Entre la euforia y la angustia
La victoria andaluza define una Convenci¨®n que expone los populares al mimetismo de Vox
Providencial, accidentalmente, la Convenci¨®n Nacional del PP coincide con la investidura de Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Fue el pasado mes de octubre cuando G¨¦nova redonde¨® las fechas de la terapia de grupo, pero resultaba temerario o ingenuo imaginar entonces que la primera kerm¨¦s de Casado coincidir¨ªa no ya con la capitulaci¨®n de la mayor fortaleza socialista sino con el cambio de las inercias de la pol¨ªtica nacional.
La conquista del palacio de San Telmo representa un acontecimiento propicio a la euforia de los populares, un ejercicio de autoestima a la gloria de Casado mismo, pero la salud del PP se resiente de un escenario hostil que han recrudecido el enemigo natural (PSOE), la rivalidad liberal de Ciudadanos, la competencia ideol¨®gica de Vox y las discrepancias internas a las que ha puesto envergadura o cordura la autoridad de N¨²?ez Feij¨®o.
El presidente gallego tuvo que intervenir para recuperar el discurso ortodoxo de la violencia de g¨¦nero. Y volvi¨® a hacerlo el lunes en los micr¨®fonos de Carlos Alsina para enfatizar la idiosincrasia ultraderechista de Vox. No s¨®lo por razones acad¨¦micas, sino porque Feij¨®o, llamado a presidir la Convenci¨®n Nacional, representa la corriente que discrepa o abjura del discurso populista, visceral del PP en sus complejos mim¨¦ticos. Perseguir a Vox en su territorio implica el peligro de acabar atrapado en ¨¦l. Y supone un riesgo disuasorio de los votantes. Bien porque prefieran el original a la copia. O bien porque la testosterona de la derecha desacomplejada predispone la fuga de votos hacia el centro, especialmente si Ciudadanos recupera el modelo liberal (econom¨ªa) y progresista (libertades) que el propio Feij¨®o ha consolidado en el territorio de Galicia.
La irrupci¨®n de Vox era un escarmiento al marianismo que ha padecido Casado de forma inapropiada y extempor¨¢nea, pero s¨ª corresponde al nuevo presidente popular la decisi¨®n del rumbo que adopta el PP. La tentaci¨®n populista garantiza acuerdos de Gobierno en comunidades y municipios tanto como expone a los populares a un deterioro electoral, patrimonial y conceptual.
Vox es un partido venenoso que aspira a intoxicar al PP, diezmarlo, conducirlo a una degradaci¨®n, retratarlo en la cobard¨ªa que la ortodoxia derechista ¡ªAznar, Esperanza Aguirre¡ª atribu¨ªa al manierismo del marianismo. La fractura de los patriarcas es tan evidente que Rajoy y Aznar han declinado la propuesta de coincidir en la Convenci¨®n. Casado los recibir¨¢ en jornadas distintas, como si tuviera que decantarse entre la mesura que representan Feij¨®o y Moreno, y la ferocidad del ala justiciera.
No puede ser lo mismo votar al PP que a Vox. Admitirlo, fomentarlo, asimilarlo, tanto desdibuja la credibilidad de los populares en el espectro democristiano, homologable, europe¨ªsta, liberal, como favorece la ferocidad de Santiago Abascal a lomos de Incitatus.
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