El lado correcto de la historia
La alianza constitucionalista que surgi¨® tras el oto?o catal¨¢n est¨¢ rota. Ni siquiera el surgimiento de la ultraderecha servir¨¢ para que se recupere
En 2018, la socialdemocracia en Espa?a vivi¨® una inesperada victoria. Un l¨ªder denostado, considerado incluso por sus m¨¢s cercanos como incompetente y ambiguo, de quien se hicieron memesy bromas sobre su vacuidad, se convirti¨® en la esperanza del progresismo. Pedro S¨¢nchez era un significante vac¨ªo que la izquierda llen¨® con sus deseos de echar a la derecha del Gobierno. De pronto, como ha escrito el polit¨®logo Stathis Kalyvas, los ¡°cr¨ªticos agitadores¡± se convirtieron en ¡°mansos apologistas¡±.
El l¨ªder del PSOE logr¨® ganar una moci¨®n de censura exclusivamente adversativa: se bas¨® en el rechazo a Rajoy m¨¢s que en el apoyo a S¨¢nchez. Form¨® un Gobierno con m¨¢s mujeres que hombres, t¨¦cnico y competente, pero con poca capacidad de acci¨®n. Se plante¨® cambiar la hegemon¨ªa pol¨ªtica con poco m¨¢s de 80 diputados y unos aliados inestables (y que apoyaron solo la moci¨®n, dicen, no el Gobierno). Estas limitaciones desplazaron al Ejecutivo hacia la guerra cultural y simb¨®lica y hacia el moralismo sin contenido. El problema no era la debilidad parlamentaria, argumentaron, sino una oposici¨®n intransigente. Se trazaron l¨ªneas rojas, distinciones insuperables, l¨ªneas divisorias. El Gobierno estaba en el lado correcto de la historia; sus adversarios deb¨ªan elegir entre sumarse al progreso o permanecer en la reacci¨®n. La oposici¨®n pic¨® en su anzuelo y se volvi¨® catastrofista: cualquier desliz o error era una traici¨®n al pa¨ªs (Pablo Casado lleg¨® a hablar en el Financial Times de ¡°suicidio econ¨®mico¡±) que justificaba unas nuevas elecciones.
El Gobierno se refugi¨® en s¨ª mismo. Construy¨® un enemigo homog¨¦neo (al enemigo hay que esencializarlo siempre). Tras la aparici¨®n de Vox, comenz¨® a hablar de un conspirador que, tras las bambalinas, mov¨ªa los hilos: Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. De pronto, se convirti¨® en el hombre del saco, el arquitecto de la nueva ¡°crispaci¨®n¡±. El Gobierno y el PSOE comenzaron a hablar de la ¡°tr¨ªada aznarista¡±, que incluir¨ªa a Vox, Ciudadanos y el PP. Aznar, retirado y con escasa influencia, imagino que se alegraba de la atenci¨®n recibida.
La alianza constitucionalista que surgi¨® tras el oto?o catal¨¢n, una especie de cord¨®n sanitario frente al independentismo, est¨¢ definitivamente rota. Ni siquiera el surgimiento de la ultraderecha servir¨¢ para que se recupere. En 2019, Vox entrar¨¢ en los parlamentos auton¨®micos y obtendr¨¢ muy buenos resultados en las elecciones europeas. Desplazar¨¢ el debate hacia la identidad nacional, y examinar¨¢ a los pol¨ªticos sobre su pedigr¨ª patri¨®tico. El establishment pol¨ªtico espa?ol no sabr¨¢ qu¨¦ responder. Unos ceder¨¢n a su nacionalismo y se radicalizar¨¢n. Otros se har¨¢n portavoces de la ¡°Espa?a de las banderas en los balcones¡± e intentar¨¢n en vano derrotar al nacionalismo xen¨®fobo con un nacionalismo m¨¢s suave. Otros gritar¨¢n ¡°alerta antifascista¡± mientras sufren p¨¦rdidas irreparables.
Y el Gobierno, convencido de que es la ¨²nica fuerza pol¨ªtica sensata y moral, establecer¨¢ cordones sanitarios a su alrededor hasta que lo desalojen de La Moncloa.
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