Los escalones
No se trata de sustituir la profesionalidad por la pasi¨®n, sino de llegar a ser un buen profesional sin perder la pasi¨®n
En los ¨²ltimos d¨ªas, hemos asistido a una muestra esclarecedora del funcionamiento interno de los partidos pol¨ªticos. Aqu¨ª tambi¨¦n parece existir una divisi¨®n radical entre la derecha y la izquierda, como si el molde ideol¨®gico fuera definitorio incluso en la manera de organizarse. Est¨¢ claro que si tu discurso p¨²blico es una defensa del autoritarismo, resulta sencillo aplicar ese l¨¢tigo dentro de tu formaci¨®n. En cambio, si tu narrativa vadea los confines de la libertad y la independencia de criterio, lo que te vas a encontrar es con la imposibilidad de capitanear un grupo cohesionado y prieto. La convenci¨®n del PP ha mostrado c¨®mo alcanzar el Gobierno en Andaluc¨ªa, pese al mal resultado electoral de la formaci¨®n, y ha inyectado gasolina a su nuevo l¨ªder. Los partidos pol¨ªticos necesitan el poder para prometer puestos y perspectivas laborales a sus legiones. Sin mandos en la Administraci¨®n se asemejan a corrales sin pienso, donde las gallinas escarban en la tierra a la b¨²squeda de grano oculto, cuando no se pican unas a otras en plena coronilla hasta hacerse sangrar.
Pablo Casado ha logrado renovar las candidaturas locales con fieles impuestos a dedo sin disputa p¨²blica. Incluso se permiti¨® convocar a los dos expresidentes del partido, cuyas antag¨®nicas maneras de entender la funci¨®n les han llevado a una animadversi¨®n brutal. El m¨¦todo para unirlos fue precisamente no juntarlos; concedi¨® una jornada a cada uno y luego los mand¨® de vuelta al museo de cera. Es evidente que el giro brusco a la derecha le une al aznarismo, pero conviene guardar un pie en cada orilla, porque las vicisitudes electorales obligan al contorsionismo del lenguaje. Los cuellos que antes se rompen son los incapaces de amplio giro. Los antiguos rivales de Casado en la pugna por el liderazgo del partido acudieron tambi¨¦n a la convenci¨®n, pero lo hicieron mudos, con un aire que sonaba m¨¢s a reuni¨®n de antiguos compa?eros de colegio, donde uno recuerda con agrado las bromas a los profesores y olvida las collejas que te pegaban los compa?eros en el patio.
Al otro lado del tablero, Podemos ha vivido su pen¨²ltima convulsi¨®n. ??igo Errej¨®n ha le¨ªdo el modelo de Manuela Carmena, Ada Colau y M¨®nica Oltra como ¨²nico eficaz con vistas a las pr¨®ximas elecciones y le ha pegado una pu?alada al partido. Eso s¨ª, lo ha hecho por el bien del partido. Al menos, as¨ª lo va a intentar explicar, por la cuenta que le trae. Podr¨ªa ser que las traiciones y las disensiones p¨²blicas sean lo ¨²nico que sacuda la conciencia de quienes iban hacia el desastre electoral sin la m¨ªnima correcci¨®n de tiro. Lo jugoso de este asunto es que ventila una ruptura personal. Ya estaba consumada la extinci¨®n de la amistad, pero ahora se representa en p¨²blico un divorcio feo, que puede desmotivar a quienes persisten en ilusionarse de tanto en tanto. Fundaron un partido para sacarles las verg¨¹enzas a los profesionales de la pol¨ªtica, a los que en un error de c¨¢lculo tildaban de casta. Sucede en todos los sectores, que uno arranca con desprecio hacia el profesionalismo. Pretendes suplirlo con emociones sinceras. Pero las cosas no funcionan as¨ª. No se trata de sustituir la profesionalidad por la pasi¨®n, sino de llegar a ser un buen profesional sin perder la pasi¨®n. Ser mejor sin convertirte en un c¨ªnico. En ese secreto algoritmo est¨¢ la soluci¨®n a este nuevo e inesperado escal¨®n a¨²n por saber si es de subida o de bajada.
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