Derecho al dolor
A veces, por amor, ni queremos ni podemos superar el dolor por la p¨¦rdida de un ser querido
Despu¨¦s de perder a su hija Sophie en 1920, Sigmund Freud matiz¨® su teor¨ªa sobre el trabajo de duelo. Hasta el momento hab¨ªa sido inflexible en la diferenciaci¨®n entre duelo y melancol¨ªa: el primero, forma ¡°sana¡± de afrontar una p¨¦rdida; la segunda, declive patol¨®gico, resistencia a asumir esa p¨¦rdida y sustituir el objeto deseado por uno nuevo. En una carta a su amigo y colega Ludwig Binswanger, quien acababa tambi¨¦n de perder a un hijo, Freud escribe: ¡°Se sabe que el duelo agudo (¡) hallar¨¢ un final, pero que uno permanecer¨¢ inconsolable, sin hallar jam¨¢s un sustituto. Todo lo que tome ese lugar, aun ocup¨¢ndolo enteramente, seguir¨¢ siendo siempre algo distinto. Es as¨ª, es la ¨²nica forma de continuar con el amor que no se quiere abandonar¡±.
A veces, por amor, ni queremos ni podemos superar el dolor por la p¨¦rdida de un ser querido. A veces necesitamos encontrar un refugio donde cobijar ese dolor y protegerlo, darle el espacio que necesita. En La mirada de los peces, Sergio del Molino reflexionaba sobre el duelo desencadenado por la muerte de su hijo: ¡°No s¨¦ qu¨¦ es el duelo (...), no tengo ni idea, ni quiero saberlo. No aspiro a superar nada, este dolor es m¨ªo y me gusta. Luchar¨¦ contra quien quiera quit¨¢rmelo¡±. El dolor se convierte en v¨ªnculo con el ser querido ausente. Sentirlo es recordarlo.
Estos d¨ªas de asueto navide?o regreso al pueblo, a la casa familiar, y me reencuentro con historias de duelo inacabado, con una amiga que se ha quedado hu¨¦rfana en un plazo de dos a?os y que vive con ansiedad la llegada de las fiestas. Mi amiga se acuerda de sus padres todos los d¨ªas del a?o porque recordarles, me dice, es la forma de que sigan un poco vivos. Pero la forma de recordar en estas fechas no es la misma que durante el resto del a?o: es impositiva y esquizofr¨¦nica. Impositiva porque la Navidad es ineludible: los anuncios, las luces en la calle, los villancicos en espacios p¨²blicos y establecimientos, las cenas de familia, de empresa y de cuadrilla, las felicitaciones ¡ªFeliz Navidad, Feliz A?o, Felices Fiestas¡ª, los regalos¡ Y con todo esto, con todos los rituales que se repiten cada a?o, se recuerdan tambi¨¦n las Navidades pasadas, compartidas con aquellos que ya no est¨¢n. Esquizofr¨¦nica porque, a pesar de que el recuerdo y su dolor son inevitables, se exige de quien recuerda que, aun as¨ª, disfrute las fiestas, sea feliz, reciba el a?o con alegr¨ªa. Si normalmente somos una sociedad poco dada a hablar del dolor, si el dolor de los dem¨¢s nos incomoda ¡ª¡°no llores¡±, ¡°tranquil¨ªzate¡±, ¡°s¨¦ fuerte¡±¡ª, en este periodo navide?o durante el que consensuamos una especie de felicidad por decreto, todav¨ªa se hace m¨¢s dif¨ªcil defender la propia fidelidad al dolor.
Pero durante estos d¨ªas de celebraciones, m¨¢s que nunca, tendr¨ªamos que preguntarnos qu¨¦ hacemos con la tristeza en un entorno que no la contempla, qu¨¦ hacemos con lo que nos duele, no s¨®lo personalmente, tambi¨¦n con las terribles noticias que s¨®lo hace unos d¨ªas nos desgarraban (acord¨¦monos de Laura Luelmo) y que durante las celebraciones dejamos voluntariamente de lado.
Cuando pasan las Navidades y acaba el a?o, cuando comienza el a?o nuevo y se celebra la ¨²ltima comida pantagru¨¦lica el D¨ªa de Reyes, mi amiga respira tranquila y contin¨²a su duelo, cultivando ese refugio en el que cuida, como siempre cuid¨® de sus padres, de ese amor que es dolor y que no quiere abandonar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.