Truculencias presidenciales
Una vez elegido el caos como presidente, cabe escoger entre el caos de Trump y la sangre derramada por la tozudez de los dem¨®cratas
Elegir entre Trump y el caos no es posible. Trump es el caos y eso es lo que ya tienen garantizado los estadounidenses mientras siga este presidente en la Casa Blanca. La opci¨®n que ofrece Trump es entre el caos actual, ¨¦l mismo, y una carnicer¨ªa, la expresi¨®n que ya exhibi¨® en el discurso de toma de posesi¨®n el 20 de enero de 2017 y que ahora ha desenfundado de nuevo como amenaza a quienes no quieren rendirse a sus chantajes.
La truculencia es imprescindible para quien quiere aterrorizar a sus conciudadanos, como es el caso de Trump. El poder aut¨¦ntico es el que da el miedo, le confes¨® a Bob Woodward, a quien le proporcion¨® de pasada el t¨ªtulo de su libro (Miedo. Trump en la Casa Blanca).
Trump se ha propuesto tomar la medida exacta de su fuerza despu¨¦s de las elecciones de mitad de mandato del pasado 6 de noviembre, en las que el partido republicano perdi¨® la mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes. Y la forma escogida ha sido abrir una batalla con los congresistas en la que no puede haber componendas, solo vencedores y vencidos.
El motivo del enfrentamiento es una pieza central de su campa?a electoral, el muro fronterizo que en su origen quer¨ªa que pagara directamente el Gobierno mexicano y que ahora quiere que paguen los contribuyentes, mediante un presupuesto de 5.700 millones de d¨®lares, cuya aprobaci¨®n es incumbencia del Congreso. Si no hay dinero para el muro no lo habr¨¢ para nada, y de ah¨ª el cierre de una parte de la administraci¨®n federal y la suspensi¨®n del sueldo para 800.000 trabajadores federales, que va a entrar ya en su cuarta semana.
¡°?Cu¨¢nta sangre norteamericana tiene que ser derramada para que el Congreso haga su trabajo?¡±, ha sido una de las truculencias argumentales de Trump en su solemne discurso desde el Despacho Oval, el santuario del poder presidencial donde se pronuncian las palabras m¨¢s graves y trascendentes. La alocuci¨®n no ha servido todav¨ªa para anunciar la declaraci¨®n de emergencia nacional, una forma de reclamar unos poderes que, si se da el caso, los congresistas le discutir¨¢n hasta dilucidarlos ante la justicia.
El muro es lo de menos y tiene mucho de simb¨®lico. Lo importante es el pulso. La artiller¨ªa verbal utilizada por Trump para su diagn¨®stico abarca todos los registros de la amplificaci¨®n ret¨®rica, desde el m¨¢s pol¨ªtico de la ¡°crisis humanitaria y de seguridad¡± hasta el m¨¢s personal de la ¡°crisis del coraz¨®n y del alma¡±. Y para llegar a tales extremos, ha utilizado los recursos que tiene siempre a mano, mentir, exagerar y tergiversar hasta el rid¨ªculo, con el bondadoso prop¨®sito de atemorizar a sus conciudadanos, a los que vende la ausencia del muro como el origen de los peores males: la delincuencia, el terrorismo, la drogadicci¨®n e incluso la pobreza. El dilema no puede ser m¨¢s truculento: una vez elegido el caos como presidente, cabe escoger entre el caos de Trump y la sangre derramada por la tozudez de los dem¨®cratas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.