Alejandro Agag vuela solo y triunfa en los negocios
El ¡®yern¨ªsimo¡¯ de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se libera de su sombra convertido en el rey de la F¨®rmula E, las carreras de coches el¨¦ctricos. Vive en Londres con sus cuatro hijos, donde su esposa Ana da clases de psicolog¨ªa
Ni siquiera quienes sienten prevenci¨®n manifiesta hacia su suegro, el expresidente del Gobierno Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ocultan un deje de simpat¨ªa cuando se refieren a Alejandro Agag (48 a?os), el joven simpatizante del Partido Popular que conquist¨® al jefe con su desparpajo hasta convertirse en uno de sus tres ayudantes personales. El que un d¨ªa le llevaba el malet¨ªn y otro le despertaba en mitad de la noche para avisarle de que Lady Di acababa de morir en Par¨ªs.
Su don de gentes y la cercan¨ªa al poder le convirtieron en un imprescindible de la vida pol¨ªtica y empresarial de la Espa?a de los a?os noventa. Fue elegido eurodiputado y secretario general del Partido Popular Europeo donde se centr¨® en pol¨ªtica monetaria y competencia sin olvidar en privado sus inquietudes medioambientales. En 2001 se enamor¨® y todo cambi¨®. As¨ª lo confes¨® a sus ¨ªntimos, los mismos con quienes hac¨ªa estragos en las noches de Bruselas con su labia, su sonrisa y sus hechuras de pijo internacional.
Lo malo o lo bueno, seg¨²n la perspectiva desde la que se mire ahora, es que la novia (entonces todav¨ªa secreta) era la hija de Aznar. Incluso antes de esa boda con aspiraciones de ceremonia de Estado celebrada en 2002 en el madrile?o monasterio de El Escorial, Agag tuvo claro que la situaci¨®n era imposible. ¡°O me casaba con Ana o me dedicaba a la pol¨ªtica. Deb¨ª de ser el exdiputado europeo m¨¢s joven de la historia¡±, afirma en conversaci¨®n telef¨®nica recordando una dimisi¨®n que nadie le pidi¨®, pero que s¨ª le aconsej¨® en privado su compa?era de partido Loyola de Palacio, que fue ministra y despu¨¦s vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea.
Perseguido por la relaci¨®n familiar con el expresidente Aznar, dio un giro radical a su trayectoria. Tras la retirada de la primera fila pol¨ªtica no ten¨ªa ning¨²n plan de trabajo, pero s¨ª amigos con posibles repartidos por el mundo. Entre ellos estaban Flavio Briatore, entonces director general del equipo Benetton-Renault de F¨®rmula 1, y Bernie Ecclestone, presidente de la F¨®rmula 1 hasta enero de 2017. Agag aprovech¨® su ayuda y se convirti¨® en una esponja que se empap¨® del mundo de las carreras donde pic¨® de todos los campos, desde tener un equipo en GP2 hasta pelearse por los derechos de televisi¨®n o conseguir patrocinadores. Ese terreno que abre un rentable mundo de relaciones que no conoce las fronteras y en el que Agag ha sabido moverse como pez en el agua.
La situaci¨®n no era nueva para ¨¦l. Hijo de un banquero belga de origen argelino, Youssef Agag, y de la cordobesa Soledad Longo ?lvarez de Sotomayor, se licenci¨® en Ciencias Econ¨®micas y Empresariales por el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF), un centro donde, adem¨¢s de formaci¨®n, se incuban ese tipo de relaciones que van abriendo oportunidades durante toda la vida. Despu¨¦s sigui¨® entrenando en el cuadril¨¢tero pol¨ªtico. ¡°La pol¨ªtica es una escuela buen¨ªsima porque en todos sitios hay juegos pol¨ªticos. B¨¢sicamente se trata de tener sensibilidad. Esto es un circo con 40 o 50 actores¡±, explica Agag en referencia a su actual ocupaci¨®n como mandam¨¢s y fundador de la F¨®rmula E, el campeonato de carreras de coches el¨¦ctricos que invent¨® de la nada y que triunfa a pesar de que hasta sus amigos m¨¢s cercanos le vaticinaron un sonoro fracaso. ¡°Hay que hacer mucha intermediaci¨®n y la pol¨ªtica ayuda para conseguir que todos rememos en la misma direcci¨®n¡±, afirma desde Londres, donde vive desde hace a?os junto a sus cuatro hijos y Ana Aznar, que da clases de psicolog¨ªa en la Universidad de Winchester.
Ciudades como Par¨ªs, Nueva York, Roma, Z¨²rich, Pek¨ªn o Ciudad de M¨¦xico se han rendido a su visionaria idea de las carreras el¨¦ctricas convertidas en una equilibrada mezcla de espect¨¢culo deportivo, plataforma tecnol¨®gica, negocio y escenario para verse y dejarse ver. All¨ª el dinero y las relaciones (de nuevo esa m¨¢gica palabra) juegan a cambiar el mundo y venden la imagen de la sostenibilidad al mismo ritmo que se mueve el dinero en este nuevo circo que al menos se ocupa por buscar un futuro con menos humos. Pero llegado ese momento en el que el ¨¦xito ha conseguido que haya m¨¢s ciudades dispuestas a acoger la competici¨®n que fechas para satisfacerlas, Espa?a no est¨¢ en los planes. ¡°Me gusta trabajar sin ideas preconcebidas y lamentablemente en Espa?a las tienen sobre m¨ª¡±, argumenta Agag.
El disc¨ªpulo parece haber superado al maestro y haberse liberado de su sombra. Ahora es el rey de la F¨®rmula E, esa competici¨®n de b¨®lidos el¨¦ctricos que anuncian el futuro sostenible del motor a 250 kil¨®metros de velocidad silenciosa y que parecen haber atenuado el ruido atronador que la pol¨ªtica instal¨® en la vida de Alejandro Agag. Aunque la coletilla de yerno de Aznar sea para siempre su segundo apellido en Espa?a.
El visionario de las carreras el¨¦ctricas
Una cena en Par¨ªs en febrero de 2011 fue el detonante para que Alejandro Agag se lanzara a crear un campeonato de carreras para coches el¨¦ctricos. ?l serv¨ªa de intermediario para que se conocieran Jean Todt, presidente de la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil desde 2009, y Antonio Tajani, entonces comisario de Industria del Parlamento Europeo y su actual presidente. All¨ª se habl¨® mucho de coches el¨¦ctricos y Agag sali¨® con la idea de montar un campeonato. ¡°Todo el mundo me tach¨® de loco y, aunque llam¨¦ a todas las puertas, solo Enrique Ba?uelos (empresario valenciano) me apoy¨® con financiaci¨®n¡±, explica el fundador de la F¨®rmula E. Ahora las mismas dificultades t¨¦cnicas que parec¨ªan hacerlo inviable son uno de sus atractivos porque la estrategia de dosificar las bater¨ªas es tan importante como la velocidad para llegar a la meta. La primera carrera se celebr¨® un Pek¨ªn en septiembre de 2014, toda una declaraci¨®n de intenciones sobre el inter¨¦s del proyecto por sumarse a la preocupaci¨®n medioambiental que afecta especialmente a las grandes ciudades. En mayo del a?o pasado Alejandro Agag hizo una oferta amistosa por 600 millones de euros para obtener el control total de la sociedad en la que participa Liberty Media, Discovery Communications, la suiza Julius Baer, el piloto Nico Rosberg, Enrique Ba?uelos y la entidad china CMC Capital Partners. Sin acritud, los socios dijeron que no y que Agag continuara siendo su consejero delegado. Se?al inequ¨ªvoca de que se sienten c¨®modos y de que hay negocio y espect¨¢culo el¨¦ctrico para rato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.