Ingratitud
Los estadounidenses son m¨¢s peligrosos para ellos mismos que los yihadistas, norcoreanos, rusos, hut¨ªes, y todos aquellos que se api?an en el 'eje del mal'
El mundo debiera agradecer a Estados Unidos sus desvelos por la seguridad planetaria, pero no lo hace. No importa que su presupuesto militar ronde los 700.000 millones de d¨®lares, ni que venda m¨¢s armas que nadie para que vivamos en democracia y libertad, la humanidad debiera agradecerlo pero no lo hace. Pese a la incomprensi¨®n, el Pent¨¢gono seguir¨¢ aumentando su presupuesto para defender las causas justas en cumplimiento del mandato asignado por la providencia al pueblo estadounidense para que expanda sus valores del uno al otro conf¨ªn.
Vistos los terribles peligros que nos acechan, los benefactores no escatiman en gastos para protegernos: vendieron armamento por valor de 192.300 millones de d¨®lares durante el a?o fiscal 2018, frente a 170.000 millones del ejercicio anterior, un 13% m¨¢s, y los 146.000 millones de 2016. Est¨¢n muy contentos con la tendencia alcista de n¨²meros.
Buy American porque el peligro siempre est¨¢ en los otros, en gente que en muchos casos tendr¨ªa dificultad para se?alar en el mapa d¨®nde est¨¢ EE UU. A los dem¨¢s les toca pasar por el aro, y si no caben, que no molesten. Los gestores del poder han logrado convencer a un sector mayoritario de la sociedad americana de que sus m¨¢s de 700 bases militares en el globo terr¨¢queo no tienen otra finalidad que garantizar la seguridad de cada uno de ellos, su vida, sus propiedades, su derecho a la recreaci¨®n, su sistema.
Cuando a un estadounidense medio le hablan de sus tropas en el extranjero piensa en ¨¦l mismo, no en los intereses de las poderos¨ªsimas compa?¨ªas multinacionales que son, en realidad, las principales beneficiarias de semejante tinglado. Y lo m¨¢s portentoso es que cree que est¨¢ siendo defendido con tanques y aviones con la misma inquebrantable fe con la que otros creen que Dios hizo el mundo en siete d¨ªas o que beber Coca-Cola conduce a la felicidad.
Pero resulta que esa seguridad oculta una paradoja que la mayor¨ªa de esos ciudadanos ignora: los terroristas y enemigos matan muchos menos estadounidenses que los propios estadounidenses. Es decir, son m¨¢s peligrosos para ellos mismos que los yihadistas, norcoreanos, rusos, hut¨ªes, y todos aquellos que se api?an en el eje del mal. El 47% de los hogares de EE UU cuenta al menos con un arma, y cada a?o mueren 33.880 personas por disparos de armas de fuego de compatriotas, un promedio de 93 muertos al d¨ªa.
Los peligrosos son Vlad¨ªmir Putin y los chinos, a quienes tampoco importar¨ªa prosperar en el negocio de la coheter¨ªa. Poco importa que en cuesti¨®n de armas, fabricadas para matar gente y guerrear, EE UU ocupe un destacad¨ªsimo primer lugar desde hace muchos a?os. No importa, porque la mayor¨ªa traga sin masticar que esos arsenales y esas guerras lo son para defender nuestra libertad y nuestra democracia. Olvidan que matar para defender la libertad y la democracia no es defender la libertad y la democracia, es matar.
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