Los nuevos secretos desvelados de Pompeya: belleza, sexo y esclavitud
Las excavaciones que se realizan en la ciudad romana, enterrada por la erupci¨®n del Vesubio, reflejan la belleza y la sofisticaci¨®n del Imperio, pero a la vez un mundo de esclavitud y violencia. Recorremos esta villa con Gabriel Zuchtriegel, director del yacimiento y autor de ¡®La magia de las ruinas. Lo que Pompeya dice de nosotros¡¯
Una de las muchas inscripciones que se conservan en Pompeya, la ciudad romana enterrada por la erupci¨®n del Vesubio en el a?o 79, anuncia que el cercano anfiteatro de Cumae ofrecer¨¢ ¡°cruciarri ven(atio) et vela¡±, crucifixiones y venatio ¡ªespect¨¢culos de caza, en los que a veces seres humanos cazaban animales y otras los animales cazaban a seres humanos¡ª y toldos, que indican que la matanza se contemplar¨¢ bajo una confortable sombra. Con sus frescos, sus mansiones, sus termas, sus restaurantes, sus lavander¨ªas, sus templos, Pompeya refleja la sofisticaci¨®n y la belleza del mundo romano, que en la ciudad del sur de Italia se muestra extra?amente cercana al presente. Pero, a la vez, como en la pintada n¨²mero CIL IV 9983a, tambi¨¦n oculta un mundo brutal, marcado por la crueldad de la esclavitud y la violencia que impregnaban muchos aspectos de la vida cotidiana.
Las nuevas excavaciones que se est¨¢n realizando en Pompeya reflejan tambi¨¦n esa profunda contradicci¨®n: por un lado, entre otros muchos frescos, se encontr¨® lo que parece un antepasado de la pizza, pintado hace 2.000 a?os: un pan plano, con bordes un poco m¨¢s gruesos, cubierto con alimentos. La imagen dio la vuelta al mundo porque conecta el pasado con el presente: al fin y al cabo, la pizza moderna se invent¨® en N¨¢poles. Pero, a unos pocos metros de esa maravilla, se ha encontrado una panader¨ªa, donde los esclavos eran obligados a trabajar en condiciones deplorables. Y era tambi¨¦n una prisi¨®n que result¨® mortal: en una habitaci¨®n aparecieron los esqueletos de tres personas ¡ªdos mujeres y un ni?o cuyo sexo no ha podido ser determinado¡ª que hab¨ªan muerto durante la erupci¨®n cuando el techo se derrumb¨® sobre ellos. La hip¨®tesis de los investigadores es que sus due?os los dejaron encerrados ah¨ª cuando huyeron y acabaron sepultados.
¡°El control de los esclavos era una obsesi¨®n¡±, explica durante una visita a las nuevas excavaciones el arque¨®logo alem¨¢n Gabriel Zuchtriegel (Weingarten, Alemania, 43 a?os), director del Parque Arqueol¨®gico de Pompeya desde 2021, que acaba de publicar la versi¨®n espa?ola de su libro La magia de las ruinas. Lo que Pompeya dice de nosotros (Taurus, traducci¨®n de Joaqu¨ªn Chamorro Mielke). Entre andamios, cascotes y vestigios milenarios, se?ala una peque?a ventana. ¡°Lleva a una habitaci¨®n de la misma casa, y sin embargo ten¨ªa barrotes de hierro. No les preocupaba que los ladrones pudiesen entrar porque ya estar¨ªan dentro de la vivienda, sino que su funci¨®n era evitar que los esclavos recorriesen otros lugares de la casa, escapasen o atacasen a sus due?os. Era algo que siempre estaba presente en la mente de los romanos porque representaban un tercio de la poblaci¨®n. Un n¨²mero enorme de seres humanos eran propiedad de otros. Eso implica una violencia estructural que afecta a toda la sociedad¡±.
Esta contradicci¨®n entre la Roma del lujo y del arte y una sociedad violenta se encuentra en el coraz¨®n de La magia de las ruinas. El ensayo ofrece un recorrido erudito y, a la vez, cercano por las ruinas romanas m¨¢s famosas del mundo; un relato de los nuevos e intensos trabajos arqueol¨®gicos que comenzaron con su predecesor en el cargo, Massimo Osanna; y un recuerdo de su antigua pasi¨®n por el yacimiento ¡ªque le llev¨® a leer los 11 vol¨²menes de Pompei: Pitture e Mosaici cuando estudiaba en la Universidad Humboldt de Berl¨ªn¡ª. Pero tambi¨¦n trata de iluminar los rincones m¨¢s oscuros del mundo romano, sobre todo la esclavitud y la explotaci¨®n, as¨ª como el sufrimiento provocado por la catastr¨®fica erupci¨®n explosiva del a?o 79.
La sexualidad, presente en numerosos frescos y rincones de la ciudad, refleja un mundo y una moral anteriores a la llegada del cristianismo, un tema sobre el que han teorizado grandes escritores como Pascal Quignard en El sexo y el espanto, y eruditos como Paul Veyne en Sexo y poder en Roma o Mary Beard en Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana. Pero, de nuevo, ofrece su reverso tenebroso. El prost¨ªbulo, con sus frescos expl¨ªcitos, es uno de los monumentos m¨¢s visitados del yacimiento y tambi¨¦n un espacio de sufrimiento enorme. Escribe Zuchtriegel: ¡°Cuando reabrimos el lupanar tras un largo cierre debido a la pandemia, me preocupaba que un lugar de explotaci¨®n sexual extrema (muchas prostitutas eran esclavas) se convirtiera en una resbaladiza atracci¨®n p¨²blica donde no quedara rastro del sufrimiento y de los contrastes sociales¡±.
Todos esos temas surgen durante la visita con el arque¨®logo a las excavaciones en una c¨¢lida ma?ana de finales de octubre, bajo la bella y siempre inquietante silueta del Vesubio. Massimo Osanna, actualmente director general de museos y antig¨¹edades del Ministerio italiano de Cultura, sac¨® a Pompeya de una larga crisis e impuls¨® nuevas excavaciones. Las investigaciones han continuado bajo la responsabilidad de Zuchtriegel y, desde 2023, se centran en una manzana de la regi¨®n IX ¡ªla antigua ciudad romana est¨¢ dividida en nueve barrios, conocidos como regiones; un tercio del yacimiento permanece todav¨ªa inexcavado¡ª.
Los arque¨®logos que trabajan en el proyecto relatan los nuevos descubrimientos en un diario digital constantemente actualizado ¡ªllamado E-Journal degli Scavi di Pompei¡ª y tambi¨¦n se pueden seguir en los tres episodios del estupendo documental de la BBC de 2024 Pompeya: nuevas excavaciones, disponible en Movistar +. De hecho, muchos de los protagonistas de ese trabajo, que la corporaci¨®n brit¨¢nica desarroll¨® durante meses, pululan entre los andamios que sujetan los vestigios reci¨¦n sacados a la luz despu¨¦s de permanecer dos milenios enterrados bajo toneladas de tierra, cenizas y piedra p¨®mez.
¡°Muchas veces tenemos la idea¡±, explica Zuchtriegel, ¡°de que Pompeya es algo bello y entretenido porque es cultura y arte. Y es as¨ª. Pero tambi¨¦n representa una tragedia. Este lugar nos remite a la memoria y a la muerte, al sufrimiento y al p¨¢nico¡±. De hecho, su ensayo arranca en el llamado Jard¨ªn de los Fugitivos, un tranquilo y bello espacio, iluminado en octubre por la tamizada luz oto?al del Mediterr¨¢neo. All¨ª fueron encontrados los cuerpos de 13 personas que trataban de huir de la erupci¨®n, entre ellos varios menores, hoy conservados como moldes de escayola. ¡°Un ni?o peque?o se agarr¨® al pecho de su madre, impotente ante la fuerza de la onda expansiva de polvo y ceniza que lo envolv¨ªa¡±, escribe Zuchtriegel sobre dos de las 1.200 v¨ªctimas del volc¨¢n cuyos cuerpos han sido encontrados en diferentes lugares de la ciudad.
¡°No debemos subestimar a nuestros visitantes¡±, prosigue el arque¨®logo, ¡°porque eso es lo que hace que la arqueolog¨ªa resulte fascinante: trata de la historia humana y del sufrimiento, y ofrece soluciones y nuevos enfoques para entender qu¨¦ ocurre cuando estalla una crisis. Deber¨ªamos ofrecerles la posibilidad de decidir qu¨¦ punto de vista quieren adoptar al recorrer el yacimiento¡±.
Los nuevos descubrimientos todav¨ªa ofrecen muchas preguntas sin respuesta porque queda mucho trabajo por realizar, aunque los arque¨®logos han logrado encontrar un sentido a hallazgos aparentemente inconexos. No hay todav¨ªa una fecha en el horizonte para su apertura a los miles de turistas que recorren cada a?o la ciudad. Sin embargo, s¨ª pueden contemplar desde un sofisticado sistema de pasarelas elevadas otros trabajos arqueol¨®gicos que tienen lugar actualmente en la ciudad, en la vecina ?nsula de los Castos Amantes, un complejo que comprende tres casas y donde el pasado 24 de octubre se anunci¨® el descubrimiento de varios frescos er¨®ticos.
Aunque el estado de conservaci¨®n de las pinturas y los objetos encontrados es desconcertantemente bueno para restos que tienen por lo menos 2.000 a?os, los edificios estaban bastante tocados. Cuando fueron sepultados por la erupci¨®n, hab¨ªa gente trabajando en ellos para reparar los da?os provocados por un fuerte terremoto que sufri¨® la ciudad 15 a?os antes de la explosi¨®n del Vesubio. La historiadora Mary Beard insiste en su ensayo en que Pompeya no era una ciudad normal cuando ocurri¨® la erupci¨®n, sino que se estaba recuperando todav¨ªa de una cat¨¢strofe reciente, el se¨ªsmo, cuando sufri¨® el armaged¨®n definitivo bajo los flujos piropl¨¢sticos del Vesubio.
Los hallazgos incluyen la panader¨ªa, en la que las condiciones deb¨ªan ser horribles, ya que en muy poco espacio hab¨ªa cuatro molinos y un horno enorme en los que trabajaban apelmazados humanos y animales de carga; y una lavander¨ªa (fullonica), un negocio que solo utilizaban los muy ricos para mandar limpiar sus t¨²nicas (un componente esencial del detergente era el amoniaco que se sacaba de la orina humana: no era precisamente un lugar agradable para trabajar). Al lado se ha encontrado una lujosa vivienda, santuarios dom¨¦sticos, un comedor y unas termas privadas, que est¨¢n siendo excavadas actualmente. Ha aparecido una espectacular escalera de un patio interior ¡ªla m¨¢s alta hallada hasta ahora en la ciudad¡ª, con varias pintadas ¡ªentre ellas un inevitable pene¡ª y dibujos en carboncillo de gladiadores realizados por alguien que, con toda seguridad, los hab¨ªa visto combatir ¡ªlas casernas de los gladiadores estaban justo enfrente¡ª. Todo este rompecabezas arqueol¨®gico, al cabo de los meses, ha ido cobrando sentido.
En una de las piedras de molino pueden leerse las iniciales ARV. Los arque¨®logos dedujeron inmediatamente que se trataba del pol¨ªtico millonario Aulus Rustius Verus, cuyo nombre aparece en otros lugares de Pompeya porque desempe?¨® el cargo p¨²blico m¨¢s alto en cualquier ciudad romana, el de duunviro. En junio de 2023, adem¨¢s, fueron encontradas en la misma excavaci¨®n pintadas que ped¨ªan el voto para el puesto de edil, la persona que se encargaba de las obras p¨²blicas. Si m¨¢s tarde lleg¨® a duunviro, es m¨¢s que posible que ganase aquellas primeras elecciones porque para alcanzar ese cargo era necesario haber sido primero edil. El pan era el alimento principal, a veces ¨²nico, de una parte importante de los habitantes de Pompeya y su distribuci¨®n gratuita podr¨ªa ser un elemento esencial para comprar votos en una campa?a. La lavander¨ªa era una forma de acercarse a los poderosos, que eran quienes utilizaban ese tipo de servicios. El ostentoso comedor, decorado con bellas pinturas, indica que era alguien que ofrec¨ªa banquetes, y la aparici¨®n de una habitaci¨®n, con un techo lujosamente decorado, con una mesa, es una se?al de que se trataba de alguien que recib¨ªa y lo hac¨ªa en un ambiente tremendamente lujoso, destinado a impresionar a sus interlocutores.
Todos esos puntos solo tienen sentido cuando se unen. ¡°En Pompeya se puede estudiar no solo una casa, un monumento, sino toda una ciudad, porque es una especie de organismo en el que existen numerosas conexiones¡±, explica Zuchtriegel. ¡°Hasta fechas muy recientes, debido a la enorme cantidad de datos y materiales que aparec¨ªan, la investigaci¨®n ha sido siempre selectiva. Se estudiaban las casas o los santuarios; pero eso est¨¢ cambiando gracias a las nuevas tecnolog¨ªas digitales y tal vez a la inteligencia artificial, que permitir¨¢ procesar enormes cantidades de datos. Por primera vez vamos a ser capaces de estudiar y analizar Pompeya como un gran organismo; pero para eso vamos a tener que superar modelos tradicionales de investigaci¨®n. Todo est¨¢ todav¨ªa demasiado ligado a un modelo de trabajo del siglo XIX. Creo que deber¨ªamos empezar a pensar en formas de investigar en las que no est¨¦ necesariamente claro desde el principio ad¨®nde nos conducir¨¢n y cu¨¢les ser¨¢n los resultados. Quiz¨¢ ni siquiera todas las preguntas est¨¦n claras al principio¡±.
De hecho, por el documental de la BBC desfilan todo tipo de especialistas: estudiosos de los hornos romanos; de las tintorer¨ªas; paleobot¨¢nicos que tratan de identificar los restos de comida ¡ªen una de las habitaciones, seguramente un peque?o santuario dom¨¦stico, han aparecido api?adas en una pared diferentes ¨¢nforas, que conten¨ªan vino de Campania y aceite de Hispania¡ª. A la visita se suman dos veteranos de Pompeya, Gennaro Iovino, responsable de las nuevas excavaciones, y Ausilia Trapani, encargada del laboratorio arqueol¨®gico (en su almac¨¦n de obra hay material m¨¢s que suficiente para montar un peque?o museo).
Pero todo ese enorme trabajo colectivo no solo mira al pasado, sino tambi¨¦n al presente y al futuro. En una de las habitaciones apareci¨® un larario, un espacio dedicado a los lares, los dioses del hogar, con tres serpientes ¡ªdos en relieve y otra pintada¡ª. En Pompeya se han encontrado muchas representaciones de culebras ¡ªcasi tantas como de penes¡ª porque eran un s¨ªmbolo de abundancia y buena suerte. Cuando fueron halladas las serpientes de la Regi¨®n IX, uno de los trabajadores record¨® que, cuando era peque?o, su familia ten¨ªa una casa de verano con un huerto en la que siempre aparec¨ªa una serpiente ¡°con la cabeza muy grande¡±. Su padre dec¨ªa que no le hiciesen da?o porque vigilaba la casa. ¡°De alguna manera¡±, comenta el arque¨®logo Gennaro Iovino, ¡°es una tradici¨®n que de forma oral se ha mantenido viva durante 2.000 a?os¡±.
En las excavaciones, la zona con mayor actividad en la actualidad son las termas privadas de la casa. Est¨¢n apareciendo m¨¢s frescos, columnas y un sistema de tuber¨ªas y llaves de agua que parecen totalmente contempor¨¢neas. Con la excavaci¨®n a medias se puede comprender la cronolog¨ªa de la erupci¨®n, que comenz¨® con una lluvia de piedra p¨®mez que se prolong¨® durante horas, sigui¨® con cenizas y acab¨® con flujos piropl¨¢sticos a enorme temperatura.
Dos vulcan¨®logos de la Universidad de N¨¢poles Federico II, Claudio Scarpati y Annamaria Perrota, trabajan sobre el terreno. ¡°Buscamos toda la informaci¨®n posible para saber c¨®mo fue la erupci¨®n del a?o 79 y estudiamos sus diferentes fases para conocer cu¨¢les fueron los momentos m¨¢s peligrosos¡±, explica Scarpati. La ¨²ltima erupci¨®n del Vesubio ocurri¨® en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial ¡ªNorman Lewis la describe en su cl¨¢sico N¨¢poles, 1944¡ª, pero no fue explosiva. Una prueba m¨¢s de que Pompeya es interminable es que la mansi¨®n de Aulus Rustius Verus no solo esconde secretos sobre el pasado. Tambi¨¦n puede albergar lecciones para el futuro.
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