La universidad sale al encuentro del pueblo ind¨ªgena
M¨¢s de 420 j¨®venes de comunidades del Caribe nicarag¨¹ense estudian c¨®mo reactivar la regi¨®n con m¨¢s recursos naturales del pa¨ªs, pero con las mayores bolsas de pobreza
A Mario Palma todav¨ªa hay noches que le pitan los o¨ªdos. Durante un a?o seguido trabaj¨® en la miner¨ªa artesanal a m¨¢s de 500 metros de profundidad en busca de vetas de oro. En pleno coraz¨®n de la selva tropical del Caribe nicarag¨¹ense, a dos horas y media de vuelo en avioneta desde la capital, Bonanza era el ¨²nico n¨²cleo urbano donde encontr¨® empleo. Ahora camina ilusionado a sus 21 a?os por el campus de la Universidad de las Regiones Aut¨®nomas de la Costa Caribe Nicarag¨¹ense (URACCAN) donde en breve terminar¨¢ el primer curso de Ingenier¨ªa Agr¨®noma.
Para llegar a convertirse en un universitario, Palma tuvo que esperar a?os. Pero finalmente se cruz¨® en su camino la oportunidad: un m¨¢ster de liderazgo comunal que la ONG Solidaridad Internacional / Nazioarteko Elkartasuna impart¨ªa en su regi¨®n para ofrecer a j¨®venes ind¨ªgenas y mujeres adultas una alterativa a la pobreza en pleno coraz¨®n de la selva. ¡°Llegaron a mi comunidad, seleccionaron a j¨®venes para participar y dediqu¨¦ en total 20 d¨ªas a formarme¡±, sintetiza Palma sobre su transformaci¨®n.
Durante el curso cay¨® en la cuenta del potencial de la zona con las tierras m¨¢s f¨¦rtiles del pa¨ªs, pero con los mayores ¨ªndices de pobreza. ¡°Comprend¨ª que podr¨ªa sacarle m¨¢s partido a la tierra, me faltaba estudiar c¨®mo hacerlo. Ya no quiero volver a la mina¡±.
Huertos contra nuevas caravanas migrantes
Del sue?o migratorio a cultivar m¨¢s de 10 especies diferentes entre verduras, ¨¢rboles frutales y especies aut¨®ctonas. Leticia Herrera tiene 33 a?os, cinco hijos y ha pasado de ahorrar para abandonar la selva a reunir el dinero suficiente para quedarse y mandar a la universidad a su hijo mayor.
Durante los ¨²ltimos a?os, ha participado en un proyecto piloto desarrollado por la ONG Solidaridad Internacional por recuperar semillas aut¨®ctonas y trabajarlas en huertos familiares gestionados por mujeres. ¡°Mis vecinas no lo vieron claro por la dedicaci¨®n que exig¨ªa¡±, se?ala Herrera quien ha conseguido incorporar una nueva entrada de dinero en su casa a trav¨¦s de la venta de sus excedentes. Sus vecinas ya cultivan las semillas que ella guarda en su nuevo invernadero.
Palma habla con voz baja, extra?ado de que le entrevisten, con los ojos rasgados por la fuerza del sol y la mochila al hombro llena de libros. Nada le diferencia, salvo la edad, de cualquier otro universitario. Le encanta la bot¨¢nica y la zoolog¨ªa. ¡°Impresionado estoy de la cantidad de vida que tiene la Tierra¡±. Durante los dos meses que ha trabajado de comercial de telefon¨ªa en la ciudad ha ahorrado para pagarse la matr¨ªcula del curso que arranca en febrero.
Como Palma, otros 420 j¨®venes han estudiado el diploma de liderazgo para explorar formas de desarrollo rural durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Cinco alumnos diferentes por comunidad de las seis que han participado en la iniciativa. De su aldea, otros ocho decidieron reengancharse a la universidad. A los dos meses, la mitad regres¨® a Santa Marta, zona rodeada de vegetaci¨®n salvaje y a tres horas en coche de la ciudad. ¡°No aguantaron el ritmo de las clases, ni los ex¨¢menes, ni la vida en la ciudad¡±.
All¨ª espera su turno Jhonra Noth, de 23 a?os, y nueva secretaria de la Junta de la Red de Mujeres. Su vida se centra en su casa, su hija y el campo. Tras obtener el diploma, tambi¨¦n ha recuperado el inter¨¦s por los estudios y no descarta dar el salto a la universidad. Antes debe terminar la secundaria.
¡°El diploma me ha devuelto las ganas de seguir estudiando: tengo toda la vida para trabajar la tierra¡±. Y lo dice en un castellano sencillo. Ella se comunica de forma habitual en miskito, lengua que hablan m¨¢s de 150.000 personas en la regi¨®n y en el sur de Honduras. El curso incorpor¨® metodolog¨ªa de la universidad, as¨ª como materiales en miskito, para trabajar con los j¨®venes en cinco sesiones diferentes de cuatro d¨ªas de duraci¨®n cada una.
La regi¨®n, del tama?o de Catalu?a, est¨¢ conformada por nueve municipios con un total de 300.000 personas sitiadas por la pobreza, el abandono del Estado y los conflictos generados por la llegada de colonos campesinos de otras partes del pa¨ªs
Noth ha aceptado ser tambi¨¦n la nueva secretaria de la Red de Mujeres reci¨¦n creada en su zona y con la que quieren romper el aislamiento de la vida en las aldeas. ¡°Vivimos muy dispersas. Algunas sin luz, ni agua potable. Necesitamos estar m¨¢s en contacto entre nosotras para aprovechar cualquier oportunidad de mejora¡±. Para ella, salir de casa y reunirse con otras mujeres ya es un gran avance. El 50% de la poblaci¨®n es menor de 19 a?os y m¨¢s del 65% se encuentra sin empleo, seg¨²n el INGES (Instituto de Investigaciones y Gesti¨®n Social) de Nicaragua.
La regi¨®n, del tama?o de Catalu?a, est¨¢ conformada por nueve municipios con un total de 300.000 personas sitiadas por la pobreza, el abandono del Estado y los conflictos generados por la llegada de colonos campesinos de otras partes del pa¨ªs. En muchas ocasiones, la llegada de migrantes internos ha provocado conflictos armados, desplazamientos y muertes entre los que reclaman la propiedad privada de la tierra y las poblaciones miskitas que defienden su propiedad comunal.
Al l¨ªder ind¨ªgena Constantino Romel, fundador y primer presidente del territorio ind¨ªgena Wangky Twi Tasba Raya, el conflicto le ha costado llevar una bala alojada en el t¨®rax. ¡°Siempre he denunciado este conflicto de manera p¨²blica y directa tanto en medios de comunicaci¨®n como en reuniones¡±. Hace tres a?os, el 21 de septiembre de 2015, durante un viaje en carretera sobrevivi¨® a un intento de asesinato. Todav¨ªa no ha podido retirarse una de las balas alojada en su cuerpo, ni llevar a juicio a los asaltantes. Hoy ha acudido a la ciudad para reunirse con diferentes agentes que trabajan en su territorio. ¡°Necesitamos j¨®venes mejor formados y con m¨¢s compromiso por sus aldeas¡±.
Romel advierte de que tan solo el 30% de los j¨®venes que optan a la universidad regresan despu¨¦s a sus casas. ¡°Muchos prefieren la ciudad. Y los que se quedan siguen con su vida en un contexto de extrema pobreza, sin trabajo y con el temor de que llegue gente nueva a apropiarse de la tierra¡±. Como responsable de la primera experiencia de gobierno aut¨®nomo en el pa¨ªs, reclama m¨¢s inversi¨®n del Estado central para facilitar las comunicaciones por la selva y m¨¢s acompa?amiento de la cooperaci¨®n internacional hasta que llegue la ayuda del gobierno.
Joven, comprometida y con el inter¨¦s de regresar es Helen ?lvarez, de 22 a?os. En dos meses, se incorporar¨¢ a primero de Enfermer¨ªa. ¡°Aqu¨ª la vida es dura. Tenemos pocas comodidades y pocas oportunidades para mejorarlas¡±. As¨ª que ha optado por estudiar una materia que le permita despu¨¦s hacerse cargo del puesto de salud en el Naranjal, otra comunidad a varias horas de carretera de la ¨²nica ciudad de la regi¨®n.
En el mismo campus se cruzar¨¢n ?lvarez y Palma: en carreras diferentes, pero con la misma actitud de construir un futuro en medio de la selva. Y tal vez, en unos a?os se una tambi¨¦n Noth, si mantiene su motivaci¨®n durante toda la secundaria.
Mientras tanto, desde la universidad ultiman los detalles para volver a salir a los caminos con la complicidad de los l¨ªderes ind¨ªgenas y en busca de medio millar de nuevos universitarios para la siguiente promoci¨®n que arrancar¨¢ en el mes de febrero, en miskito y con diferentes horarios para poder combinar la vida en el campo y en el campus.
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