¡°Si tienes un hijo con altas capacidades, no te queda m¨¢s remedio que cambiar tu modelo de autoridad¡±
Los psic¨®logos Olga Carmona y Alejandro Busto reprochan al sistema educativo su incapacidad para detectar y alentar el desarrollo de los ni?os superdotados
La psicolog¨ªa era su segunda opci¨®n. Y aun as¨ª le han dedicado los ¨²ltimos 20 a?os de su vida. Olga Carmona (Madrid, 1968) y Alejandro Busto (Montevideo, 1966) estudiaron en la UNED y se conocieron en un congreso de psicolog¨ªa en Barcelona. ¡°El debate entonces era si se podr¨ªa llegar a hacer terapia en Internet, algo que hoy hacemos¡±, cuenta Busto ri¨¦ndose. Despu¨¦s, en el a?o 2000, lleg¨® Ceibe, el centro de psicolog¨ªa en el que atienden a padres desconcertados por el diagn¨®stico de alta capacidad de sus hijos, donde les orientan para superar ¡°el miedo¡± que les da la detecci¨®n. ¡°No lo viven de un modo optimista, a pesar de que lo que les estamos diciendo es que sus hijos tienen un gran potencial¡±. Esa y otras ense?anzas las han plasmado en El genio que llevas dentro (Ediciones B), un libro con el que han querido romper el paradigma de la inteligencia acad¨¦mica como la ¨²nica relevante. ¡°Queremos que los padres empiecen a ver a sus hijos desde un lugar m¨¢s sano a trav¨¦s del conocimiento de las inteligencias m¨²ltiples¡±, comenta Carmona. Y avisan: ¡°Todos los ni?os tienen esas inteligencias en mayor o menor medida¡±.
Esta pareja, con dos hijos de altas capacidades, pretende desterrar la idea de que ¡°un ni?o que acad¨¦micamente no es bueno no es inteligente¡±. Y quiere que padres e hijos descubran que se puede ser listo de m¨²ltiples maneras. Hay hasta ocho formas, seg¨²n apunt¨® en 1983 el psic¨®logo Howard Gardner de la Universidad de Harvard. La inteligencia espacial, la musical, la corporal, la interpersonal, la ling¨¹¨ªstica, la l¨®gico-matem¨¢tica, la naturalista y la intrapersonal. ¡°Y todas est¨¢n bien, no hay ninguna mejor que otra¡±, cuenta Carmona. ¡°Parece que los ni?os que son buenos m¨²sicos o buenos deportistas no son inteligentes, y lo son, aunque de otra manera¡±. No quer¨ªan que el libro ¡°fuera un tost¨®n¡±, por eso apostaron por reinos, met¨¢foras, juegos y referentes como Leo Messi o Jane Goodall para que padres e hijos recorran juntos el camino de las inteligencias m¨²ltiples.
El problema viene con la gesti¨®n de las altas capacidades. Seg¨²n estos psic¨®logos, los menores superdotados ya saben desde muy pronto que son diferentes, porque ¡°se dan cuenta de que sus intereses no tienen nada que ver con los del resto¡±. Y en ese punto, avisan, es importante que los padres sean capaces de decirle qu¨¦ es exactamente lo que le est¨¢ pasando, ¡°porque, si no, lo entienden como algo malo. Pueden llegar a decir que est¨¢n enfermos porque les interesan los dinosaurios y no pueden dejar de pensar en ellos¡±.
Los padres tambi¨¦n tienen que reeducarse, porque piensan que cuando su hijo ingresa en la alta capacidad su educaci¨®n ¡°est¨¢ hecha¡± y exigen sobresalientes. Pero esas notas, sostienen, ¡°dependen del sistema educativo, del tipo de examen y hasta de que le interese la materia o no al cr¨ªo¡±. Por eso, contin¨²an, los padres tienen que cambiar el paradigma. ¡°Si tienes un hijo con alta capacidad no te queda m¨¢s remedio que cambiar tu modelo de autoridad¡±. Ambos han constatado en estos a?os la desesperaci¨®n que alcanzan algunos. "Llegan y te dicen: nada funciona. Los premios no sirven. Los castigos tampoco. No hay nada de lo que yo s¨¦ hacer o de lo que a m¨ª me han ense?ado a hacer que funcione¡±.
Y a los profesores, explican, tampoco se les ha ense?ado a manejar esto. ¡°Solo identifican como sobredotados a quienes obtienen sobresalientes, pero estos no son el prototipo. El superdotado es un cuestionador, Y claro, los profesores viven eso como un desaf¨ªo a su autoridad. Adem¨¢s, les hacen caer en inseguridades¡±. Carmona y Busto lamentan que la respuesta de los centros educativos a la superdotaci¨®n sea, por norma general, ¡°horrorosa¡±, y que esta vaya ¡°desde me da igual, a la negaci¨®n: ¡®No, no tiene altas capacidades por m¨¢s que lo ponga en el informe¡¯¡±. Ambos se quejan de que ¡°un ni?o pueda ser alta capacidad en Murcia y no en Madrid, porque los criterios de detecci¨®n son distintos¡±.
Carmona y Busto, que esperan una revoluci¨®n en la forma de ense?ar, quieren que el modelo educativo se sensibilice y permita integrar las necesidades de este tipo de alumnos. ¡°Sabemos que en el Ministerio de Educaci¨®n hay un grupo de profesionales muy sensibilizados. No solo con las altas capacidades, sino con la competencia general¡±. Ambos autores han escudri?ado cu¨¢les van a ser las competencias del siglo XXI que se van a tener que adquirir en la escuela. Y sostienen que muchas de ellas no est¨¢n ligadas para nada a las ense?anzas tradicionales. ¡°Estamos educando a ni?os del siglo XXI en una escuela del siglo XX con metodolog¨ªa del siglo XIX¡±, zanja Carmona.
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