Otro d¨ªa de furia de Casado en el Congreso
El l¨ªder del PP eleva la temperatura en cada intervenci¨®n p¨²blica aunque eso les centrifugue a un pulso con el partido de ideario xen¨®fobo y machista
Entre los mantras de la campa?a triunfante de Vox hay que destacar ese de la derecha acomplejada. Era el modo en que Abascal y los suyos apelaban a una autenticidad fet¨¦n, m¨¢s de derecha que el Capit¨¢n Trueno, frente a la tibieza de PP y Ciudadanos. Esto supone una novedad. En la derecha ha escaseado la autoafirmaci¨®n rotunda; y mientras Zapatero pod¨ªa proclamar orgullosamente un ¡°soy rojo¡± de solemnidad, desde Fraga nadie en la derecha proclamaba ¡°soy un se?or de derechas de toda la vida¡±. Rajoy a lo sumo ofrec¨ªa un talante previsible y con sentido com¨²n. Pero desde hace a?os en la derecha circula con cierto ¨¦xito el apodo para Mariano de Maricomplejines, por un centrismo que hoy parece tan remoto como Farout, en los l¨ªmites del sistema solar. Una semana m¨¢s, Casado ha acudido a San Jer¨®nimo dispuesto a acabar con ese sambenito. El joven l¨ªder del PP eleva la temperatura en cada intervenci¨®n p¨²blica, en cada corte seleccionado para que los followers en las redes le den al like compulsivamente, aunque eso les centrifugue a un pulso con el partido de ideario xen¨®fobo y machista.
Casado tiene inclinaci¨®n a ejercer de killer ret¨®rico. Formado en la pen¨²ltima escuela de los republicanos estadounidenses ¡ªaunque su m¨¢ster de Harvard haya resultado un fraude¡ª emula su primer mandamiento de actuar sin complejos. Y reproduce el esp¨ªritu del trincherismo verbal de Sarah Palin, elevada a american madeleine por el Tea Party: ¡°No retroced¨¢is, ?recargad!¡±. Casado sabe que el original vende mejor que la copia, y le disputa a Vox la derecha desacomplejada. Hoy ha vuelto a recurrir al ¡°v¨¢yase¡± de la reaznarizaci¨®n del PP y ha elevado la puja con un "Torra quiere un derramamiento de sangre y una guerra civil". Eso es afrontar el fuego irresponsable de Torra, tras apelar a la v¨ªa eslovena, con gasolina. El discurso nacionalpopulista es reactivo ante otros discursos nacionalpopulistas ¡ªy vale todo, una chica asesinada o una patera¡ª, porque adem¨¢s se nutren de la idea de un enemigo. Y ese es el estilo cada vez m¨¢s generalizado en la conversaci¨®n p¨²blica espa?ola, desde el independentismo catal¨¢n a Vox, desde el abertzalismo a Podemos, aunque estos hayan rebajado bastante la metralla verbal de su asalto al cielo. Casado no est¨¢ en la l¨ªnea de apagafuegos sino de pir¨®mano.
Y la derecha-sin-complejos vende orgullo. En su estupendo ensayo Sin palabras. ?Qu¨¦ ha pasado con el lenguaje de la pol¨ªtica? (Debate, 2017), Mark Thompson vinculaba efectivamente la l¨®gica de la autenticidad y el deterioro del lenguaje racional: ¡°Hoy en d¨ªa el autenticismo vuelve a estar en auge, y con ¨¦l han regresado tambi¨¦n algunas de sus viejas tentaciones: la agitaci¨®n pol¨ªtica, el flagrante desprecio por la verdad, el coqueteo con el extremismo m¨¢s desatado¡±. El lenguaje es la piel de esa mutaci¨®n. Y aunque ciertamente la political correctness ha dejado demasiado espacio al renunciar a llamar a las cosas por su nombre, el populismo o el nacionalpopulismo vende la voz genuina del pueblo frente a la ret¨®rica del establishment. De Berlusconi a Trump, de Putin a Bolsonaro, los iconos en auge tienen un ADN reconocible que emulan los salvinis y abascales. Thompson concluye que ¡°la brecha de incomprensi¨®n que separa a racionalistas y autenticistas es m¨¢s ancha que nunca¡±. Nuestros autenticistas, de hecho, acuden cada mi¨¦rcoles a San Jer¨®nimo con el grito de Sarah Palin en la rec¨¢mara: ¡°?Recargad!¡±. Que, si bien se mira, es muy semejante al ¡°?apreteu!¡± de Torra.
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