Pactos de¡ ganadores
Pablo Casado no es una excepci¨®n a la regla sino la en¨¦sima demostraci¨®n imp¨²dica de la regla
En pol¨ªtica hay travestismos que r¨ªete t¨² de las drag queens del carnaval de Gran Canaria o de Broken Heel. De hecho, no es dif¨ªcil encontrar transformistas espectaculares, m¨¢s cerca de la pornograf¨ªa que de la stravaganza; y la ¨²ltima exhibici¨®n estelar corresponde a Pablo Casado. El l¨ªder de la derecha ha sido, como sus antecesores, un defensor irreductible de dar el Gobierno al partido mayoritario: ¡°Lo que queremos sencillamente es que gobierne la lista m¨¢s votada porque es lo que los espa?oles deciden con su voto¡±. Esa frase ha sido repetida por l¨ªderes y corifeos del PP en todas las versiones posibles, como un mantra cincelado en m¨¢rmol¡ pero acaban de celebrar con entusiasmo el pacto andaluz contra la lista m¨¢s votada. La nueva idea de Casado, tras hacerse con el poder all¨ª, parece simple: ¡°Lo que queremos sencillamente es que no gobierne la lista m¨¢s votada sino la mayor¨ªa, porque es lo que los ciudadanos deciden con su voto¡±. Y se ha quedado tan ancho.
Casado no es una excepci¨®n a la regla sino la en¨¦sima demostraci¨®n imp¨²dica de la regla. Aunque S¨¢nchez se haya convertido en el gran icono del trasformismo ¡ªcon el aval de la irrisoria doctrina Calvo seg¨²n la cual una cosa es Pedro S¨¢nchez y otra el presidente S¨¢nchez¡ª ning¨²n l¨ªder escapa a ese travestismo. Albert Rivera no solo ha cambiado postulados, sino el ideario completo del partido, desplazado de la socialdemocracia a un liberalismo conservador; y Pablo Iglesias acaba de dejar atr¨¢s Venezuela, asumiendo la miop¨ªa ideol¨®gica que le imped¨ªa ver lo evidente para cualquier otro. Pero modificar posiciones es perfectamente normal al menos por cuatro razones: por evoluci¨®n ideol¨®gica, por ba?o de realidad, por redefinici¨®n program¨¢tica y por la necesidad de pactar, que es ceder. Hay que desdramatizar. No solo se trata de oportunismo, inevitable en pol¨ªtica, sino de oportunidad, necesaria en pol¨ªtica.
Supondr¨¢ un progreso si con el vuelco andaluz desparece esa l¨®gica dogm¨¢tica, bastante cerril, de los ¡°pactos de perdedores¡± con que sobre todo el PP, pero no solo el PP, ha envenenado el entendimiento de la vida p¨²blica. El PSOE lo ha usado tambi¨¦n, por ejemplo en Canarias contra PP y CC, o Rivera en 2015, o Podemos en v¨ªspera del congreso que ungi¨® a Casado¡ todos en definitiva, aunque el PP se lleve la palma al haber disfrutado durante a?os de la derecha en monopolio. Pero el sistema parlamentario no se rige por la lista m¨¢s votada, sino por la capacidad de sumar mayor¨ªas; y en un escenario multipartidista m¨¢s vale asimilar el juego de las alianzas para pactar alej¨¢ndose de los dogmatismos. Podemos ha progresado con la moci¨®n ¡ªaunque Adelante Andaluc¨ªa se aferre al purismo castigado en las urnas¡ª y, a la fuerza ahorcan, hasta Vox por la v¨ªa r¨¢pida. En principio, salvo excepciones, todas las mayor¨ªas son leg¨ªtimas; y la ret¨®rica de lo contra natura resulta rancia. Hay que hacer juicios sobre la gesti¨®n, no anteponer los prejuicios. Ese parece un buen desider¨¢tum para 2019, pero quiz¨¢ sea tan ef¨ªmero como la mayor¨ªa de buenos deseos al empezar el a?o.
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