Los dem¨®cratas se enfrentan desnortados a su segundo asalto con Trump
El partido oscila entre dos fuerzas: el izquierdismo sanderista como el de la joven Alexandria Ocasio-Cortez, y el centrismo que representa la irrupci¨®n de Michael Bloomberg
Los dem¨®cratas pueden cumplir este martes las expectativas o encadenar un segundo fracaso estrepitoso que haga implosionar al partido. Lo que est¨¢ en juego es impedir que Trump remodele el pa¨ªs a su radical antojo, controlando c¨®modamente todas las instituciones del Estado. Ya despu¨¦s vendr¨¢ la trascendental b¨²squeda de identidad de un partido desnortado, que oscila entre dos fuerzas: el izquierdismo sanderista que sigue a¨²n vivo en las bases, encarnado en fen¨®menos como el de la joven Alexandria Ocasio-Cortez, y el centrismo que representa la irrupci¨®n Michael Bloomberg, el exalcalde republicano de Nueva York reconvertido en dem¨®crata, que ha volcado sus millones en la campa?a y hace so?ar a cierto establishment liberal con replicar el efecto Trump desde el otro lado.
"Oh, dios m¨ªo. Eres t¨²". Juliana Son, de 32 a?os, hiperventilaba antes de saltar a hacerse un selfie y abrazar a su ¨ªdola. Era la propia Alexandria Ocasio-Cortez la que repart¨ªa octavillas a la salida del metro, en el bulevar Ditmars de Astoria (Queens, Nueva York), donde el andar l¨¢nguido de los hipsters choca en las aceras con el paso resuelto de los inmigrantes latinos.
El viernes por la tarde, la candidata dem¨®crata por el distrito 14 de Nueva York a la C¨¢mara baja, excamarera de origen puertorrique?o, que a sus 28 a?os va camino de convertirse en la congresista m¨¢s joven del pa¨ªs, exhib¨ªa su ya famosa sonrisa, ped¨ªa a sus vecinos que votaran por ella y dec¨ªa mil veces gracias.
"Hay una energ¨ªa muy buena. Quedan cuatro d¨ªas y, si no he parado hasta ahora, no voy a parar ya. Es incre¨ªble lo que hemos logrado, pero queda el ¨²ltimo empuj¨®n para el gran d¨ªa: la participaci¨®n es muy importante", aseguraba, y volv¨ªa a dar las gracias a otro transe¨²nte.
"Es enormemente inspiradora. Es mujer, es joven, no est¨¢ contaminada por la pol¨ªtica. Da pasos por las cosas en las que creo. Ha hecho una campa?a local, pero su visi¨®n es global", explicaba Son, entre una nube de seguidores que rodeaban a la candidata.
En contadas ocasiones la pol¨ªtica se convierte en un fen¨®meno de fans. La de Ocasio-Cortez, que fue organizadora de la campa?a de Bernie Sanders, es una de ellas. Su victoria en las primarias ante el pata negra Joseph Crowley la convirti¨® en figura emergente del partido. Su juventud e inexperiencia la alejan a¨²n de las quinielas, pero su ¨¦xito fue un argumento para quienes defienden que los dem¨®cratas deben abrazar una agenda socialdem¨®crata sin complejos. El partido, a¨²n en shock tras haber perdido con la candidata mejor preparada de la historia ante el advenedizo Donald Trump, tendr¨¢ oportunidad ahora de tomar el pulso a este y otros fen¨®menos.
Las elecciones son este martes, pero el jueves ya ser¨¢n prehistoria. Los resultados se convertir¨¢n en un marem¨¢gnum de datos emp¨ªricos sobre los que dise?ar la estrategia para ganar a Trump en 2020.
Todo est¨¢ por definir. La victoria de Hillary Clinton sobre el socialista Bernie Sanders en las primarias de 2016 cerr¨® en falso un debate ideol¨®gico en el seno del partido, que volvi¨® a abrirse en toda su magnitud al perder esta inesperadamente las presidenciales contra Donald Trump.
El guion de estas legislativas pronostica a los dem¨®cratas una importante victoria. Controlar el Senado, donde 26 de los 35 esca?os en liza est¨¢n ya en manos dem¨®cratas, es una misi¨®n muy dif¨ªcil. Pero no ganar la C¨¢mara de Representantes, que se renueva en su integridad, ser¨ªa un fracaso sin paliativos. Las elecciones a mitad de mandato tradicionalmente deparan un castigo al partido del presidente. Los excesos de Trump han movilizado en su contra a muchos moderados, y la irrupci¨®n del Me Too ha potenciado el compromiso de muchas mujeres dispuestas a votar en masa y votar dem¨®crata.
El problema es que la omnipresencia de Trump ha borrado a los dem¨®cratas de la narrativa de la campa?a. El presidente ha convertido exitosamente las elecciones en unos comicios sobre la inmigraci¨®n ilegal y sobre su persona. Los republicanos tienen un mensaje y un l¨ªder poderoso. Los dem¨®cratas carecen de uno y otro.
Las senadoras Elizabeth Warren o Kamala Harris, el exvicepresidente Joe Biden, el joven texano Beto O'Rourke... A la larga lista de posibles concurrentes a las primarias a candidato presidencial, para las que se abre oficiosamente la veda una vez pasadas las legislativas, se ha sumado una figura inesperada: Michael Bloomberg.
El magnate fue dem¨®crata antes de convertirse, entre 2002 y 2013, en alcalde republicano de Nueva York. Se plante¨® presentarse como candidato independiente en las dos ¨²ltimas presidenciales. Ahora, con ambos partidos m¨¢s alejados del centro que nunca, se ha vuelto a registrar como dem¨®crata, se ha volcado en la campa?a y ha inyectado valios¨ªsimos millones a candidatos en batallas clave. Se resiste a confirmar su intenci¨®n de convertirse en candidato, pero tampoco lo niega cuando se lo preguntan.
Bloomberg lleva a?os dedicando su fortuna, valorada en 46.000 millones de d¨®lares, a defender algunas de las causas asociadas al Partido Dem¨®crata: el control de las armas, el derecho al aborto, la sanidad universal, el medioambiente. Otras partes de su ideario pol¨ªtico, sobre todo en lo econ¨®mico, lo convierten en un eventual candidato, cuando menos, ex¨®tico. Pero ya hay un ejemplo reciente de un millonario que empieza su campa?a alejado de los postulados de su partido.
En las circunstancias actuales, muchos dem¨®cratas estar¨ªan dispuestos a tragar alg¨²n sapo. Replicar el efecto Trump en las filas de los dem¨®cratas suena tentador. Una pelea de dos gallos multimillonarios dispuestos a gobernar el pa¨ªs como una corporaci¨®n. El fin de la pol¨ªtica. O el comienzo de algo nuevo.
Un proyecto centrista y desideologizado suele ser una garant¨ªa de fracaso en primarias. Pero en un terreno de juego que podr¨ªa incluir hasta dos docenas de candidatos, las posibilidades se multiplican para alguien conocido y dispuesto a no escatimar en gastos.
Decidir qu¨¦ l¨ªder colocar frente a Trump en 2020 no es f¨¢cil. ?Conocido o cara nueva? ?Hombre o mujer? Estas son decisiones habituales, pero la naturaleza del adversario arroja nuevos dilemas. ?Bajar al barro con ¨¦l para evitar ser arrollado o mantenerse impoluto y potenciar el contraste? ?C¨®mo romper su omnipresencia medi¨¢tica? ?C¨®mo contrarrestar su delirio tuitero? El ¨²nico consenso radica en que el candidato elegido debe ser capaz de marcar los t¨¦rminos de la conversaci¨®n y no limitarse a responder a las provocaciones. Y en eso, en esta campa?a, el partido ha fracasado.
Nadie quiere a los Clinton
El Partido Dem¨®crata busca su identidad en la era Trump y una de las pocas certezas que ha ofrecido esta campa?a es que los Clinton no son parte de ella. Ning¨²n candidato ha querido contar con el apoyo del expresidente Bill Clinton, cuya presencia se ha limitado a un pu?ado de eventos de recaudaci¨®n de fondos. Su legado personal y pol¨ªtico, rechazado por el ala m¨¢s progresista, le ha desterrado a una funci¨®n, cuando menos, marginal. Tambi¨¦n la exsecretaria de Estado Hillary Clinton se ha convertido en una figura inc¨®moda para los dem¨®cratas. Todav¨ªa objeto de machacona chanza en los m¨ªtines de Trump, la mujer que perdi¨® en 2016 a pesar de obtener m¨¢s votos incluso ha puesto en apuros a los dem¨®cratas en alguna entrevista durante la campa?a.
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