Entrenamos a monos lanudos para que vuelvan a ser salvajes otra vez
Era dif¨ªcil no ver monos lanudos en las selvas colombianas. Ahora est¨¢n en peligro de extinci¨®n
Los Andes colombianos sol¨ªan estar llenos de fauna, como la ¨²nica especie de oso de Sudam¨¦rica, el oso de anteojos, y el tapir andino, que solo vive en las altitudes m¨¢s elevadas del mundo. Y era imposible andar un kil¨®metro en la selva sin ver monos lanudos, unos primates grandes, ¨¢giles y carism¨¢ticos con unas colas largas y fuertes.
Ahora resulta dif¨ªcil ver a la especie. A lo largo de los ¨²ltimos 50 a?os, la p¨¦rdida de h¨¢bitat, la caza furtiva y el contrabando para adoptarlos como mascotas han diezmado las poblaciones de monos lanudos de Colombia. Los cient¨ªficos aseguran que los monos lanudos andinos corren el riesgo de extinguirse en el pr¨®ximo siglo. Y ya han desaparecido por completo en algunas partes de Colombia.
La recuperaci¨®n de las selvas colombianas
En agosto de 2017, soltamos a seis monos lanudos en cautividad en los bosques del sur de Huila, a unas 12 horas en coche de Bogot¨¢, la capital. Esta regi¨®n cubierta de junglas alberg¨® en otro tiempo muchos grupos de estos bellos primates. Ahora brillan por su ausencia.
Quer¨ªamos ver si unos animales nacidos en la naturaleza, capturados por traficantes y confiscados por las autoridades colombianas pod¨ªan aprender a vivir all¨ª otra vez. Es arriesgado liberar animales que han pasado tiempo en cautividad. A menudo carecen de los comportamientos necesarios para sobrevivir en la naturaleza, como la autodefensa y las estrategias de vinculaci¨®n emocional.
Seg¨²n un exhaustivo an¨¢lisis de los programas de reintroducci¨®n de fauna en todo el mundo, solo el 26% lo consigue. La mayor¨ªa fracasa estrepitosamente ¨C los animales mueren ¨C o no duran lo suficiente para permitir que se eval¨²e lo que les ocurre a los animales liberados.
Con objeto de desarrollar un plan de entrenamiento para fomentar los comportamientos naturales, primero pasamos m¨¢s de un a?o observando a docenas de monos lanudos en cautividad en zoos y en reservas de animales en toda Colombia.
Comprobamos que muchos de ellos se hab¨ªan vuelto unos trepadores comparativamente torpes, y que en vez de buscar comida tend¨ªan a esperar a que sus cuidadores los alimentasen. Tambi¨¦n hab¨ªan perdido agilidad para detectar a los depredadores y huir de ellos.
Esperanza para los monos lanudos
Despu¨¦s de un a?o analizando su comportamiento, elegimos a 11 candidatos para una posible reintroducci¨®n en la naturaleza bas¨¢ndonos en su viabilidad reproductiva, su fuerza, su salud y su desapego por los seres humanos.
Durante este proceso de rehabilitaci¨®n de seis meses, recurrimos a lo que denominamos ¡°enriquecimiento medioambiental¡± para inculcar habilidades de supervivencia a estos monos lanudos. Para reducir el tiempo que pasan tumbados en el suelo y animarlos a trepar, coloc¨¢bamos la comida de los monos en lo alto de unas plataformas de ¨¢rboles simulados. Tambi¨¦n foment¨¢bamos los v¨ªnculos emocionales poniendo juntas a parejas de monos lanudos en ¡°jaulas de socializaci¨®n¡±, lo que les animaba a cuidarse entre ellos y a relacionarse cara a cara.
Para estimular las reacciones ante los depredadores, reproduc¨ªamos sonidos que emiten depredadores como las ¨¢guilas y los jaguares, seguidos de los gritos de alarma de otros monos, para que los primates en cautividad aprendiesen a reconocerlos como una amenaza.
Despu¨¦s del periodo de entrenamiento, soltamos a los seis monos m¨¢s aptos en la reserva forestal de Huila, una zona con abundancia de alimentosa y protegida de los cazadores. Dos eran monos j¨®venes y cuatro eran adultos. Todos llevaban collares que permit¨ªan hacer un seguimiento de su ubicaci¨®n y registraban su comportamiento para que pudi¨¦semos analizar el proceso de adaptaci¨®n de los monos. Al principio, proporcion¨¢bamos un poco de comida a los primates reci¨¦n reintroducidos, pero despu¨¦s de cinco meses dej¨¢bamos de hacerlo por completo.
Optimismo prudente
Un a?o despu¨¦s de la liberaci¨®n de los seis monos, dos volvieron a ser capturados porque ten¨ªan dificultades para adaptarse, pasaban demasiado tiempo en el suelo del bosque y no quer¨ªan relacionarse con sus compa?eros de grupo.
Dos hab¨ªan desaparecido. Y dos murieron en unos meses, uno despu¨¦s de caerse de un ¨¢rbol y otro por causas misteriosas. Hay que admitir que los resultados dejan bastante que desear. Creemos que el problema podr¨ªa haber sido el lugar. La reserva natural de Huila tiene suficientes frutos para alimentar a los monos, pero hace bastante fr¨ªo. Con temperaturas bajas, el cuerpo consume mucha energ¨ªa para calentarse. Quiz¨¢s la capacidad de los primates para alimentarse por s¨ª mismos no estaba lo bastante desarrollada para consumir suficientes calor¨ªas. La cohesi¨®n de grupo tambi¨¦n era baja, lo que llevaba a algunos individuos a abandonarlo, cosa peligrosa en la selva.?
El esfuerzo ha merecido la pena
Nuestro proyecto muestra lo dif¨ªcil que es recuperar poblaciones de primates en peligro de extinci¨®n. Pero tenemos que seguir intent¨¢ndolo. M¨¢s de la mitad de las aproximadamente 30 especies de primates de Colombia est¨¢n en peligro de extinci¨®n, seg¨²n Diana Guzm¨¢n, presidenta de la Asociaci¨®n Colombiana de Primatolog¨ªa.
Su desaparici¨®n tendr¨ªa graves consecuencias para el medio ambiente. Se ha demostrado que los primates sudamericanos ingieren, digieren y dispersan cada d¨ªa unos 2 millones de semillas por milla cuadrada de h¨¢bitat, una labor ecol¨®gica importante para los bosques tropicales colombianos. Colombia no cuenta con suficientes reservas para animales ni zoos para albergar a los miles de primates que se recuperan de los traficantes cada a?o. Muchos de ellos son sacrificados, ¡°reintroducidos¡± en h¨¢bitats inadecuados o incluso devueltos al mercado negro. Los pocos afortunados que viven en cautividad padecen a menudo enfermedades cardiacas, obesidad, alteraciones del comportamiento y da?os psicol¨®gicos, que son trastornos relacionados con un estilo de vida sedentario y una alimentaci¨®n inadecuada.
Los programas para la reintroducci¨®n y rehabilitaci¨®n de primates amplios y de larga duraci¨®n como el nuestro ¨C que est¨¢ financiado por el Gobierno colombiano y por la organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Primate Conservation ¨C son caros. Gastamos unos 5.000 d¨®lares por cada mono reintroducido.
Pero la rehabilitaci¨®n y liberaci¨®n de animales capturados es mucho m¨¢s barata, y mucho m¨¢s apropiada desde el punto de vista ecol¨®gico, que mantenerlos entre rejas durante toda la vida. Y el nuestro es uno de los escasos programas de reintegraci¨®n de primates de este tipo en Latinoam¨¦rica.
La pr¨®xima generaci¨®n de monos lanudos
En noviembre de 2018, soltamos a nuestro segundo grupo de seis monos rehabilitados, entre los que hab¨ªa una hembra de mono que volvi¨® a la cautividad la ¨²ltima vez. En esta ocasi¨®n, elegimos la reserva natural Rey Zamuro, en la regi¨®n colombiana de Meta. All¨ª la selva tiene un clima m¨¢s c¨¢lido y probablemente m¨¢s reservas de alimentos, y tenemos esperanzas de que puedan establecerse all¨ª.
Hasta el momento, parece que al grupo de Meta le va bien, especialmente en lo que respecta a la vinculaci¨®n afectiva de grupo. Seguiremos vigil¨¢ndolos todo el a?o y aprendiendo de su experiencia para ayudar a las futuras generaciones de monos lanudos reintroducidos en la naturaleza.
M¨®nica Alejandra Ram¨ªrez es estudiante de doctorado en Ecolog¨ªa de Primates en la Universidad de los Andes
Manuel Lequerica Tamara es estudiante de doctorado en la Universidad de S¨ªdney
Pablo Stevenson es profesor asociado del Departamento de Ciencias Medioambientales de la Universidad de los Andes
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n:
M¨®nica Alejandra Ram¨ªrez recibe financiaci¨®n para este estudio de Colciencias, una entidad del Gobierno colombiano que financia investigaciones aplicadas fundamentales en Colombia, y de Primate Conservation, Inc.
Manuel Lequerica no trabaja para ninguna empresa u organizaci¨®n que pueda beneficiarse de este art¨ªculo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiaci¨®n. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte del cargo acad¨¦mico mencionado.
Pablo Stevenson recibe financiaci¨®n para este estudio de Colciencias, una entidad del Gobierno colombiano que financia investigaciones aplicadas fundamentales en Colombia, y de Primate Conservation, Inc.
Traducci¨®n de NewsClips
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