Villarejo y FG
La situaci¨®n en el BBVA es un buen term¨®metro de c¨®mo va nuestro pa¨ªs
A simple vista, el comisario Jos¨¦ Manuel Villarejo no da ning¨²n miedo. Le gusta andar a trompicones y se cubre la cabeza con una gorrilla de esas que le franquean a uno el paso en cualquier verbena castiza. Pero estoy casi seguro de que esa temblequera en el paso, ese aire de Mortadelo, forma parte de una degradaci¨®n voluntaria, pensada para que los seres humanos bajen la guardia. Y entonces, este hombre, o lo que sea, arropado por m¨¢s de una docena de polic¨ªas de distinto rango, pero todos corruptos, puede ser muy da?ino, porque se arma del ¨²ltimo grito en aparataje de escuchas telef¨®nicas y le encuentra a uno lo que no sabe que tiene.
Villarejo es un producto de la evoluci¨®n. Parece uno de esos polic¨ªas que antes se entrenaban en el arte de la tortura y, a base de golpes bien dados donde m¨¢s doliera, sacaban la informaci¨®n necesaria a los detenidos. ?Lo que habr¨ªa dado Billy el Ni?o por no tener que pegar a nadie para que confesara! Es muy posible que Villarejo sea tan sensible como el aut¨¦ntico Billy.
Desde que est¨¢ en la c¨¢rcel da un poco menos de miedo, eso s¨ª. Lo que pasa es que nos encontramos entonces con quien nos tiene que dar miedo de verdad, que es con Francisco Gonz¨¢lez, FG para los que est¨¢n en el ajo. FG ha sido quien, presuntamente, ha ido pagando sumas enormes a Villarejo para que intentara envilecer la vida de personas en su mayor¨ªa honorables. Siempre, presuntamente.
Y el Estado espa?ol apenas se ha conmovido. FG sigue en la calle, y los afectados por vigilancias y seguimientos de Villarejo apenas han recibido un recado, ni del banco ni del Ministerio del Interior, ni de la Fiscal¨ªa.
Eso s¨ª, el BBVA ha nombrado a FG presidente de honor al jubilarle, y se podr¨ªan haber ahorrado lo del honor. Quienes ahora dejan de prestar sus ahorros a ese banco est¨¢n poniendo en solfa justamente eso.
Es un buen term¨®metro de c¨®mo va nuestro pa¨ªs, donde abundan los aspirantes a Villarejos o a FGs. Unos se atrev¨ªan a todo y otros estaban dispuestos a financiarlo todo.
Se acaban los adjetivos para se?alar a los herederos tecnologizados de Billy y a los presidentes sin honor.
Y se acaba la paciencia de quienes perciben c¨®mo apestan igual las cloacas del Estado que algunos despachos presidenciales.
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