?Cu¨¢ndo deben celebrarse las elecciones?

Pedro S¨¢nchez sab¨ªa que dispon¨ªa de un mandato breve y sin tiempo suficiente para implementar su acci¨®n de gobierno. A¨²n con ello, se propuso utilizar su paso por La Moncloa como la mejor carta de presentaci¨®n de c¨®mo podr¨ªa ser un Gobierno socialista si los votantes le ofrec¨ªan m¨¢s tiempo. Tras el rechazo de los Presupuestos, la legislatura toca su fin. S¨¢nchez dif¨ªcilmente puede continuar con una mayor¨ªa parlamentaria definitivamente rota y sin Presupuestos. Ambas cuestiones condenan al Gobierno socialista a la inacci¨®n pol¨ªtica, ofreciendo una imagen muy da?ina y contraria a sus planes iniciales.

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Tras la devoluci¨®n de las cuentas lo m¨¢s oportuno es disolver anticipadamente las Cortes. Pero existe una enorme incertidumbre sobre cu¨¢ndo deber¨ªan celebrarse las nuevas elecciones generales. A mi entender, tal decisi¨®n deber¨ªa tomar en consideraci¨®n al menos dos elementos: la participaci¨®n y el contagio electoral.

En primer lugar, la experiencia nos demuestra que cuando se pide a los ciudadanos que acudan a las urnas de forma reiterada, el cansancio acaba provocando un aumento de la abstenci¨®n. Es por este motivo que la mejor forma de fomentar la participaci¨®n es agrupar los distintos comicios electorales en una sola fecha. Un buen ejemplo de ello son las elecciones auton¨®micas de Andaluc¨ªa. La participaci¨®n en las elecciones andaluzas ha sido, de media, 12 puntos porcentuales superior cuando estas se han celebrado el mismo d¨ªa que las elecciones generales. As¨ª pues, si deseamos que las urnas se llenen de votos, la mejor alternativa es optar por el superdomingo, concentrando todos los comicios electorales el 26 de mayo.

El segundo elemento que debemos tener en cuenta es el contagio electoral. Suele ser habitual que las elecciones percibidas como menos relevantes acaben contaminadas por las l¨®gicas de la pol¨ªtica nacional. Probablemente las elecciones europeas son las m¨¢s evidentes: los ciudadanos a la hora de votar en estos comicios tienen m¨¢s en cuenta la pol¨ªtica espa?ola que lo que realmente ocurre en Europa. El contagio electoral tiene efectos perversos, pues deteriora la rendici¨®n de cuentas. Un pol¨ªtico auton¨®mico o un parlamentario europeo tiene pocos incentivos a hacer bien su trabajo si los votantes en lugar de juzgar su val¨ªa y esfuerzo acaban votando en funci¨®n de c¨®mo perciben al l¨ªder del partido de ¨¢mbito nacional.

El problema del contagio electoral se acent¨²a cuando se juntan todas elecciones en una misma fecha. En esas situaciones, la campa?a electoral de las generales acaba eclipsando la del resto de comicios. Es por este motivo que si queremos minimizar el contagio electoral la mejor opci¨®n es convocar elecciones lo m¨¢s tarde posible, aplaz¨¢ndolas para despu¨¦s de verano.

Entonces, ?cu¨¢ndo deber¨ªan convocarse las elecciones? Depende. Si queremos maximizar la participaci¨®n la mejor alternativa es el superdomingo; si lo que deseamos es minimizar el contagio, entonces deber¨ªamos esperar hasta oto?o. Sin embargo, la peor alternativa es convocar elecciones en abril. Pedir a los ciudadanos que voten dos veces en pocas semanas puede provocar hast¨ªo y, por ende, una menor participaci¨®n. Adem¨¢s, abril tampoco evita el contagio, pues obliga a celebrar las elecciones locales, auton¨®micas y europeas en plena resaca electoral de las generales. En definitiva, superdomingo u oto?o, pero abril es una mala elecci¨®n.