Michael O¡¯Leary, el irland¨¦s que revolucion¨® los cielos
El magnate de Ryanair, que cambi¨® la forma de volar, comienza a retirarse con una fortuna estimada en casi 800 millones
Hace falta estar muy seguro de ti mismo y de tu ¨¦xito empresarial, cuando est¨¢s al frente de una aerol¨ªnea, para atreverte a sugerir que te planteas cobrar a los pasajeros por el uso del cuarto de ba?o en pleno vuelo. ¡°Y por cinco libras, estoy dispuesto a limpiarles el trasero¡±, a?adi¨® desafiante Michel O¡¯Leary. Ryanair ha decidido dar una patada hacia arriba al irland¨¦s que durante 24 a?os ha elevado esta compa?¨ªa de vuelos low cost a lo m¨¢s alto, pero que por el camino ha dejado enemigos, agravios y resentimientos. O¡¯Leary seguir¨¢ vinculado a la firma hasta 2024, pero abandonar¨¢ la gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa para centrarse en las estrategias de crecimiento a largo plazo del h¨®lding, que incluye Ryanair, Ryanair UK, Ryanair Sun y Laudamotion.
El magnate comienza a retirarse a sus cuarteles de invierno con la comodidad de cualquier multimillonario. Su fortuna personal se calcula en casi 800 millones de euros.
O¡¯Leary no tiene el menor inter¨¦s en aprender a volar ¡ª¡°demasiado aburrido¡±¡ª. Su verdadera pasi¨®n son los caballos, y posee sus propias cuadras en Gigginstown House Stud, cerca de la ciudad de Mullingar, en Irlanda. Es en las hip¨®dromos donde se deja ver y entrevistar. Paradojas de un ejecutivo familiar y celoso de su intimidad que bas¨® sin embargo toda la estrategia de publicidad de Ryanair en sus comparecencias escandalosas y sus salidas de tono; en enemistarse con el resto de la industria, con la tripulaci¨®n de vuelo, y con los clientes de la compa?¨ªa. En cierta ocasi¨®n lleg¨® a bromear con la idea de que sus pilotos ¡°provocaban algo de meneo con las turbulencias¡± para que aumentara la compra de alcohol entre los pasajeros angustiados. Y a los que olvidaban su tarjeta de embarque al llegar al aeropuerto y ten¨ªan que pagar un recargo extra de 60 euros no dud¨® en llamarles ¡°est¨²pidos¡±.
Sus enfrentamientos con los sindicatos, con los grupos ecologistas y hasta con el Gobierno de Reino Unido y con la Iglesia cat¨®lica ¡ªse disfraz¨® de Papa en uno de sus esc¨¢ndalos promocionales¡ª son antol¨®gicos, y posee la rara cualidad de insultar en la misma frase a dos grupos enfrentados. ¡°La industria de las l¨ªneas a¨¦reas est¨¢ dirigida por un pu?ado de bobos pusil¨¢nimes que no se atreven a enfrentarse a los ecologistas y llamarles lo que verdaderamente son, un atajo de gilipollas mentirosos¡±, ha llegado a decir. Y as¨ª, entre lindeza y lindeza, O¡¯Leary convirti¨® la min¨²scula compa?¨ªa de su jefe, Tony Ryan, para quien comenz¨® a trabajar como contable, en una de las l¨ªneas a¨¦reas m¨¢s lucrativas de la historia de la aviaci¨®n. Pero, sobre todo, revolucion¨® el negocio cuando descubri¨® las penalidades por las que estaba dispuesta a pasar la gente a cambio de volar barato.
Su historia no es, sin embargo, la de un chico de origen humilde que se abri¨® camino a base de osad¨ªa y empuje. Naci¨® en una familia irlandesa acomodada y se educ¨® en Clongowes Wood, un colegio privado para ¨¦lites similar al ingl¨¦s Eton, y realiz¨® m¨¢s tarde estudios universitarios en el Trinity College de Dubl¨ªn. Fue durante su etapa acad¨¦mica cuando conoci¨® e hizo amistad con los hijos de quien m¨¢s adelante le dar¨ªa trabajo y la oportunidad de su vida.
La familia y los caballos son sus pasiones
El hombre que ha sido capaz de disfrazarse de Robin, el inseparable compa?ero de Batman, o hasta de Papa, para promover las estrategias de Ryanair, la compa?¨ªa que ha hecho crecer astron¨®micamente, es sin embargo muy celoso de su vida privada. O¡¯Leary encuentra su descanso en su finca de 400 hect¨¢reas donde sigue disfrutando de largos paseos por el campo con su mujer, la ex empleada financiera, Anita Farrell y sus cuatro hijos, tres chicos y una ni?a, todos menores de 15 a?os. Pocos datos privados m¨¢s manejan los medios medios irlandeses o brit¨¢nicos, adem¨¢s de que le gusta recoger casta?as durante los fines de semana o cuidar de sus establos. La familia y los caballos son sus pasiones. Despu¨¦s est¨¢n los negocios. Su infancia transcurri¨® en un ambiente rural, y ha buscado lo mismo para sus hijos. Evita su exposici¨®n a los medios, y procura que vean poco de la imagen p¨²blica del consejero delegado de la compa?¨ªa que ¨¦l ha creado durante estos a?os.
Inspirado en el modelo de la estadounidense Southwest Airlines, O'Leary descubri¨® el secreto de hipnotizar a los potenciales viajeros con precios que rozaban el rid¨ªculo y a cambio cobrarles por todos los extras: equipaje, bebida y comida, facturaci¨®n de las maletas y todo lo que fuera susceptible de generar ingresos. Y, de paso, ahorrarse el dinero de las campa?as publicitarias con declaraciones incendiarias que le pusieran a ¨¦l y a la compa?¨ªa en el escaparate de los medios. Porque si algo ha tenido claro O'Leary, al menos durante su primera etapa al frente de Ryanair, es que no existe ¡°la mala publicidad¡± y que llamar la atenci¨®n siempre aporta beneficios.
En 2013, sin embargo, despu¨¦s de convertir a la compa?¨ªa en un coloso de dimensiones espectaculares, de transportar cerca de cien millones de viajeros en una flota de m¨¢s de trescientos aviones y de aprovecharse al m¨¢ximo de la liberalizaci¨®n y ventajas que ofrec¨ªa el mercado de la UE, llegaron los sustos. Los precios del combustible se dispararon y llegaron las advertencias de un descenso en los beneficios. La respuesta de O'Leary fue simple. Decidi¨® que iba a comenzar a tratar a los pasajeros como clientes y no como enemigos. La compa?¨ªa introdujo nuevas opciones como elegir asiento, calentar biberones, sitio extra para los carritos de beb¨¦s e incluso la posibilidad de llevar una peque?a bolsa de mano sin tener que pagar una sanci¨®n extra a la hora de embarcar. Ryanair se humaniz¨®, fruto de una crisis de madurez de la compa?¨ªa y del ejecutivo que la hab¨ªa dirigido con mano dura y sin contemplaciones durante todos esos a?os.
O'Leary incluso se ha vuelto proeuropeo, espantado por todos los da?os que el Brexit ha ocasionado, y va a ocasionar, a Reino Unido, y colateralmente a Irlanda. ¡°La UE recibe muchas cr¨ªticas injustas de Reino Unido, pero ha tra¨ªdo muchas ventajas a la econom¨ªa de ese pa¨ªs. Y necesita gente como yo, compa?¨ªas como la nuestra, para defenderla¡±, explicaba al Financial Times hace cuatro a?os. Si decide embarcarse en esta nueva cruzada, publicidad no le faltar¨¢ a Bruselas.
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