Modelo Carmena
Frente a la agresividad de la derecha y a la displicencia de los expertos, la izquierda debe representar la empat¨ªa
La derecha se rearma ideol¨®gicamente y la izquierda no acaba de encontrarse a s¨ª misma ante la complicada traves¨ªa que culminar¨¢ en las decisivas elecciones de mayo, que nos dar¨¢n las hechuras de un nuevo ciclo. La derecha est¨¢ rabiosa. Acumula heridas en su alma. Est¨¢ dolorida por haber perdido el poder. Pero est¨¢, sobre todo, irritada por la osad¨ªa de m¨¢s de dos millones de ciudadanos que desaf¨ªan la sagrada unidad de Espa?a y por las conquistas del feminismo, que ha conseguido alterar los esquemas de dominaci¨®n del patriarcado. Por eso reacciona agresivamente en defensa de sus se?as de identidad con un regreso a las esencias. Y busca movilizar a la gente magnificando problemas que apenas aparecen en las encuestas entre las principales preocupaciones ciudadanas, como la inmigraci¨®n. O generando alarma en materia de seguridad. En tiempos de incertidumbre, la xenofobia y el miedo dan dividendos.
La izquierda no debe tener miedo a las batallas ideol¨®gicas, pero se equivocar¨ªa en seguir a la derecha en un debate pol¨ªtico a cara de perro. La izquierda est¨¢ a la b¨²squeda de su ¡°pueblo¡±, de la configuraci¨®n de unas bases m¨¢s complejas y menos encuadrables que en el pasado. Y tiene que encontrar nuevos modos de hacer pol¨ªtica. Frente a la agresividad de la derecha y a la displicencia de los expertos, la empat¨ªa. Lo que me atrevo a llamar el modelo Carmena: despojarse de los r¨ªgidos patrones de la pol¨ªtica de partido, encontrar la naturalidad que hace que la gente te reconozca como uno de los suyos, operar con la independencia de criterio que genera confianza, y dar margen a la espontaneidad frente a los manuales de comunicaci¨®n. Manuela Carmena transmite experiencia, forjada en el reconocimiento de los dem¨¢s, y es as¨ª, tambi¨¦n en tiempos digitales, como se consigue traspasar las fronteras partidarias y romper la idea de casta.
??igo Errej¨®n ha dado un inesperado reconocimiento al modelo Carmena apunt¨¢ndose a su proyecto. Y el desconcierto se ha apoderado de Podemos. Ser¨ªa ¨²til que sus dirigentes se preguntaran por qu¨¦ sus mejores resultados en los ayuntamientos los obtuvieron donde se presentaron en alianza y con listas encabezadas por sus socios. Quiz¨¢s ayudar¨ªa a salvar el trance.
Y no olvide, tampoco, Pedro S¨¢nchez que si consigui¨® batir a los patrones de su partido, que le echaron por negarse a practicar el corporativismo bipartidista, fue porque supo entender que la gente estaba ya en otra parte. Y en esta direcci¨®n debe desplazarse la izquierda para defender lo que da vitalidad a la democracia: que los ciudadanos se sientan reconocidos. Los comicios de mayo son trascendentales. Los ayuntamientos pueden confirmar el valor de la empat¨ªa. Pero, sobre todo, servir¨¢n para saber si los electores quieren di¨¢logo y entendimiento o si se apuntan a la restauraci¨®n autoritaria que la convenci¨®n del PP ha consagrado como renovaci¨®n ideol¨®gica de la derecha.
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