¡°La danza puede desarrollar un pa¨ªs¡±
El bailar¨ªn y core¨®grafo de Saint Louis (Senegal) Alioune Diagne estrena ma?ana en Par¨ªs el espect¨¢culo 'In/Contro', con la coreograf¨ªa de Luigia Riva, centrado en aquello que se considera basura: objetos y personas
Alioune Diagne (Saint Louis, Senegal, 1982) trabaja en un castillo, donde ¨²ltimamente se dedica en cuerpo y alma a la basura. Desechos que llegan a las costas desde otros pa¨ªses, pero tambi¨¦n residuos humanos: hombres y mujeres que huyen de sus casas y que a menudo son acogidos en el extranjero como si de basura se tratara. En el escenario del centro cultural Le Ch?teau [El Castillo] de Saint Louis, el antiguo palacio del gobernador de Mauritania de la ¨¦poca colonial, el bailar¨ªn plasma estas historias en los pasos de su pr¨®ximo espect¨¢culo, basado en las coreograf¨ªas de Luigia Riva. In/Contro se estrenar¨¢ el pr¨®ximo 13 de marzo en Par¨ªs.
Diagne, director art¨ªstico de la Asociaci¨®n Diagn¡¯art, se crio en las tres distintas partes que componen su ciudad natal. Siempre le ha gustado mucho el deporte y la creaci¨®n art¨ªstica. Tante¨® el f¨²tbol y flirte¨® con el baloncesto, pero no le acabaron de convencer. Tuvo un romance de cinco a?os con el atletismo, gracias al cual lleg¨® incluso a ganar algunas medallas, pero no encontr¨® su verdadera pasi¨®n hasta m¨¢s tarde. Y de no ser tan cabezota, no habr¨ªa llegado a convertirse en bailar¨ªn.
Un d¨ªa en el instituto, apareci¨® por casualidad en los ensayos de una compa?¨ªa de danza. Desde aquel momento, intent¨® volver cada vez que pod¨ªa para mirar. ¡°Me echaban todo el rato, porque no era una actividad para estudiantes¡±, recuerda. Pero ¨¦l les hac¨ªa caso omiso. Los bailarines tuvieron que rendirse y dejar que se uniera a ellos. ¡°Hab¨ªa dos grupos: uno de adultos y otro de ni?os. A pesar de que ten¨ªa ya 18 a?os, me pusieron con los peque?os. Les sacaba una cabeza. Era como una jirafa en un grupo de cabras¡±.
Su ocasi¨®n lleg¨® cuando uno de los integrantes de la compa?¨ªa enferm¨®. Diagne fue el elegido para cubrir la baja, pero la decisi¨®n no le pill¨® desprevenido. De tanto mirar a los bailarines y repetir una y otra vez en su casa, se hab¨ªa aprendido los pasos de memoria. Estuvo seis a?os compartiendo escenario con ellos.
¡°Todos mis amigos quer¨ªan ser profesores, militares¡Incluso mis padres quer¨ªan que escogiese una profesi¨®n de verdad. Nunca me prohibieron bailar, pero hubieran preferido otra cosa para m¨ª, algo que me asegurase una mayor estabilidad econ¨®mica¡±, explica.
En Le Ch?teau nos hemos puesto las pilas: queremos generar empleo, contribuir al desarrollo local. No vamos a esperar al Estado
Se mud¨® a Dakar para frecuentar la Escuela de Bellas Artes, pero, no satisfecho con el nivel de ense?anza de la danza, se inclin¨® hacia la pintura y qued¨® cuarto en el concurso nacional para acceder a la carrera de artes pl¨¢sticas. ¡°Durante estos a?os me dediqu¨¦ mucho a crear del punto de vista de las ideas¡±, dice, ¡°mientras me nutr¨ªa de la vida cultural de la capital. Iba a espect¨¢culos, observaba¡¡±.
Despu¨¦s de formarse en danza contempor¨¢nea en Bamako (Mal¨ª) y Uagadug¨² (Burkina Faso), regres¨® a Saint Louis en 2007 para dar vida a la Asociaci¨®n Diagn¡¯art y a la hom¨®nima compa?¨ªa, en la que es bailar¨ªn y core¨®grafo. Esta organizaci¨®n, adem¨¢s de ser el alma del centro cultural Le Ch?teau, tambi¨¦n se encarga de organizar el Festival Duo Solo Danse, que este a?o celebrar¨¢ su und¨¦cima edici¨®n del 13 al 15 de junio.
A lo largo de su carrera, Diagne ha traducido en danza la aspereza de las periferias de las ciudades senegalesas ¡ªel espect¨¢culo para tres bailarines Banlieue, estrenado en 2012, se exhibi¨® en m¨¢s de 20 pa¨ªses africanos y europeos¡ª; el sudor del primer campe¨®n de boxeo negro, Battling Siki ¡ªSiki¡ª y la desesperaci¨®n de los ap¨¢tridas, entre otros temas. La danza contempor¨¢nea es para ¨¦l sin¨®nimo de compromiso social y fuerza motriz del cambio, del debate y de la educaci¨®n.
¡°La danza puede desarrollar un pa¨ªs. Y luchamos para que esto ocurra en Saint Louis¡±, cuenta en un descanso de los ensayos. El obst¨¢culo, lamenta, es ¡°la falta de reconocimiento¡± de las autoridades. Le Ch?teau no recibe subvenciones desde el Estado senegal¨¦s, pese a desempe?ar un papel de catalizador de cultura en la ciudad.
¡°Somos el ¨²nico centro cultural, junto con el Instituto Franc¨¦s. Yo mismo nac¨ª en esta ciudad, no aprend¨ª en la escuela formal y tuve que hacer todo por mi cuenta. En Le Ch?teau nos hemos puesto las pilas: queremos generar empleo, contribuir al desarrollo local. No vamos a esperar al Estado¡±.
El centro cultural organiza debates, proyecciones y talleres y abre las puertas a los j¨®venes del barrio que quieran, de manera gratuita, aprovechar sus espacios para la creaci¨®n art¨ªstica. Hasta hace poco, albergaba una peque?a huerta para que los ni?os que vagabundean por las calles en busca de limosna pudieran cultivar la tierra y vender los productos, aunque el programa tuvo que acabar debido a los costes prohibitivos para desalinizar el agua de irrigaci¨®n.
¡°A ver qu¨¦ pasa ahora con el reciente descubrimiento de crudo y gas cerca de la costa¡±, reflexiona Diagne. ¡°Espero que las ganancias no se queden solo en las manos de los de siempre, pero soy un poco esc¨¦ptico. Petr¨®leo y cultura no tienen nada que ver¡±.
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