Las mujeres que hallaron al ser humano mirando a los ojos de otros simios
Dos documentales recuperan el legado de las primat¨®logas geniales Jane Goodall y Dian Fossey
Cuando el famoso antrop¨®logo Louis Leakey se propon¨ªa fichar a una mujer para que fuera a las monta?as centroafricanas a estudiar a los gorilas, advirti¨® a la candidata Dian Fossey de que tendr¨ªa que hacerse extirpar el ap¨¦ndice. Seis semanas despu¨¦s, Fossey recibi¨® una carta de Leakey: ¡°Realmente no hay ninguna necesidad urgente de que le quiten su ap¨¦ndice. ?Es solo mi manera de evaluar la determinaci¨®n de los solicitantes!". Para entonces, Fossey ya no ten¨ªa ap¨¦ndice, porque se hab¨ªa operado unos d¨ªas antes. ¡°Esta fue mi primera introducci¨®n al sentido del humor ¨²nico del Dr. Leakey¡±, escrib¨ªa Fossey en su m¨ªtico Gorilas en la niebla, el libro que luego se har¨ªa cine con el rostro de Sigourney Weaver.
Leakey consideraba que las mujeres estaban mejor preparadas para la primatolog¨ªa por su ¡°empat¨ªa, paciencia y perspicacia¡±
La determinaci¨®n de Fossey cambiar¨ªa nuestra forma de ver a los gorilas, del mismo modo que la de Jane Goodall lo hizo con la de los chimpanc¨¦s. Pero tambi¨¦n nos descubrieron verdades sobre nosotros mismos. Cuando Goodall anunci¨® al mundo que los chimpanc¨¦s tambi¨¦n usaban herramientas, obligaba a redefinir lo que se entend¨ªa por ser humano. Mientras Fossey nos mostraba que los gorilas eran tan familiares como nosotros, y no unos violentos king-kones, Goodall nos estremec¨ªa al contarnos que los chimpanc¨¦s son tan sanguinarios y crueles como los humanos.
National Geographic nos ha regalado estos d¨ªas sendos documentales sobre Goodall (Jane) y Fossey (Dian Fossey: Mi vida entre gorilas) y nos permite as¨ª recuperar a estas dos legendarias cient¨ªficas, revolucionarias en sus campos y tit¨¢nicas luchadoras por la conservaci¨®n.
Las dos recibieron la oportunidad de ir a ?frica a estudiar chimpanc¨¦s y gorilas por parte de Leakey, que consideraba que las mujeres estaban mejor preparadas para la primatolog¨ªa por su ¡°empat¨ªa, paciencia y perspicacia¡±, en palabras del naturalista David Attenborough que recoge el documental sobre Fossey. Junto a Goodall y Fossey, Leakey tambi¨¦n apadrin¨® la investigaci¨®n con orangutanes de Birut¨¦ Galdikas, un formidable tr¨ªo denominado las ¡°trimates¡±.
¡°Afortunadamente, yo no hab¨ªa ido a la universidad¡±, defiende Goodall al explicar que los chimpanc¨¦s s¨ª eran capaces de sentir alegr¨ªa, pena, miedo y celos
Los paralelismos en sus carreras van m¨¢s all¨¢ del nombre de su padrino. Ninguna de las dos contaba con formaci¨®n acad¨¦mica, algo que jug¨® en su favor. ¡°Afortunadamente, yo no hab¨ªa ido a la universidad¡±, defiende Goodall al explicar que los chimpanc¨¦s s¨ª eran capaces de sentir alegr¨ªa, pena, miedo y celos, emociones impensables para describir a unos animales, seg¨²n los c¨¢nones. Pero ellas no los conoc¨ªan y se agarraban a su pasi¨®n y a su envidiable intuici¨®n para conseguir acceder a los secretos de estos animales. Durante semanas y meses de frustraci¨®n, se trabajaron la confianza de los sujetos de su estudio. Hasta que chimpanc¨¦s y gorilas abrieron las palmas de sus manos hacia ellas, invit¨¢ndolas a entrar en su mundo: ¡°Un mundo m¨¢gico que ning¨²n humano hab¨ªa explorado antes¡±, en palabras de Goodall.
Las dos acapararon titulares y portadas, pasaron interminables jornadas de soledad en la jungla, sufrieron el desprecio inicial de sus colegas y terminaron por entablar una relaci¨®n muy personal con los animales que estudiaban: ¡°Mi rigor cient¨ªfico se derrite¡±, contaba Fossey sobre sus gorilas. Tanto Goodall como Fossey se enamoraron de los fot¨®grafos que National Geographic envi¨® para documentar su trabajo, Hugo van Lawick y Bob Campbell, respectivamente. Y las dos revolucionaron su disciplina, el enfoque del trabajo de campo y terminaron por convertirse en activistas de renombre para salvar a estas especies de la extinci¨®n.
Las mujeres nunca han tenido muchas oportunidades para aportar a la ciencia todo lo que quer¨ªan, ya que han sufrido ¡ªy sufren¡ª innumerables obst¨¢culos en sus carreras en campos considerados ¡°de hombres¡± por los propios hombres. Sin embargo, fue gracias a un brillante aluvi¨®n de primat¨®logas y antrop¨®logas que empezamos a ensanchar el conocimiento sobre nuestra propia especie y la de nuestros primos los grandes simios, como explican S. Garc¨ªa Dauder y Eulalia P¨¦rez en Las mentiras cient¨ªficas de las mujeres: ¡°Pero lo m¨¢s importante es que la incorporaci¨®n de mujeres a la primatolog¨ªa supuso una reelaboraci¨®n de la disciplina que muestra algo bastante aceptado hoy en d¨ªa en historia y filosof¨ªa de la ciencia: lo que se elige como objeto de estudio puede influir enormemente en los resultados y contenidos de la investigaci¨®n¡±.
Estas cient¨ªficas entraron con una fuerza sobrehumana? en el estudio de los primates y cambiaron de arriba abajo unas disciplinas que estaban en pa?ales cuando llegaron
En efecto, estas cient¨ªficas entraron con una fuerza sobrehumana en el estudio de los primates y cambiaron de arriba abajo unas disciplinas que estaban en pa?ales cuando llegaron. Goodall, Fossey y Galdikas, pero tambi¨¦n Amy Parish con los bonobos y Jeanne Altmann con los papiones y tambi¨¦n estableciendo las bases para la observaci¨®n metodol¨®gica de los animales salvajes.
Fossey ¡ª¡°la mujer que vive sola en la monta?a¡±¡ª y Goodall han terminado con sus nombres ligados a la conservaci¨®n de la naturaleza, aunque con muy distinta suerte. Goodall no pasa dos semanas en el mismo sitio, como embajadora de la naturaleza por todo el mundo. Fossey muri¨® a machetazos en su caba?a en 1985, en oscuras circunstancias relacionadas con su enfrentamiento contra los furtivos y las autoridades que los amparaban. Su lucha es una guerra abierta tres d¨¦cadas despu¨¦s, como mostr¨® el genial documental Virunga, sobre las monta?as en las que conoci¨® a los gorilas y el incesante goteo de asesinatos de defensores de la naturaleza. En Virunga mataron la semana pasada a cinco guardabosques y asesinaron a un total de 197 activistas por el medio ambiente a lo largo de 2017. Pero si no hubiera sido por ellas, por su determinaci¨®n, su ingenio y su ciencia, no sabr¨ªamos ni siquiera por lo que luchar y, probablemente, ya lo habr¨ªamos perdido.
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