos de casos probables o confirmados), gracias a un enorme esfuerzo coordinado de agencias internacionales, autoridades, y ONG. Es a¨²n temprano y dif¨ªcil evaluar el impacto de la inmunizaci¨®n en este brote, pero seguramente habr¨¢ salvado cientos (si no miles) de vidas.
A pesar de que la respuesta ha sido m¨¢s r¨¢pida, y que es la primera vez que se cuenta con una vacuna desde el inicio, la situaci¨®n actual es altamente preocupante. En primer lugar, porque se trata del primer brote de ¨¦bola en una zona de conflicto armado. Los casos se concentran en las regiones de Ituri y Kivu Norte, en el noreste del pa¨ªs, cerca del parque nacional Virunga y a pocos kil¨®metros de las fronteras con Uganda y Ruanda. La ciudad de Beni, uno de los epicentros de la epidemia, ha sufrido repetidos ataques por parte de los grupos rebeldes, y han surgido casos en zonas de no-acceso, como el poblado de Kalunguta, controladas completamente por los rebeldes Mai Mai.
¡°Ninguna otra epidemia en el mundo ha sido tan compleja como la que estamos viviendo actualmente¡±, dijo el ministro de Salud del pa¨ªs, Oly Ilunga, hace unas semanas. ¡°Nuestros equipos sufren ataques unas tres o cuatro veces a la semana¡±. Este hecho ha dificultado enormemente la respuesta (particularmente el seguimiento y vacunaci¨®n de los contactos de personas infectadas), poniendo en riesgo la vida de los que est¨¢n trabajando, de manera casi heroica, en el terreno. Siete cascos azules murieron hace apenas unos d¨ªas en la zona y dos miembros de la unidad de respuesta m¨¦dica de RDC perdieron la vida a finales de octubre. Los largos a?os de conflicto tambi¨¦n han generado una gran desconfianza en las autoridades por parte de las poblaciones, as¨ª como el desmoronamiento de los sistemas de salud y vigilancia, dos factores que han contribuido enormemente a la propagaci¨®n del virus.
Las familias llevan a las ni?as y ni?os enfermos a cl¨ªnicas de curanderos? donde las pr¨¢cticas de higiene son deficientes y el riesgo de infecci¨®n es elevado
Otra particularidad de esta epidemia, que no se hab¨ªa dado en previos brotes, es la alta proporci¨®n de poblaci¨®n infantil afectada. Seg¨²n expertos, esto podr¨ªa deberse al hecho de que las familias llevan a las ni?as y ni?os enfermos (frecuentemente de malaria) a cl¨ªnicas de curanderos tradicionales, donde las pr¨¢cticas de higiene son deficientes y el riesgo de infecci¨®n es elevado. Y aqu¨ª surge un dilema ¨¦tico a¨²n no resuelto: la vacuna no se administra a mujeres embarazadas ni a ni?os menores de un a?o (dos poblaciones particularmente vulnerables al virus del ¨¦bola), por principio de precauci¨®n.
Un aspecto muy preocupante del brote en curso es la cercan¨ªa con Uganda y el enorme flujo de personas que cada d¨ªa cruzan hacia dicho pa¨ªs escapando del conflicto. Se calcula que Uganda ha recibido a unos 280.000 refugiados de la RDC en lo que va de este a?o. De hecho, las autoridades del pa¨ªs llevan varias semanas prepar¨¢ndose ante una posible introducci¨®n del virus en el pa¨ªs a trav¨¦s de la instalaci¨®n de centros de tratamiento cerca de la frontera y la vacunaci¨®n preventiva de sanitarios trabajando en las zonas de mayor riesgo. A pesar de este sombr¨ªo panorama, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha decidido, por el momento, no declarar una emergencia de salud p¨²blica de preocupaci¨®n internacional ya que, por el momento, y por fortuna, el virus no ha cruzado fronteras.
Lo que est¨¢ claro es que la epidemia no est¨¢ bajo control, y dif¨ªcilmente lo estar¨¢ mientras las condiciones de inseguridad y la desconfianza por parte de las comunidades obstaculicen las actividades de prevenci¨®n y control. Prueba de ello es que en las ¨²ltimas semanas han surgido casos que no pertenecen a cadenas de transmisi¨®n conocidas.
Lo que tambi¨¦n es evidente es que, cuanto m¨¢s dure el brote, mayor el riesgo de propagaci¨®n a otras zonas y pa¨ªses. El clima de tensi¨®n preelectoral que se vive actualmente en la RDC ciertamente no es un buen presagio. Por ello, las autoridades locales y la comunidad internacional necesitan redoblar esfuerzos y recursos para acabar con las dos epidemias que azotan esta zona del pa¨ªs: la del ¨¦bola y la de la violencia. Esto implica dialogar con los grupos rebeldes, recuperar la confianza de las comunidades y reconstruir los sistemas de salud en un pa¨ªs que est¨¢ pagando el precio de tantos a?os de conflicto.
Luis Encinas acaba de regresar de RDC. Imparte un curso sobre ¨¦bola-colera en el M¨¢ster de Salud Global ISGlobal-UB y es formador de personal m¨¦dico en el terreno para MSF.
Adelaida Sarukhan es doctora en inmunolog¨ªa y redactora cient¨ªfica en ISGlobal, centro impulsado por la Fundaci¨®n Bancaria La Caixa.
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