Ciberbrutalidad

Empieza con los peores augurios un a?o que algunos anuncian ya como el del inicio de una nueva guerra fr¨ªa. O incluso dos. Putin compite con Trump en proyectos de armas de largo alcance indestructibles y Trump compite con Xi en una escalada de represalias comerciales de efectos letales sobre la econom¨ªa global.

La guerra fr¨ªa, si acaso tiene lugar, tambi¨¦n se dar¨¢ en el ciberespacio. Incluso es posible que se d¨¦ entera en el ciberespacio, donde suele difuminarse la propia noci¨®n de guerra. Habr¨¢ que hacerse alguna idea de c¨®mo puede ser un mundo global dividido por nuevos telones de acero y muros de Berl¨ªn digitales, que replicar¨¢n los que se construyeron entre 1945 y 1989.

Dos investigadores de la Universidad de Southampton, Kieron O¡¯Hara y Wendy Hall, acaban de publicar un paper (Cuatro Internets. La geopol¨ªtica de la gobernanza digital), en el que explican c¨®mo la fragmentaci¨®n de Internet ya es una realidad que se est¨¢ acomodando a cuatro modelos de inquietante y bien l¨®gica coincidencia con los sistemas y las ideas pol¨ªticas.

El modelo original es el abierto, surgido en la costa Oeste de EE UU de una filosof¨ªa pol¨ªtica libertaria y liberadora, confiada en los beneficios de la transparencia y de la autorregulaci¨®n por la acci¨®n libre y el acceso gratuito de quienes participan. El modelo europeo de regulaci¨®n intenta resolver los inconvenientes de la apertura, como son los contenidos delictivos, los atentados a la propiedad intelectual o las interferencias en procesos electorales. Un tercer modelo, comercial y promovido desde el Congreso de EE UU, de inspiraci¨®n republicana e incluso trumpista, combate la exigencia de neutralidad de las empresas tecnol¨®gicas en la Red y favorece la concentraci¨®n y los monopolios.

Quien ha definido mejor el cuarto modelo, y en una sola frase, es el enviado especial del diario Le Monde a Kinshasa para cubrir las elecciones celebradas el pasado domingo: ¡°La ciberbrutalidad se instala¡±. Cuando algo no interesa se corta. El ciberespacio proporciona tambi¨¦n una nueva arma: la interrupci¨®n y el bloqueo. Y eso es lo que hacen siempre los reg¨ªmenes autoritarios cuando las cosas no funcionan a su gusto, como est¨¢ sucediendo en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, a la espera de un escrutinio de las urnas tan accidentado e incre¨ªble como las propias elecciones, celebradas dos a?os m¨¢s tarde de la cuenta y con m¨¢s incidentes graves que normalidad. Este es el modelo autoritario, conocido en Rusia o en Arabia Saud¨ª, perfeccionado en China y con admiradores en todos los continentes.