¡®L¨¦anme los labios: miento¡¯
Sorprende la facilidad con la que muchos que se definen como liberales han sido fagocitados por la din¨¢mica del pensamiento grosero
TODAV?A HAY especialistas escudri?ando plano a plano en la expresi¨®n de los labios de Jeremy Corbyn, intentando descifrar si lo que musit¨® fue ¡°stupid woman¡±, en referencia a Theresa May, o ¡°stupid people¡± (gente est¨²pida), en alusi¨®n a la bancada conservadora. Fue en la C¨¢mara de los Comunes, en uno de los debates laber¨ªnticos sobre el Brexit. La primera ministra hab¨ªa retado al l¨ªder laborista a presentarle una moci¨®n de censura. ¡°S¨¦ que estamos en la ¨¦poca de las pantomimas¡±, le espet¨® May. ¡°?Lo va a hacer o no lo va a hacer?¡±. Y fue en ese momento, tal vez azuzado por la palabra ¡°pantomima¡±, cuando Jeremy Corbyn, que no es precisamente Mr. Bean gesticulando, mascull¨® algo.
Fue un murmullo imperceptible, como un ultrasonido. ¡°L¨¦anme los labios: yo voy a bajar los impuestos¡±, es una frase que hizo famoso a George Bush, sobre todo cuando tuvo que subir los impuestos. The New York Times titul¨®: ¡®L¨¦anme los labios: yo miento¡¯. Pero en el caso de Corbyn, dijese lo que dijese, no hab¨ªa jactancia. Fue un bisbiseo. Pero sirvi¨® para distraer la atenci¨®n y escapar un rato del callej¨®n del Brexit.
En Espa?a un murmullo insultante no vale nada en pol¨ªtica. Una baratija que nadie compra. ?Qui¨¦n se va a parar a descifrar unos labios con la oferta hipers¨®nica existente? Y eso de ¡°est¨²pido¡±, ?qu¨¦ clase de insulto es? Casi suena a eufemismo amable, como ese apelativo cari?oso en que ha derivado el antiguo insulto de ¡°cabr¨®n¡±. Hoy es un atributo positivo, una muestra de compa?erismo. Y no quiero empezar con indirectas.
El insulto pol¨ªtico en Espa?a vive hoy una ¨¦poca espl¨¦ndida. No en calidad. No es una edad de oro, precisamente. Un tiempo muy poco cervantino. Nada que ver con el ingenio, como cuando Altisidora le suelta a don Quijote: ¡°?Vive se?or don bacalao, alma de almirez, cuesco de d¨¢til, m¨¢s terco y duro que villano rogado¡! ?Pens¨¢is por ventura, don vencido y don molido a palos, que yo me he muerto por vos?¡±. Pero lo que importa hoy es la producci¨®n, la cantidad. Como en la f¨®rmula del capitalismo impaciente, la pol¨ªtica impaciente se caracteriza por la suma de codicia y velocidad en el insulto. Ya no vale el modelo anal¨®gico, el insulto tiene que ser a modo de r¨¢faga digital y compulsivo como en un videojuego.
En la pol¨ªtica hay mucha competencia, muchos codazos. La pol¨ªtica impaciente favorece un nuevo tipo de liderazgo. El primero que desenfunde, el m¨¢s r¨¢pido en el insulto. Por ejemplo, en el gran espacio del centroderecha tendr¨ªamos centristas, conservadores y ultras. Mantener la diferencia exige un cultivo de ideas. Pero se ha vuelto al artificio de la ¡°derecha natural¡± de la que hablaba Fraga cuando quer¨ªa devorar al centrismo. Y se lo comi¨® en un churrasco. Por el contrario, lo ¡°natural¡±, en una democracia, ser¨ªa el acuerdo y la confianza entre dem¨®cratas. El tableteo de insultos no deja huecos a esa inteligencia. La historia del churrasco se repite. Si el discurso se llena de insultos, el ¨²nico discurso ser¨¢ el insulto. Sorprende la facilidad con la que muchos que se definen como liberales, pol¨ªticos o gentes de la cultura y el periodismo, han sido fagocitados por esta din¨¢mica del pensamiento grosero. En el set de Col¨®n, m¨¢s que l¨ªderes pensando en el bienestar de la gente, me pareci¨® ver a ¨¦mulos de Joker o Darth Vader compitiendo por crear malestar, tierra quemada, enemigos.
Cuando era un aprendiz de periodista me enviaron a cubrir una informaci¨®n municipal. Se oteaba el final de la dictadura, pero en los Ayuntamientos no pasaba nada o casi nada. Aquel d¨ªa ocurri¨® algo. El concejal de Cultura, Deportes y Fiestas hab¨ªa convocado a personas de ese ¨¢mbito. Surgi¨® un debate inesperado. El concejal afirm¨® tajante que no permitir¨ªa la representaci¨®n de una obra de teatro titulada La Hostiada. Por muy cl¨¢sica que fuera.
¡ªEs La Orest¨ªada ¡ªle aclararon.
¡ª?Peor todav¨ªa!
Uno de los asistentes se levant¨®, pero antes de marchar le dijo: ¡°El monstruo que todos llevamos dentro, usted lo lleva por fuera¡±.
Y el mun¨ªcipe respondi¨®: ¡°?Ya empezamos con las indirectas!¡±.
El m¨¢ster en insultos, hasta ahora, lo ha ganado Pablo Casado. Un r¨¦cord mundial. Ganchos de intenci¨®n letal al ment¨®n de Pedro S¨¢nchez. Pero no es cierto lo que han visto y o¨ªdo: ¡°Lean mis labios¡±. El hombre que quiere presidir una Espa?a unida dice que han sido, nom¨¢s, unas indirectas.?
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