Pacto mefistof¨¦lico
El compromiso que contempla el acuerdo se extiende a toda la legislatura
El Partido Popular cerr¨® ayer la negociaci¨®n con Ciudadanos para investir a su candidato a la presidencia a la Junta de Andaluc¨ªa, Juan Manuel Moreno. Al mismo tiempo, dio a conocer el documento por el que el partido ultraderechista Vox se compromete a prestar los votos necesarios para que la coalici¨®n conservadora llegue al palacio de San Telmo. El problema no reside en que los votos de Vox permitan al PP/Cs formar gobierno, algo leg¨ªtimo, sino en las concesiones efectivas que se han producido por parte del l¨ªder popular, Pablo Casado. La combinaci¨®n que acabar¨¢ con m¨¢s de tres d¨¦cadas de Gobierno socialista en Andaluc¨ªa ha sido posible gracias a la adopci¨®n de una calculada ambig¨¹edad por parte de todas las fuerzas implicadas, los populares avini¨¦ndose a negociar un acuerdo que no excluya las exigencias de Vox, Vox aceptando expresarlas mediante un discurso aparentemente correcto, y Ciudadanos, por su parte, escud¨¢ndose en la a?agaza de fingir que rechaza con una mano aquello de lo que extrae evidentes beneficios con la otra.
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El documento suscrito con Vox no deja de lado los requerimientos m¨¢s conflictivos del programa de una fuerza de ultraderecha, sino que los formula a trav¨¦s de circunloquios y eufemismos dirigidos a ocultar su impl¨ªcita aceptaci¨®n por parte del Partido Popular. Para hacerse con la presidencia de la Junta, este ha pretendido resolver en el terreno de la ret¨®rica la cuadratura de un c¨ªrculo en el que lo que est¨¢ en juego es el compromiso con los valores constitucionales. Bajo la invocaci¨®n de la libertad de los padres a escoger el tipo de educaci¨®n que desean para sus hijos, el texto no solo constata la existencia de centros concertados como alternativa a los p¨²blicos, sino que coloca a la misma altura la posibilidad de separar en las aulas a los ni?os y las ni?as, reclamada por Vox. De igual manera, la redacci¨®n escogida se vale de expresiones suficientemente sonoras y, a la vez, suficientemente indefinidas, para amparar pol¨ªticas xen¨®fobas sin necesidad de hacer alardes de xenofobia. El texto tampoco habla del ¡°drama del aborto¡± al que se refiere el programa de Vox, sino que se detiene en la pudorosa frontera de sugerir que las mujeres que recurren a ¨¦l es por falta de informaci¨®n, asistencia y ¡°alternativas socioecon¨®micas¡±. Por ¨²ltimo, disolver en una defensa de las ra¨ªces culturales de Andaluc¨ªa la preocupaci¨®n de Vox por el flamenco, as¨ª como incluir la tauromaquia y la caza como prioridades de la gesti¨®n de gobierno, parecen concesiones menores a Vox cuando, en realidad, son el pintoresco se?uelo que oculta las mayores.
El Partido Popular ha limitado el documento suscrito con Vox a la investidura de su candidato, si bien los compromisos que contempla se extienden a la totalidad de la legislatura. O bien los firmantes se han precipitado inadvertidamente en esta aparente incongruencia, o bien el acuerdo de fondo ha sido otro. En concreto, el acuerdo por el que el Partido Popular se compromete a desarrollar desde el Ejecutivo andaluz puntos esenciales del programa de Vox a cambio de que este se avenga a reconocer que, a fin de hacerse con el poder, un discurso acomplejado es m¨¢s eficaz que uno sin complejos. Como principal protagonista de este acuerdo, el Partido Popular ha cedido a la tentaci¨®n de un pacto mefistof¨¦lico con cap¨ªtulos muy concretos que comprometen su alma. Ahora solo falta por saber si Ciudadanos tambi¨¦n lo suscribe, puesto que el papel que le han reservado los firmantes no es solo el de compa?ero de viaje durante el tiempo que dure la legislatura andaluza, sino el de cooperador necesario en las pol¨ªticas de ultraderecha asumidas por su socio de Gobierno.
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