Esta fue la ¨²nica orden que Adolfo Su¨¢rez le dio a Chicho Ib¨¢?ez Serrador para ¡®Un, dos, tres¡¯
El creador, Goya de Honor 2019, coincidi¨® con el expresidente en RTVE cuando se iniciaba el legendario programa. Y el pol¨ªtico tuvo unas pr¨¢cticas palabras para ¨¦l
Chicho Ib¨¢?ez Serrador (Montevideo, 1935), Goya de Honor 2019 (la ceremonia se celebra el s¨¢bado 2 de febrero), ha sido reconocido por su aportaci¨®n al cine de terror con dos pel¨ªculas cl¨¢sicas del g¨¦nero, La residencia y, especialmente, la magistral ?Qui¨¦n puede matar a un ni?o?, as¨ª como por su innovaci¨®n en series televisivas como Historias para no dormir o Ma?ana puede ser verdad.
Pero el gran p¨²blico lo recordar¨¢ siempre como el creador del concurso m¨¢s grande y popular que ha visto Espa?a, Un, dos, tres¡ responda otra vez, por la que pasaron presentadores como Kiko Ledgard, Mayra G¨®mez Kemp o Miriam D¨ªaz Aroca, y azafatas que comenzaban su carrera como Lydia Bosch, Nina, Victoria Abril, Agatha Lys o Silvia Mars¨®.
Chicho fue nombrado en 1974 Director de Programas. Dur¨® apenas semanas antes de dimitir. Llev¨® a cabo ¨²nicamente un cambio: destituir al censor. A cambio, Su¨¢rez le pidi¨® algo
Un, dos, tres¡ responda otra vez?comenz¨® su andadura en 1972, cuando el franquismo llegaba a su fin. Eso conllevaba una circunstancia hoy impensable: un censor en plat¨® (Francisco Ortiz Mu?oz), que se encargaba de controlar personalmente que las faldas de las azafatas no fueran demasiado cortas ni los escotes demasiado grandes. Juan Valenzuela, uno de los productores del programa, record¨® que ¡°Chicho tuvo m¨¢s de un desencuentro con ¨¦l¡±.
Por aquel entonces Adolfo Su¨¢rez (luego primer presidente del gobierno espa?ol en la democracia, en 1976) era director general de Radiodifusi¨®n y Televisi¨®n. Chicho, que disfrutaba del enorme ¨¦xito del Un, dos, tres, fue nombrado en 1974 Director de Programas, un puesto en el que dur¨® apenas semanas antes de dimitir y en el que llev¨® a cabo ¨²nicamente un cambio: destituir al famoso censor, Francisco Ortiz Mu?oz.
Tuvo para esto el permiso de Su¨¢rez, que a la vez le dio un consejo/orden para su programa: ¡°Que no haya m¨¢s censura que la autocensura¡±. El consejo, sin duda digno de enmarcar y que podr¨ªa aplicarse lo mismo en un programa de televisi¨®n que una cena familiar, se not¨® siempre en su programa: en el Un, dos, tres las azafatas eran bellas y sin duda atractivas, pero nunca resultaron demasiado llamativas. Con ello gustaban a los espectadores masculinos, pero no alienaban a las mujeres ni convert¨ªan el programa en algo que no fuese digno de ver en familia.
Eso s¨ª, Chicho se resarcir¨ªa en 1990 creando uno de los programas m¨¢s revolucionarios de la televisi¨®n en Espa?a y esta vez ¨²nicamente para adultos: Hablemos de sexo, con la doctora Elena Ochoa. All¨ª, en horario nocturno y con un tono riguroso pero ausente de tab¨²es, la censura nunca fue necesaria.
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