C¨®mo afrontar el miedo al cambio
Nuestro cerebro est¨¢ pensado para la supervivencia, no para la felicidad
La vida es cambio, pero el cambio nos asusta. A veces dan ganas de sumarse a la reflexi¨®n de Mafalda: Que el mundo se pare que yo me bajo. El origen de este malestar hay que buscarlo en la biolog¨ªa. Seg¨²n Eudald Carbonell, codirector de las excavaciones de Atapuerca, nuestro cerebro es el resultado de dos millones y medio de a?os de evoluci¨®n. Llevamos mucho tiempo viviendo en cavernas y muy poco en ciudades. Esto significa que tenemos ¡°codificadas¡± respuestas autom¨¢ticas para responder con ¨¦xito a las amenazas de aquel entonces. Si ahora vemos un le¨®n suelto paseando por una calle, nuestro cerebro no se pondr¨¢ a elucubrar de qu¨¦ raza es; sencillamente, nos dir¨¢ que salgamos corriendo para ser m¨¢s r¨¢pidos, no que el felino, sino que el que tenemos al lado (tambi¨¦n est¨¢ la otra alternativa de quedarnos congelados, para que no nos vea). Sin embargo, estos circuitos tan maravillosos que nos han permitido llegar hasta aqu¨ª como especie, no est¨¢n preparados para afrontar amenazas m¨¢s sutiles, como la digitalizaci¨®n, los cambios de regulaci¨®n de un sector o la posibilidad de quedarnos sin empleo. Estos miedos son nuevos, evolutivamente hablando, y no siempre nos apa?amos bien con la transformaci¨®n. Recordemos una m¨¢xima importante: nuestro cerebro est¨¢ pensado para la supervivencia, no para la felicidad. As¨ª pues, ante el cambio tenemos que ingeni¨¢rnosla para navegar por ¨¦l, entenderlo como oportunidad y aprender de sus posibilidades. Y esto no es tan autom¨¢tico como salir corriendo ante una amenaza, requiere esfuerzo, entrenamiento y salirnos de los miedos que nos atenazan.
La gesti¨®n del cambio es m¨¢s dif¨ªcil que nunca, pero m¨¢s f¨¢cil de lo que est¨¢ por venir. Por una raz¨®n muy simple: la velocidad. Para hacernos una idea de la magnitud, hace 10 a?os ten¨ªamos quinientos millones de aparatos conectados a internet. El a?o que viene se prev¨¦ cincuenta mil millones y en una d¨¦cada, un bill¨®n. As¨ª pues, estamos solo al principio. Por no hablar de lo que nos deparar¨¢n la inteligencia artificial, la criopreservaci¨®n de nuestros cuerpos, los avances en la gen¨¦tica o los viajes por el espacio. Estamos solo al principio de un tsunami que va a transformar la forma de relacionarnos, de trabajar y de vivir. Por tanto, se avecinan m¨¢s y m¨¢s cambios¡ Pero la buena noticia es que nuestro cerebro, aunque provenga de la ¨¦poca de las cavernas, tiene una enorme plasticidad que le ha permitido llegar hasta aqu¨ª y construir toda la tecnolog¨ªa que est¨¢ revolucionando el mundo. De manera que, tenemos margen de maniobra. Veamos c¨®mo podemos comenzar cualquiera de nosotros con claves muy sencillas.
Primero, es urgente entrenar diariamente nuestra mente. Igual que hay gimnasios para nuestro cuerpo, hemos de poner en forma el m¨²sculo del cerebro. Todos los d¨ªas, todos, hacer algo diferente. Leer fuentes de informaci¨®n distintas, ir al trabajo por otro camino, probar un sabor ex¨®tico¡ lo que quieras. Pero r¨¦tate a diario con algo nuevo. El aprendizaje es el mejor ant¨ªdoto ante el miedo.
Segundo, hay que relativizar lo que nos ocurre. Un buen m¨¦todo es, parad¨®jicamente, leer historia. Necesitamos darnos cuenta de que, aunque vivimos en el tsunami del cambio, precisamente todos esos avances nos han permitido incrementar nuestra esperanza de vida, no sufrir por posibles epidemias o por guerras mundiales. En la medida que tomemos perspectiva, podemos entender la parte amable.
Tercero, aplicarse dietas para desdigitalizarnos. Por mucha velocidad que nos rodea, necesitamos encontrar la conexi¨®n con nosotros mismos y con los que nos rodean. Si vivimos siempre expuestos a los impactos de internet, no tendremos tiempo para integrar el aprendizaje y para encontrar los oasis necesarios de una cierta tranquilidad. Por ejemplo, un fin de semana se puede dejar el m¨®vil o ponerlo en modo avi¨®n.
Y cuarto, confiar. Al final, de todo se sale, mejor o peor, pero se sale. Lo que nos agobiaba hace a?os, como los ex¨¢menes, enfrentarnos a un conflicto dif¨ªcil¡ ahora lo miramos de una manera m¨¢s amable. Si hemos sido capaces de sortear situaciones dif¨ªciles, ?por qu¨¦ no vamos a poder hacerlo con lo que tenemos entre manos?
Por ello, en la medida en que confiemos, mantengamos la curiosidad y el aprendizaje, sepamos relativizar y creemos espacios de paz, podremos encontrar recursos para contemplar el cambio de una manera m¨¢s positiva y constructiva.
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