Austeridad

Sin Presupuestos para 2019, la econom¨ªa espa?ola se enfrenta a un a?o de incertidumbre profunda en las finanzas p¨²blicas. La ausencia de cuentas del Estado liquida buena parte de las iniciativas sociales del Gobierno, tales como las ayudas a la dependencia o ampliar el subsidio de desempleo para los mayores de 52 a?os, congela la inversi¨®n p¨²blica en infraestructuras y anula la aportaci¨®n prevista a las comunidades aut¨®nomas. Pero tambi¨¦n compromete gravemente la estabilidad financiera. Sin Presupuestos, el d¨¦ficit p¨²blico pactado con Bruselas, el 1,3% del PIB para este a?o, probablemente se desviar¨¢ hasta el 2,2% y, seg¨²n las estimaciones m¨¢s realistas, hasta el 2,4%. En s¨ªntesis, el Gobierno que salga de las urnas tendr¨¢ que hacer frente a un ajuste superior a los 12.000 millones para aproximarse al objetivo de d¨¦ficit pactado con Bruselas. Los perjudicados por ese ajuste ser¨¢n el gasto social y la inversi¨®n p¨²blica. Hay un riesgo de que la pol¨ªtica econ¨®mica vuelva a los a?os duros de la austeridad. El colapso presupuestario llega en un momento de estancamiento econ¨®mico europeo que acabar¨¢ por afectar al crecimiento espa?ol.

La causa principal de este desajuste financiero est¨¢ en la cancelaci¨®n del plan para aumentar la recaudaci¨®n del Estado incluido en los Presupuestos. Sin cuentas p¨²blicas, el reloj del gasto sigue corriendo, pero se detiene el de los ingresos y se congela el de algunas reformas imprescindibles del Estado de bienestar. Se pierden para el ejercicio 2019 medidas fiscales como la creaci¨®n de la tasa financiera, la aplicaci¨®n de la llamada tasa Google o, lo que es m¨¢s importante, los nuevos requerimientos en el impuesto de sociedades. Sin un aumento progresivo de la recaudaci¨®n no es posible coordinar una pol¨ªtica que intente recuperar el gasto social previo a la crisis, aumente la inversi¨®n p¨²blica y, al mismo tiempo, respete el calendario previsto de reducci¨®n del d¨¦ficit. Una vez agotada la pol¨ªtica de ajuste del gasto, combinada con recortes de los impuestos directos, la estrategia fiscal del Gobierno, anulada por el rechazo en el Parlamento, era y es la mejor opci¨®n.

Las consecuencias econ¨®micas de la ausencia de Presupuesto incluyen un nuevo retraso en la reforma del sistema de pensiones

Las consecuencias econ¨®micas de la ausencia de Presupuesto incluyen un nuevo retraso en la reforma del sistema de pensiones. Es verdad que la revalorizaci¨®n de las pensiones no puede ser revocada, ni tampoco la subida del salario m¨ªnimo. Pero no es menos cierto que la orfandad presupuestaria impide una reestructuraci¨®n a fondo de los ingresos y los gastos de la Seguridad Social. Sin marco presupuestario no es posible trasladar parte de los gastos del sistema a las cuentas p¨²blicas, para recortar un d¨¦ficit que supera los 18.000 millones. Ni tampoco proseguir en las mesas de negociaci¨®n y en el Pacto de Toledo con la reforma a largo plazo de las pensiones.

Estos costes, con su carga de incertidumbre, tienen que imputarse a quienes cerraron todas las puertas al debate parlamentario de las cuentas del Estado y a quienes pretendieron intercambiar concesiones parlamentarias por ventajas judiciales en el proceso contra los acusados por el 1-O. Argumentar que la herencia del Gobierno socialista es m¨¢s gasto p¨²blico y m¨¢s d¨¦ficit puede ser un estribillo electoral, pero no responde a los hechos comprobados en los ¨²ltimos nueve meses.