La crisis del paradigma socialdem¨®crata
Se aprecia irresponsabilidad entre los socialistas, desorientados por su inclinaci¨®n hacia la izquierda que prioriza la identidad antes que el 'nosotros'
Espa?a ha sido gobernada desde los a?os ochenta con arreglo al ideario socialdem¨®crata por Gobiernos del PSOE y del PP. Los ejes del paradigma fueron la ampliaci¨®n de derechos civiles, la afirmaci¨®n del Estado de bienestar como elemento de redistribuci¨®n y de igualdad, el desarrollo del poder territorial sobre las bases del Estado auton¨®mico y la vocaci¨®n europe¨ªsta. Estos son los elementos de la noci¨®n del ¡°nosotros los espa?oles¡± que han permitido la construcci¨®n de un proyecto para una mayor¨ªa durante 40 a?os.
Los conservadores espa?oles no han elaborado un paradigma alternativo parecido al que se vivi¨® en la otra orilla atl¨¢ntica durante el reaganismo. El ideario del individuo independiente que no es ciudadano de un pa¨ªs con objetivos y deberes no cristaliz¨®; la prioridad de la riqueza sin redistribuci¨®n no cuaj¨®; la afirmaci¨®n contundente de los mercados libres y sin control no ha resultado; la idea de que el Gobierno es el problema debi¨® de quedar en el tintero de alg¨²n think tank conservador.
No se debe trabajar con los separatistas que quieren romper Europa, Espa?a y Catalu?a
Los Gobiernos han actuado dentro del paradigma de sus pol¨ªticas. Los socialistas han ampliado derechos que los populares no han recortado. Los conservadores han demostrado destreza con la llevanza de la contabilidad. Podemos pasar horas regateando sobre qui¨¦n puso m¨¢s o qui¨¦n recort¨® menos: la realidad es que ninguno de los dos se ha salido del paradigma socialdem¨®crata, o social-liberal.
La primera implosi¨®n de ese paradigma se produjo en los a?os previos al 15-M. La crisis econ¨®mica provoc¨® una crisis de ciudadan¨ªa. Los espa?oles no estuvieron m¨¢s juntos y dejaron de mirar a los que se quedaban atr¨¢s. Se debilit¨® el nosotros y estall¨® un haz de identidades que vivieron al margen de los instrumentos pol¨ªticos, socialistas y conservadores. En los territorios crecieron las fuerzas centr¨ªfugas. Durante los a?os previos a la crisis, los partidos del paradigma fueron incapaces de promover un consenso sobre el Estatuto de Catalu?a, que acab¨® ante el Tribunal Constitucional. La falta de di¨¢logo rompi¨® la sociedad catalana, azuzada por l¨ªderes secesionistas que no hicieron frente a la crisis con justicia social, que olvidaron que eran los representantes del Estado en Catalu?a, y que iniciaron una espiral de desobediencia presuntamente delictiva. La Europa del euro carec¨ªa de respuestas y era incapaz de transitar de la Europa de los mercaderes a la Europa de los ciudadanos. Nac¨ªan partidos que expresaban mejor el sentir del p¨²blico. El protagonismo correspondi¨® a Podemos que, oscilando entre un comunismo cl¨¢sico y un peronismo recalcitrante, no puso las bases de un paradigma. Fueron los a?os del desarrollo de Ciudadanos, un partido liberal y europe¨ªsta, que reaccion¨® en Catalu?a frente al separatismo y atac¨® la corrupci¨®n en las instituciones. Se rompi¨® el bipartidismo. Hubo m¨¢s inestabilidad en el sistema pol¨ªtico.
La segunda implosi¨®n del paradigma sucede con las elecciones andaluzas, que ocasionan una gripe nacional y muchas emociones extremistas mal canalizadas. La ausencia de respuesta de los Gobiernos al problema del poder territorial provoca la subida de la extrema derecha; caminamos hacia el modelo pol¨ªtico franc¨¦s o italiano.
Socialistas, conservadores y liberales (C's) tienen la obligaci¨®n de presentar a la sociedad espa?ola una visi¨®n pol¨ªtica de nuestro com¨²n destino
Est¨¢ por ver si la extrema derecha levanta un paradigma que compita con el socialdem¨®crata. Pero ha provocado emociones en el electorado. Con Espa?a por bandera, el enemigo europeo, la afirmaci¨®n de una espuria libertad individual frente a excesos identitarios y la apelaci¨®n a costumbres arraigadas en medios rurales solo les queda a?adir doctrina para conectar con las expectativas de ciudadanos que aprecian inequidad en el sistema pol¨ªtico. Erosionar¨¢n los derechos civiles, los derechos de la mujer, cuya dignidad es sometida a ataque, el avance hacia la ciudadan¨ªa europea y el reparto del poder territorial. Una buena administraci¨®n de sus decisiones puede convertirlos en un partido equiparable a sus temibles socios europeos. La interpretaci¨®n del sistema de vida que se dieron los espa?oles con la Constituci¨®n de 1978 est¨¢ en peligro.
Ante esta crisis pol¨ªtica, se aprecia irresponsabilidad entre los socialistas, desorientados por su inclinaci¨®n hacia la izquierda que prioriza la identidad antes que el nosotros, a veces complacientes con el separatismo y desmemoriados con el da?o provocado por los asesinatos de ETA. La reciente foto de la comida con Otegi preocupa. La irresponsabilidad de los populares no es menor, cada vez m¨¢s ventr¨ªlocuos de la extrema derecha.
La respuesta al desaf¨ªo es la cooperaci¨®n de las fuerzas del paradigma socialdem¨®crata. No se debe trabajar con los separatistas que quieren romper Europa, Espa?a y Catalu?a; ni se puede buscar el di¨¢logo con quien quiere implantar un sistema de convivencia ¡ªla extrema derecha¡ª que no se corresponde con las m¨¢ximas de libertad, igualdad, tolerancia y justicia.
Socialistas, conservadores y liberales (Cs) no pueden dejar espacios a los populistas, de izquierdas y de derechas, y a los nacionalistas irredentos, y tienen la obligaci¨®n de presentar a la sociedad espa?ola una visi¨®n pol¨ªtica de nuestro com¨²n destino. Esta soluci¨®n reclama generosidad, responsabilidad y sentido de Estado. Las fuerzas del paradigma pueden plantear un pacto de Estado, a imagen de los Pactos de la Moncloa, con varios ejes. Europa, porque los europeos demostrar¨¢n a la sociedad internacional que existe un modelo de convivencia m¨¢s democr¨¢tico y justo. La Constituci¨®n, respetando el logro de las generaciones anteriores, pero mirando al futuro con su puesta al d¨ªa, como se ha hecho en los pa¨ªses de mejor tradici¨®n constitucional. La inmigraci¨®n, porque es posible una pol¨ªtica que corrija los abusos y permita a todos beneficiarse del crecimiento. Catalu?a y Barcelona, porque hay que dialogar para impulsar la riqueza de su diversidad, su protagonismo pol¨ªtico y su competitividad econ¨®mica, social y cultural en el marco del proyecto de Espa?a y de Europa. Quedan temas en el tintero. Pero lo importante es la necesidad del di¨¢logo entre las fuerzas del paradigma. Quien no lo haga se desvincular¨¢ del demos y no protagonizar¨¢ los pr¨®ximos a?os de la historia de Espa?a.
Manuel Valls fue primer ministro de Francia y candidato a la alcald¨ªa de Barcelona.C¨¦sar Giner es profesor de Derecho Mercantil de la Universidad Carlos III de Madrid y exdiputado del PSOE en Madrid.
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