Espa?ol sin subt¨ªtulos
La decisi¨®n de Netflix de retirar los subt¨ªtulos en espa?ol a 'Roma' no es m¨¢s que una vuelta al sentido com¨²n
La decisi¨®n de Netflix de retirar los subt¨ªtulos en espa?ol a Roma, la pel¨ªcula del mexicano Alfonso Cuar¨®n, no es m¨¢s que una vuelta al sentido com¨²n. Quien la vea comprobar¨¢ que sigue los di¨¢logos sin dificultad y que las posibles lagunas de comprensi¨®n se resuelven por el contexto. En eso la lengua se comporta igual que el lenguaje cinematogr¨¢fico, plagado de elipsis que los espectadores reconstruyen f¨¢cilmente.
El propio director ha calificado la traducci¨®n de su obra como algo ¡°parroquial, ignorante y ofensivo para los propios espa?oles¡±. Tiene raz¨®n. Ning¨²n hablante de M¨¢laga o Barcelona necesita que le aclaren que mam¨¢, orilla, aguardar o ustedes equivale a madre, borde, esperar o vosotros. No se trata tanto de un caso de colonialismo ling¨¹¨ªstico cuanto de una torpeza fruto de la desconfianza en los espectadores. Uno de los efectos perversos de traducir del espa?ol al espa?ol es crear un problema donde no lo hab¨ªa y distorsionar la propia pel¨ªcula: lo que se oye decir a los actores y lo que se subtitula no siempre coincide. De ah¨ª otra paradoja: Netflix ha retirado los r¨®tulos de su plataforma de televisi¨®n ¡ªdonde el usuario puede eliminarlos a voluntad¡ª, pero se mantienen en algunas salas, donde se imponen a todos los asistentes.
Varios estudios demuestran que las diferencias l¨¦xicas entre el espa?ol de Espa?a y el de M¨¦xico no superan el 3% del vocabulario. Es cierto que las jergas familiares, vulgares o regionales son caso aparte, pero tambi¨¦n lo son entre Gij¨®n y C¨¢diz o entre los barrios madrile?os de Salamanca y Vallecas. El espa?ol es un idioma muy unitario sin que unidad signifique uniformidad. El prestigio del patr¨®n castellano como supuesta lengua neutra hace tiempo que qued¨® superado. Tanto como la norma argentina que hasta 1934 no permiti¨® utilizar en documentos oficiales la palabra papa en lugar de patata. La inmigraci¨®n, la literatura y, sobre todo, Internet, el cine y la televisi¨®n llevan d¨¦cadas facilitando la comunicaci¨®n entre las dos orillas del Atl¨¢ntico. Ser¨ªa absurdo que fuera precisamente la industria audiovisual la que tratara ahora de construir fronteras para un idioma que no las tiene.
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