Masculinidad feminista
Buscando al hombre perfecto
Nada aterroriza tanto al patriarcado como que se ponga en duda su masculinidad. Si por algo pelean los machistas es por poder perpetuar su prototipo de macho en celo.
La masculinidad no es m¨¢s que la cualidad de masculino. Las caracter¨ªsticas propias de un hombre por el simple hecho de serlo. Todos hemos contribuido a que determinados par¨¢metros sean considerados propios del var¨®n. Cimentamos un concepto de masculinidad en la que el hombre aparece como un conquistador, siempre es fuerte y, por supuesto, heterosexual y sin diversidad funcional alguna. No hay hombres homosexuales anunciando maquinillas de afeitar, como tampoco consideramos deseados y objeto de deseo a los caballeros postrados en una silla de ruedas.
El modelo masculino aprendido determina que el hombre no puede ser d¨¦bil, entendiendo como debilidad hasta las demostraciones de cari?o. No nacemos con esos conceptos, pero los aprendemos. "Los seres humanos nacemos con la capacidad y la necesidad de expresar afecto, emociones y cari?o. Estamos dise?ados para estar en contacto emocional con otros", explica Jos¨¦ Gonz¨¢lez Fern¨¢ndez, psic¨®logo cl¨ªnico especializado en duelos, pareja y suicidios. Y contin¨²a: "La capacidad para demostrar cari?o tiene que ver con la educaci¨®n emocional que recibimos en la familia y en la sociedad no solo de manera expl¨ªcita, lo que nos dicen que es correcto seg¨²n nuestro g¨¦nero y edad como 'los ni?os no lloran', 'eres muy mayor para enfadarte', 'las ni?as no se pelean', 'no muestres debilidad o se reir¨¢n de ti¡±, sino fundamentalmente por lo que aprendemos de manera vicaria (lo que vemos en casa): si mis padres se abrazan, se besan o no, si lo hace mi madre y no mi padre. Estos mensajes no expl¨ªcitos calan en mi construcci¨®n de c¨®mo se comportan los hombres y las mujeres, y al crecer tender¨¦ a repetir ese patr¨®n". Entre todos hemos fabricado el prototipo masculino.
Lo de que los protagonistas de 300 exudaran testosterona por cada poro de su piel no fue gratuito. Su masculinidad era latente. Como tampoco lo fue que Santiago Abascal reconquistara Andaluc¨ªa a lomos de un caballo. Todos esos elementos construyen una representaci¨®n determinada del var¨®n en la que no hay ni un vestigio de feminidad ni mucho menos de feminismo, por mucho que este ¨²ltimo solo se empe?e en la igualdad entre hombres y mujeres. Todo lo que tenga que ver con la mujer es denostado.
Margarita Nelken fue una mujer que cumpl¨ªa todos los par¨¢metros para que, de haber nacido hombre, hubi¨¦ramos estudiado en la escuela qui¨¦n era. Pero como era mujer, la encontramos solo si la buscamos. Ella fue de las que convirti¨® la educaci¨®n en el basti¨®n del feminismo. Las mujeres solo ser¨ªan libres si acced¨ªan a la educaci¨®n. Hablar franc¨¦s y alem¨¢n tan bien como el castellano la situaba en una ¨®rbita sideral para aquellos felices a?os 20. Pas¨® por todos los estamentos posibles, ejerciendo de madre soltera, esposa y amante en la misma desbordante proporci¨®n, diputada, periodista y, para algunos, criminal de guerra.
Margarita, como Victoria Kent fue contraria al sufragio femenino. Las mujeres sin educaci¨®n pero con capacidad de voto solo har¨ªan caso a la iglesia o a sus maridos. Se perpet¨²a el patriarcado, el machismo se refuerza con las mujeres, quienes adem¨¢s, somos las que criamos y educamos a los hijos. Si encienden su televisor escuchar¨¢n a m¨¢s de una candidata alardeando de estar en las ant¨ªpodas de defender la igualdad entre hombres y mujeres (definici¨®n de feminismo). Esos partidos pol¨ªticos legitiman el machismo exhibiendo una feminidad machista.?
Masculinidad feminista se demuestra abandonando el grupo de WhatsApp en el que se intercambian fotos de mujeres desnudas. Virilidad feminista es recriminar a tu compa?ero de trabajo que alardee de sus conquistas sexuales cuando critica a la mujer que es promiscua. Los hombres que dan un paso atr¨¢s para situar por delante de ellos a las mujeres que van como un tiro demuestra mucha m¨¢s masculinidad feminista que los que hacen un buen cunnilingus, con todo lo que eso conlleva. Hay hombres que me han hecho gritar de placer en la cama, pero que votar¨¢n al partido que m¨¢s pretende recortar mis derechos. No puede ser que una noche loca expida los carn¨¦s de feministas, como tampoco podemos pretender que militar en un partido pol¨ªtico te exima del machismo.
No es que las mujeres seamos complejas, es que no nos vamos a conformar con una masculinidad feminista en la que solo se ense?e lomo. Igual que nos encantar¨¢ que esos feministas nos empotren.
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