Por qu¨¦ gana la nueva derecha
Los partidos tradicionales han menospreciado el cultivo de las virtudes cristianas o patri¨®ticas
?Por qu¨¦, cuando el capitalismo pasa sus horas m¨¢s bajas, la izquierda se desinfla? ?C¨®mo es posible que, en Europa, exvotantes socialistas voten a la derecha populista, o que, en EE?UU, los condados m¨¢s pobres y contaminados, y, por tanto, que m¨¢s se beneficiar¨ªan de una vigorosa acci¨®n de gobierno, opten masivamente por el Tea Party y Trump?
A mi juicio, el secreto del ¨¦xito de la nueva derecha es que antepone lo moral a lo material. Los pol¨ªticos progresistas siguen operando con una mentalidad materialista o marxista, centrada en la explotaci¨®n econ¨®mica. Y, sin duda, la globalizaci¨®n y la automatizaci¨®n han precarizado muchos puestos de trabajo. Urge mejorar la capacidad de negociaci¨®n y los salarios de trabajadores que encadenan m¨ªseros contratos temporales. Pero muchos ciudadanos sienten que, con la inestabilidad laboral, no est¨¢n perdiendo solo bienestar, sino tambi¨¦n identidad, el orgullo de formar parte de una idea que les trascienda: su comunidad, su profesi¨®n o su f¨¢brica.
La nueva derecha no es marxista, sino weberiana. A diferencia de Marx, Weber cre¨ªa que el motor del mundo no son los recursos materiales, sino las ideas. Siguiendo esta l¨®gica, la derecha radical no ans¨ªa llenar las carencias materiales, sino los huecos existenciales de los votantes.
Vende un nacional-cristianismo excluyente, una ideolog¨ªa simple y peligrosa, pero trascendente. Una meta que supera al individuo. La derecha convencional, desatada de la moral democristiana por neoliberales y Berlusconis varios, abandon¨® hace tiempo la promoci¨®n de valores trascendentes entreg¨¢ndose al materialismo m¨¢s rampante. Y la izquierda convencional ha dejado de lado su ancestral patriotismo, el ideal de folkhemmet (el hogar del pueblo) sobre el que los socialdem¨®cratas n¨®rdicos edificaron su mensaje de integraci¨®n social durante d¨¦cadas. La izquierda es ahora al¨¦rgica a la patria. Ya no pide respeto a los s¨ªmbolos nacionales ni sacrificios, como el servicio militar o civil, que formaban parte del progresismo europeo.
Los partidos tradicionales han menospreciado el cultivo de las virtudes cristianas o patri¨®ticas. Los populismos, nacionalistas o independentistas, se han aprovechado, ofreciendo una versi¨®n deformada del cristianismo y el patriotismo. Pero, por incomparecencia del resto de partidos, los votantes ya no tienen otros ideales de trascendencia m¨¢s inclusivos. @VictorLapuente
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