S¨ª, tus hijos ven porno (y as¨ª les afecta)
Nunca antes ha sido tan f¨¢cil ver porno. Nunca antes se ha consumido desde edades tan tempranas. Los chavales se inician hoy a los nueve a?os. Gratuitos y accesibles las 24 horas del d¨ªa, los contenidos de sexo expl¨ªcito que inundan la Red se han convertido en la educaci¨®n sexual del siglo XXI a falta de formaci¨®n espec¨ªfica. Y en una fuente de confusi¨®n para los adolescentes en sus primeras relaciones adultas.
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Pornonativos
¡ªSi no es como en el porno, ?c¨®mo es el sexo realmente?
La pornograf¨ªa es un invento que suma cuatro siglos. Su industria prosper¨® en los a?os sesenta. Desde entonces, generaciones de hombres y, en menor medida, mujeres se las han ingeniado para saciar su curiosidad con un informal pero eficiente sistema de compraventa y pr¨¦stamo de revistas, cintas de VHS o incluso DVD. La novedad, en el siglo XXI, es que ya ni siquiera resulta necesario recurrir al ingenio: disponemos de porno ilimitado y gratuito en la palma de nuestro smartphone.
¡ªLas pel¨ªculas porno son ciencia-ficci¨®n. Como Spiderman o Star Wars. Hay actores y efectos especiales. No son reales. ?Me segu¨ªs?
Los alumnos de 3? de la ESO (14-15 a?os) de un instituto p¨²blico de Avil¨¦s asienten, sin demasiado convencimiento, a las explicaciones de Iv¨¢n Rotella, que hoy imparte una de las tres sesiones de educaci¨®n sexual del curso. Un chaval rubio, de frondoso flequillo, rostro angelical y con el estir¨®n a¨²n pendiente, le devuelve una mirada de burl¨®n escepticismo. Cuando ha salido el tema del porno, sus compa?eros lo han erigido a ¨¦l como el experto en la materia. S¨ª, reconoce, ve porno desde primaria y, s¨ª, cree que el sex¨®logo exagera. Su perfil encaja con las estad¨ªsticas que coinciden en se?alar que la edad de inicio de consumo de contenidos para adultos ha descendido y ahora se sit¨²a en torno a los 9 o 10 a?os. Y no es casualidad que esa sea precisamente la ¨¦poca en la que llega la comuni¨®n y los padres acceden a comprar el primer m¨®vil ¡ªes el regalo m¨¢s deseado¡ª: a los 10 a?os, el 26,25% de los menores disponen de smartphone; a los 12, un 75,1%; a los 14, un 91,2%, seg¨²n datos del INE. Y ese aparato del que no se separan nunca es su tesoro: un territorio vedado a sus progenitores donde est¨¢n abonados a WhatsApp, Instagram y YouTube y, por supuesto, tambi¨¦n acceden a v¨ªdeos de sexo expl¨ªcito.Las chicas de 4? de la ESO (15-16 a?os) se miran entre ellas, clavan la vista en el suelo o sacuden en¨¦rgicamente la cabeza ¡ª¡°no, no, no¡±¡ª cuando se les pregunta si consumen v¨ªdeos para adultos. ?La primera imagen pornogr¨¢fica con la que se toparon accidentalmente? ¡°?El negro de WhatsApp!¡±.En cambio, sus compa?eros no tienen reparos en vociferar que ellos s¨ª que ven porno.
¡ª?Cu¨¢ndo lo vemos? Yo, diariamente.¡ªNo tanto. Depende. Cuando apetece.¡ªAlgunos d¨ªas.¡ªAntes de estudiar y de dormir.
¡°El runr¨²n sobre el tema empieza al final de primaria, pero no se puede generalizar. Yo doy clases en 5? y 6? [9-11 a?os] y depende del grupo. Tuve uno que, por c¨®mo se expresaban y las cosas de las que hablaban, ve¨ªan porno fijo, pero el grupo del a?o pasado fue intermedio, algunos alumnos claramente s¨ª lo ve¨ªan, pero la mayor¨ªa no, y este a?o mis alumnos son aut¨¦nticos beb¨¦s¡±, asegura Loles del Campo, veterana profesora de ciencias en un colegio p¨²blico de Avil¨¦s.
Que el porno es la educaci¨®n sexual del siglo XXI es una idea aceptada por expertos de todo el mundo. Pero fue un accidente. La industria tan solo persegu¨ªa m¨¢s y m¨¢s espectadores. ?Af¨¢n pedag¨®gico? Ninguno. Pero que los v¨ªdeos que inundan la Red se interpretan como valiosos manuales de instrucciones es un hecho que constata diariamente Rotella, que trata con adolescentes desde hace 12 a?os en sus clases de educaci¨®n sexual en colegios e institutos, en el Centro de Atenci¨®n Sexual del Ayuntamiento de Avil¨¦s (CASA) ¡ªciudad pionera en Espa?a en su apuesta por la educaci¨®n sexual¡ª y en su gabinete sexol¨®gico. ¡°A m¨ª antes no me preocupaba el porno, de hecho he escrito incontables art¨ªculos defendi¨¦ndolo como divertimento er¨®tico. Pero de cinco a?os para ac¨¢, mi discurso ya no vale porque empiezo a detectar que no se ve como una ficci¨®n, sino como una realidad. Nunca ha habido tanta facilidad de acceso a contenido adulto, pero sigue sin haber una educaci¨®n que proporcione sentido cr¨ªtico¡±, denuncia. ¡°Hay muchas primeras veces que salen mal, entre otras cosas por las expectativas generadas por la pornograf¨ªa. Se est¨¢n llevando muchos chascos¡±. En sus sesiones de educaci¨®n sexual con clases de 3? y 4? de la ESO y 1? de bachillerato (16-17 a?os) siempre advierte a los alumnos ¡ªque reciben sus avisos con risitas nerviosas y caras de desconcierto¡ª de que el orgasmo vaginal no existe para la mayor¨ªas de las chicas, a pesar de lo que veamos en las pel¨ªculas convencionales o X; de que el sexo anal no es para la primera vez, de que el tama?o no define el placer o de que los v¨ªdeos porno tienen m¨²ltiples cortes de edici¨®n. ¡°Si no le ponemos remedio, en 10 a?os voy a dedicarme solo a terapia y no voy a dar abasto. Ya vienen chicos a la consulta preocupados porque creen que son eyaculadores precoces, cuando no lo son, porque no duran 45 minutos en el coito, o chicas que se diagnostican anorg¨¢smicas porque no tienen orgasmos vaginales. Hemos dejado que aprendan de su sexualidad a trav¨¦s de la pornograf¨ªa y cuando lo trasladan a su vida de pareja empiezan los problemas. Estoy harto de escuchar la misma queja entre las chicas: ¡®?Qu¨¦ les est¨¢ pasando a los hombres? Ahora, cuando ligo, se piensan que est¨¢n en una pe?l¨ªcula porno y todo es muy agresivo¡¯. A ellos, cuando les pregunto, me responden sorprendidos: ¡®Ah, ?pero no es eso lo que les gusta a las mujeres?¡±.
Rotella ya trata en su gabinete a la primera generaci¨®n de pornonativos, t¨¦rmino acu?ado por Anal¨ªa Iglesias y Martha Zein en el libro Lo que esconde el agujero. El porno en tiempos obscenos (Catarata) para denominar a los millennials nacidos en los ochenta que crecieron al mismo tiempo que Internet. Y sus hijos, los neopornonativos, que han jugueteado con tabletas y smartphones desde beb¨¦s, representan la ?segunda generaci¨®n. No recuerdan su vida sin el m¨®vil. Y sex¨®logos como Rotella y su pareja, Ana Fern¨¢ndez Alonso, presidenta de la Asociaci¨®n Asturiana para la Educaci¨®n Sexual (Astursex), lo tienen cada vez m¨¢s en cuenta a la hora de dise?ar sus programas. El porno ha distorsionado su visi¨®n del sexo, y el inseparable tel¨¦fono est¨¢ redefiniendo todo aquello que sucede antes de llegar a ¨¦l: su forma de entender la seducci¨®n, la intimidad, las relaciones. ¡°Cada vez vemos m¨¢s casos de parejas que se entregan las contrase?as de sus m¨®viles y redes sociales como prueba de amor y se aceptan mecanismos de control propios de relaciones t¨®xicas. Han resurgido mitos del amor rom¨¢ntico mal entendido que cre¨ªamos superados¡±, lamenta Fern¨¢ndez Alonso. Cuando pregunta si alguien conoce casos de relaciones as¨ª en las aulas de 4? de la ESO y FP B¨¢sica, varios s¨ªes se abren paso t¨ªmidamente.
En cambio, si hablamos de sexting, es decir, el env¨ªo de mensajes y fotos subidos de tono, la respuesta es mayoritariamente afirmativa, al menos en los grupos de 1? de bachillerato. Chicos y chicas hablan con total naturalidad y desinhibici¨®n de una pr¨¢ctica que reconocen como normal. ¡°Hacemos sexting porque nos pone¡±, resume con desparpajo una alumna.
?¡ªLos chicos mandamos fotos de genitales, ellas de culo y tetas.
¡ªLas chicas solemos ir con chicos m¨¢s mayores y pueden manipularnos. ¡°Si no me env¨ªas una foto, te dejo de hablar¡¡±, y al final accedes y acaba donde no debe. A m¨ª me ha pasado.
¡ªMuchas veces nos mandamos fotos por calentar y no va m¨¢s all¨¢.
¡ª¡ Y a veces por la ma?ana ya est¨¢s congelador y te arrepientes. A m¨ª me ha pasado, vaya.
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Padres desorientados
Se inician tan j¨®venes en el porno que no lo ven como una ficci¨®n, sino como una realidad
Se inician tan j¨®venes en el porno que no lo ven como una ficci¨®n, sino como una realidad
Estallan en carcajadas al recordar la verg¨¹enza que han pasado cuando sus hijos les han preguntado sobre sexo. Cuando su hija mayor le pill¨® desprevenido y su madre y su suegra tuvieron que echarle un capote. Cuando tuvo que improvisar la respuesta a la abrupta ¡°mam¨¢, ?qu¨¦ es follar?¡±. Cuando han tenido que apresurarse a buscar en Internet de-qu¨¦-les-estaban-hablando para poder balbucear una explicaci¨®n. Los padres y madres del AMPA del instituto p¨²blico La Magdalena de Avil¨¦s no recibieron ning¨²n tipo de educaci¨®n sexual. Forman parte de las generaciones y generaciones de espa?oles que, como resume el sex¨®logo Iv¨¢n Rotella, vienen del ¡°apa?arse¡±: en casa no se hablaba de sexo y cada uno hac¨ªa lo que buenamente pod¨ªa ¡ªfilosof¨ªa que, por cierto, sigue vigente¡ª. Ahora respiran aliviados porque sus hijos s¨ª reciben clases y ellos mismos organizan peri¨®dicamente talleres para formarse. Es la ¨²nica manera, coinciden, de desempe?ar su papel tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la educaci¨®n sexual. De evitar que la historia se repita. ¡°Son tan importantes sus charlas para los chavales como para nosotros. Mi hija, que tiene 15 a?os, nunca quiere venir a las actividades que organizamos en el AMPA, pero si viene Iv¨¢n [Rotella], se apunta. Y eso es muy importante porque significa que les transmite conocimientos que les llegan y les resultan ¨²tiles. Y a nosotros esas charlas nos permiten continuar la conversaci¨®n en casa¡±, se?ala Noelia.
Padres de adolescentes y preadolescentes, les preocupa enormemente el tiempo que sus hijos pasan ¡ªo quieren pasar¡ª pegados a la pantalla, desconocer qu¨¦ hacen exactamente en Internet y los contenidos inapropiados a los que puedan acceder. ¡°A m¨ª ni se me ha pasado por la imaginaci¨®n que mi hija vea porno, pero no me preocupa excesivamente. Tiene 17 a?os y creo que la he llevado bastante bien, pero a partir de ahora pienso que tengo que ir d¨¢ndole margen. Quiero que tenga la confianza de venir a m¨ª y preguntarme lo que necesite. Es lo ¨²nico que puedo hacer: trabajar nuestra relaci¨®n para que acuda a m¨ª en caso de duda¡±, esgrime Carmen.
¡°?Le hab¨¦is contado lo que hac¨¦is a vuestras hijas?¡±. Esa era la pregunta que muchos padres de su entorno les planteaban recurrentemente a Erika Lust y su marido, Pablo Dobner. Ambos dirigen Lust Films, una productora de cine adulto que abandera un porno distinto: ¨¦tico, feminista, diverso y de vocaci¨®n art¨ªstica. ¡°Nosotros se lo explicamos de forma muy natural porque somos personas abiertas y no nos da miedo hablar de sexo. Pero cre¨ªamos que esa conversaci¨®n no nos ata?¨ªa exclusivamente a nosotros por formar parte de la industria, sino a todos los padres. La ¨²nica diferencia era que nosotros jug¨¢bamos con ventaja: la mayor¨ªa no sabe c¨®mo plantear esa conversaci¨®n, y nosotros s¨ª¡±, relata Lust. En realidad, la ventaja de Lust es doble, pues ella es sueca y podr¨ªa decirse que el suyo es el pa¨ªs que m¨¢s en serio se ha tomado la educaci¨®n sexual. ¡°En el colegio, en torno a los 10 u 11 a?os, ten¨ªamos clases de biolog¨ªa y reproducci¨®n, pero tambi¨¦n el apoyo de sex¨®logos y ginec¨®logos con quienes habl¨¢bamos de relaciones sexuales, de sentimientos, de consentimiento¡¡±, explica. ¡°Pero vivo en Barcelona desde 1997 y mis hijas est¨¢n creciendo aqu¨ª, y me pone triste ver que siga habiendo tanta resistencia. Necesitar¨ªamos un peque?o ej¨¦rcito de educadores sexuales. Y no se trata ni de pornificar ni de sexualizar a los j¨®venes, tan solo de darles herramientas para que entiendan su sexualidad¡±. Ella ya ha puesto de su parte: en 2017 lanz¨® el proyecto The Porn Conversation, una web ¡ªsolo disponible en ingl¨¦s¡ª con recursos destinados a padres y educadores.
Con una buena educaci¨®n sexual hoy no hablar¨ªamos del porno como un problema
En una popular charla TED de 2014, Lust ya reivindicaba que era hora de que el porno cambiara. Ese porno mainstream ¡°sexista y, muchas veces, racista de amas de casa cachondas y ni?eras desesperadas, de mujeres como objeto satisfaciendo los deseos de los hombres¡±. Desde los inicios de su carrera, se propuso dirigir el cine X que ella quer¨ªa ver, explorar la belleza del sexo desde otra perspectiva. Y s¨ª, existe un porno indie y de pago que atiende a la diferencia, pero el mayoritario y gratuito, es decir, el que Lust define como ¡°la principal fuente de conocimiento de la mayor¨ªa¡±, no muestra se?ales de mejor¨ªa. ¡°En los sesenta y setenta hab¨ªa aut¨¦nticas pel¨ªculas cinematogr¨¢ficas con narrativa, personajes, historia. En cambio, en el porno actual vemos a dos personas en un determinado lugar follando a tope. Nada m¨¢s. No sabes qui¨¦nes son ni qu¨¦ deseo tienen. No hay contexto. Y los chavales toman esto como real y entran en escena como si fueran porn stars. Muchas chicas j¨®venes me cuentan que han intentado hacer choking [asfixia] en las primeras veces y yo no creo que estas pr¨¢cticas er¨®ticas que experimentan con los l¨ªmites sean recomendables sin apenas experiencia. Hay una distorsi¨®n tremenda en su mente¡±, denuncia.
Chico caliente se folla a su madrastra, el v¨ªdeo m¨¢s visto en Pornhub, la web de contenido adulto gratuito, profesional y amateur l¨ªder en Espa?a, tiene una duraci¨®n de 16 minutos. Casi el doble de lo que los usuarios espa?oles ¡ªhombres en un 71% y mujeres en el 29% restante (ellas ven, fundamentalmente, v¨ªdeos de contenido l¨¦sbico)¡ª invirtieron, como media, en cada visita: 9 minutos y 20 segundos, seg¨²n los datos que publica anualmente esta web, que re¨²ne todos los d¨ªas a 92 millones de visitantes procedentes de todos los rincones del planeta. ?Las categor¨ªas m¨¢s demandadas por los espa?oles? Maduras, lesbianas, anal, MILF (del acr¨®nimo ingl¨¦s mother I'd like to fuck, es decir, madre a la que me tirar¨ªa) y tr¨ªos.
En opini¨®n de Lust, la industria no va a cambiar o tan solo lo har¨¢ para adaptarse a las demandas de sus consumidores, as¨ª que est¨¢ en manos de los educadores ¡ªpadres y profesionales¡ª dejar de mirar para otro lado y hablar de pornograf¨ªa de una vez por todas. ¡°Tratar de poner freno a la tecnolog¨ªa no sirve de nada. S¨¦ por experiencia que los controles parentales no funcionan. Tan solo funciona la comunicaci¨®n, la informaci¨®n y la conversaci¨®n. Y el porno es una conversaci¨®n tan esencial como lo es la del tabaco y el alcohol cuando llegan las primeras salidas nocturnas¡±, defiende. ¡°Les damos tecnolog¨ªa sin instrucciones, y con 9, 10 u 11 a?os utilizan los ordenadores sin supervisi¨®n y a veces les aparecen o buscan contenidos que no son apropiados. Si escribes ¡®polla¡¯, Google no te va a dirigir a Wikipedia, sino a una web de porno. Habr¨¢ ni?os que se asusten y se sientan mal con lo que han visto, y otros a los que les despertar¨¢ la curiosidad¡±.
Precisamente proporcionar instrucciones a padres e hijos para que hagan un uso seguro y responsable de la Red es la misi¨®n de Cristina Guti¨¦rrez, de Internet Segura For Kids (IS4K), una iniciativa del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). Sin todav¨ªa haber cumplido los dos a?os de existencia, Guti¨¦rrez asegura que a¨²n queda mucho trabajo por hacer. ?La buena ?noticia? ¡°Por fin estamos empezando a entender que no podemos dejar a los denominados nativos digitales solos ante smartphones, tabletas u ordenadores. Est¨¢ claro que saben utilizarlos, pero otra cosa es que lo hagan de forma correcta. La tecnolog¨ªa avanza muy r¨¢pidamente y nos hemos subido al carro sin pararnos a pensar, pero ha llegado la hora de la reflexi¨®n¡±. IS4K dispone de l¨ªneas de ayuda para menores, padres y profesores y de m¨¢s de 600 voluntarios que recorren los colegios dando charlas y repartiendo hasta un Contrato familiar para el buen uso del m¨®vil ¡ªse puede descargar en su web¡ª, que padres e hijos deben negociar, cumplimentar y firmar. ¡°Casi 3 de cada 10 consultas que nos llegan proceden de progenitores preocupados porque no saben c¨®mo poner l¨ªmites entre sus hijos y la tecnolog¨ªa. Hay situaciones verdaderamente descontroladas¡±.
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Un ej¨¦rcito de educadores sexuales
¡ª¡°Hay pocas cosas m¨¢s importantes que el sexo. Cuando una sociedad tiene bien integrada la sexualidad, el resultado es un enorme bienestar social¡±.
En los a?os treinta, la malograda Hildegart Rodr¨ªguez, secretaria de la Liga Espa?ola para la Reforma Sexual sobre Bases Cient¨ªficas y adalid de la liberaci¨®n sexual, ya criticaba la pedagog¨ªa tradicional que convert¨ªa la sexualidad en un tab¨². Ella defend¨ªa la instrucci¨®n desde la escuela. Y no estaba sola. Con distintos enfoques, la literatura m¨¦dica de aquella Espa?a de principios del siglo XX ya coincid¨ªa en que era imprescindible iniciar la ense?anza de la educaci¨®n sexual desde la infancia. Fast forward ocho d¨¦cadas, y en la actualidad todav¨ªa no sabemos muy bien qu¨¦ hacer con la materia. No forma parte del curr¨ªculo acad¨¦mico ¡ªa pesar de que la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo de 2010 inclu¨ªa la recomendaci¨®n de que estuviera presente en colegios e institutos¡ª y, como recoge un informe de 2017 de la ONG Save The Children, cuando se imparte, o bien se limita a unas cuantas clases de contenido biologicista y centrado en la prevenci¨®n de riesgos para alumnado de edades ya avanzadas, o es una actividad que depende de la disponibilidad de fondos y/o de la voluntad de profesores, AMPA y Ayuntamientos. Como es el caso de los consistorios de Avil¨¦s o Legan¨¦s. ¡°Se trata de un programa que empieza en infantil y acaba en bachillerato, y se trabaja en la mayor¨ªa de las escuelas infantiles, en la mayor¨ªa de los colegios de primaria y en la mayor¨ªa de los institutos de Legan¨¦s¡±, resume Carlos de la Cruz, sex¨®logo y responsable de las ¨¢reas de Igualdad y Juventud del municipio madrile?o. ¡°Yo soy optimista: hay consenso en que se debe hacer educaci¨®n sexual, aunque todav¨ªa no nos ponemos de acuerdo en c¨®mo hacerla. En los ochenta discut¨ªamos sobre si hab¨ªa que hacerla o no, y ese es ya un debate superado. Aunque es verdad que no est¨¢ garantizado que quien salga de la educaci¨®n obligatoria haya tenido clase de educaci¨®n sexual, y eso hay que garantizarlo¡±.
El apellido ¡°sexual¡±, coinciden los especialistas, es parte del problema sin resolver en Espa?a. ¡°La mente adulta enseguida relaciona sexual con coital, pero no es as¨ª: es la educaci¨®n de los sexos, de lo que significa ser hombre y ser mujer, y de aprender a entendernos, encontrarnos y relacionarnos de la mejor manera posible. Esto, cuando se lo explicas a las familias, lo entienden, independientemente de su ideolog¨ªa. No es tan dif¨ªcil. Cuando oigo que la educaci¨®n sexual genera libertinaje no s¨¦ de qu¨¦ me est¨¢n hablando. En secundaria dedico al preservativo exactamente 10 minutos. No hablo de ¨¦l hasta no darle un contexto. En los ochenta, el P¨®ntelo, p¨®nselo era imprescindible, pero 30 a?os m¨¢s tarde hay asuntos m¨¢s importantes¡±, reflexiona Rotella.
En la pornograf¨ªa hay un modelo de relaci¨®n entre hombres y mujeres desigual, pero es muy parecido al que sale en otras pel¨ªculas en las que los actores est¨¢n vestidos
¡ªEl s¨ª, chicos y chicas, tiene que ser expl¨ªcito y mantenido. No vale eso de ¡°Me dijo que s¨ª y luego se desmay¨®¡±, ¡°Me dijo que s¨ª y luego estaba borracha¡±, ¡°Me dijo que s¨ª y luego le dio un baj¨®n de tensi¨®n¡±. El s¨ª tiene que ser mantenido y continuado en el tiempo para que la persona est¨¦ participando y disfrutando de la misma manera de la relaci¨®n. Esto es f¨¢cil, ?verdad?
En los distintos programas que imparte Rotella, desarrollados por Astursex, a los alumnos de bachillerato se les habla de consentimiento, de anticon?cepci¨®n, de sexismo, de homofobia. A los de 3? y 4? de la ESO, de higiene ¨ªntima, de diversidad sexual, de sexting seguro. A los de 5? y 6? de primaria, adolescentes inminentes, se les ayuda a no confundir los celos y el control con pruebas de amor, a identificar los peligros que acechan en las redes sociales, a reflexionar sobre el empoderamiento y la solidaridad femenina. A los alumnos de infantil ¡ªde 3 a 6 a?os¡ª se les leen cuentos cl¨¢sicos para revisar c¨®mo son las historias de amor que ya conocen y c¨®mo se comportan los personajes femeninos y los masculinos e incluso plantear finales alternativos.
?Cu¨¢ndo debe empezar la educaci¨®n sexual? Desde el principio. Exactamente ah¨ª donde se inicia la educaci¨®n sobre todo lo dem¨¢s, coinciden los expertos consultados. Desde luego, en ning¨²n caso se debe esperar a la adolescencia. Para entonces ya tendr¨¢n la lecci¨®n aprendida ¡ªen muchos casos, salpicada de malentendidos, pero aprendida¡ª y ser¨¢ demasiado tarde. ¡°Si he tenido una educaci¨®n sexual que va m¨¢s all¨¢ de c¨®mo funcionan los coitos y el preservativo; si me ha ense?ado a respetar a las parejas, a escuchar y a entender que las relaciones er¨®ticas y la satisfacci¨®n tienen que ver con dos deseos, cuando vea porno y compruebe que no refleja nada de eso, pensar¨¦: ¡®Este no es el mundo real¡¯, y ah¨ª terminar¨¢n los conflictos¡±, argumenta el sex¨®logo De la Cruz. ¡°En la pornograf¨ªa hay un modelo de relaci¨®n entre hombres y mujeres desigual, pero, ojo, es muy parecido al que sale en otras pel¨ªculas en las que los actores est¨¢n vestidos, donde ellos imponen su criterio a sus parejas, no les escuchan¡ Si tuvi¨¦ramos una sociedad donde esos modelos fueran una an¨¦cdota, la pornograf¨ªa no ser¨ªa un problema¡±, zanja.
En marzo de 2017, la Audiencia de Cantabria conden¨® a tres a?os y nueve meses de c¨¢rcel a un hombre por abusar sexualmente de una menor de edad durante un lustro. La ni?a empez¨® a sospechar que su vecino le hab¨ªa mentido cuando en el colegio estudiaron el aparato reproductor. Entonces, a los 10 a?os, comprendi¨® que los besos y los tocamientos genitales no eran normales ni adecuados entre adultos y ni?os. Desde luego, no eran un juego. ¡°La educaci¨®n sexual es una herramienta para empoderar a los ni?os y ni?as. Este caso es paradigm¨¢tico: de haberlo sabido, ella hubiera actuado antes. La formaci¨®n, siempre adaptada a cada edad, sirve no solo para prevenir que sean v¨ªctimas de abusos sexuales, sino tambi¨¦n para que, cuando crezcan, entablen relaciones m¨¢s positivas, sanas e igualitarias¡±, precisa Carmela del Moral, analista jur¨ªdica de los derechos de la infancia de la ONG Save The Children. ¡°En cualquier caso, deber¨ªa quedarnos claro que los menores van a tener educaci¨®n sexual. Depende de nosotros que sea buena o mala¡±. Para Rotella, es hora de que clase pol¨ªtica, en particular, y sociedad, en general, se tomen en serio la educaci¨®n sexual de una vez por todas. ¡°El sexo es lo que somos desde que nacemos hasta que morimos. Hay pocas cosas m¨¢s importantes. Cuando una sociedad tiene bien integrado todo lo que tiene que ver con la sexualidad, disfruta de un enorme bienestar social. Son sociedades menos violentas y que se respetan mucho m¨¢s. Y aqu¨ª no tenemos m¨¢s que echar un vistazo a nuestro alrededor: estamos fallando¡±.
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