¡°El ¡®bullying¡¯ es un monstruo con cara de ni?o¡±
Alrededor de dos millones de menores sufren acoso escolar en Espa?a, una cifra que puede representar tan solo la parte visible del iceberg, ya que muchos ni?os sufren en silencio
El acoso escolar en un monstruo de mil caras que deja muchas v¨ªctimas a su paso, desde ni?os que se suicidan hasta traumas emocionales que duran de por vida
Alrededor de dos millones de menores sufren bullying en Espa?a, una cifra que puede representar tan solo la parte visible del iceberg, ya que muchos ni?os sufren en silencio el acoso y maltrato de sus compa?eros. El miedo a denunciar, la ley del silencio, la falta de valores sociales y la escasa formaci¨®n de los docentes son algunos de los ingredientes del caldo de cultivo donde el acoso escolar campa a sus anchas. ¡°El bullying es un monstruo con cara de ni?o¡±, as¨ª lo define I?aki Zubizarreta, exjugador del baloncesto de la selecci¨®n espa?ola, que sufri¨® acoso escolar en su infancia, por lo que estuvo a punto de suicidarse. ¡°El acoso escolar es un maltrato entre iguales. Se mantiene en el tiempo y con clara intenci¨®n de hacer da?o a la persona que lo sufre. A veces, no hay que poner una mano encima, pero uno de los acosos m¨¢s duros es el de aislar al ni?o/a del grupo, marginarle y dejarle cada vez m¨¢s solo¡±, aclara Zubizarreta.
El acoso escolar tiene muchas caras. Simplificarlo en dos bandos, v¨ªctima y acosador, descarta la posibilidad de abordar y prevenir esta lacra social de manera adecuada. Detr¨¢s de un ni?o/a que sufre bullying hay personas de su entorno que guardan silencio, docentes y adultos que desconocen la situaci¨®n de la v¨ªctima, bien sea por falta de comunicaci¨®n o de implicaci¨®n, padres que protegen a sus hijos acosadores, una sociedad sin valores donde prima la competitividad despiadada y la ley del m¨¢s fuerte, adem¨¢s de un sistema educativo que todav¨ªa no ha encontrado la forma de abordar de manera adecuada los casos de acoso escolar.
Detectar desde casa si mi hijo sufre bullying
Salir de casa para ir al colegio o al instituto para aprender y formarse como persona no deber¨ªa de convertirse en una pesadilla para un ni?o/a. ¡°Pero uno de cada cuatro chavales sufre maltrato y acoso. Es un tema inc¨®modo, de menores, que nadie quiere afrontar. Muchos, por no reconocerlo, lo tapan de la forma m¨¢s miserable y luego vienen las desgracias¡±, comenta I?aki Zubizarreta, que apunta las siguientes se?ales que pueden alertar de que un ni?o sufre acoso escolar:
- Plantea excusas todos los d¨ªas para ir al centro escolar.
- Rechaza acudir el colegio.
- Es habitual que el rendimiento escolar disminuya.
- Est¨¢ m¨¢s aislado y desmotivado.
Para ayudar a un ni?o/a que sufre acoso escolar ¡°hay que hacerle comprender que no est¨¢ solo, que tiene apoyo y ayuda y sobre todo, hay que protegerle. No nos podemos permitir que los ni?os sufran y normalicen una vida de dolor, que cuando se mantiene en el tiempo, provoca la destrucci¨®n de la autoestima y te hace pensar que todo el mundo vale m¨¢s que t¨², por lo que te mereces todo lo que te pasa¡±, explica I?aki Zubizarreta.
Prevenci¨®n, la mejor soluci¨®n para el acoso escolar
Golpes, acoso, vejaciones, insultos, aislamiento. ¡°Una lacra social en la sombra que afecta a demasiados menores y a sus familias. Todos estamos implicados y somos responsables, desde pol¨ªticos y administraciones hasta profesores, directores, inspectores, padres, polic¨ªas, jueces y fiscales, medios de comunicaci¨®n, trabajadores sociales, sanitarios y monitores. Cualquiera que conozca un caso tiene la obligaci¨®n moral de informar, de intervenir de alguna manera, de hacer lo que pueda para evitar el sufrimiento de un menor¡±, comenta Carmen Cabestany, profesora y secretaria de la asociaci¨®n No al acoso escolar (NACE), https://www.noalacoso.org/sobre-el-acoso/como-prevenir-el-acoso-escolar/ desde donde proponen varias medidas para prevenir el bullying en colegios e institutos:
- Visibilizar el acoso escolar en los centros educativos, porque lo que no se nombra, no existe.
- Recoger el bullying en el Plan Educativo del Centro, porque en la actualidad no se contempla y abordarlo en las tutor¨ªas (sesiones semanales de una hora donde el profesor responsable de una clase trata distintos temas de ¨¢mbito general con sus alumnos).
- Incorporar la educaci¨®n emocional a temprana edad en los centros escolares.
- Instaurar de manera obligatoria en todos los colegios un Plan de prevenci¨®n del acoso escolar efectivo, como en el caso de la Tutor¨ªa entre iguales.
- Formar a los profesores de manera adecuada y amplia sobre el tema.
- Informar a los padres sobre las diversas caras del acoso escolar y c¨®mo se refleja en los ni?os que lo sufren para que funcionen como detectores de un posible caso de maltrato a sus hijos y puedan actuar de manera eficaz.
- Ante un posible caso de acoso escolar, aplicar el protocolo, pero con transparencia y supervisi¨®n externa, porque el centro no puede ser juez y parte en el asunto.
- Promover campa?as de sensibilizaci¨®n de difusi¨®n masiva.
- Tratar en los medios de comunicaci¨®n el tema del acoso escolar de manera adecuada, rigurosa y global.
- Fomentar la transparencia, para conocer las cifras reales del acoso escolar en Espa?a, incluidos los casos de suicidio derivados del bullying.
- Educar en valores desde casa para evitar que nuestros hijos se conviertan en acosadores y maltratadores. Para conseguirlo, es fundamental la comunicaci¨®n con ellos, poner l¨ªmites, fomentar el desarrollo de su empat¨ªa y ser un ejemplo de rechazo a la violencia como forma de educar y actuar.
?C¨®mo vive un padre el acoso escolar hacia su hijo?
El hijo de J.S. tiene en la actualidad 14 a?os. Cuando cursaba primaria en un centro escolar privado, sufri¨® bullying con 11 a?os. Su padre nos cuenta c¨®mo vivi¨® esta experiencia con su hijo:
¡°Cierto d¨ªa, cuando fuimos a recoger a nuestro hijo a la salida de la escuela, su tutor nos coment¨® que hab¨ªa tenido un mal d¨ªa y hab¨ªa estado muy nervioso en las clases. En casa, segu¨ªa muy alterado, y nos explic¨® que hab¨ªa sufrido una agresi¨®n bastante grave en los vestuarios despu¨¦s de la clase de gimnasia. Tirando un poco del hilo, averiguamos que hac¨ªa tiempo que recib¨ªa maltratos parecidos por parte de ciertos compa?eros de su clase, aunque nunca tan graves como los de esa ma?ana. Conviene aclarar que nuestro hijo es un chico un poco infantil y para nada agresivo, por lo que estaba bastante superado por la situaci¨®n.
Nuestra primera reacci¨®n fue pedir entrevista urgente con su tutor el d¨ªa siguiente. En la reuni¨®n, a la cual asisti¨® tambi¨¦n la psic¨®loga del centro, vimos, para nuestra sorpresa, que estaban al corriente de la agresi¨®n en los vestuarios, aunque no nos hab¨ªan informado de ella en ning¨²n momento. Al principio, le quitaron importancia, pero ante nuestra insistencia, cambiaron de actitud y nos prometieron que tomar¨ªan medidas. Eso s¨ª, nos pidieron que no formul¨¢ramos ninguna queja por escrito, ya que no ser¨ªa necesario. En aquel momento no lo hicimos, porque realmente confi¨¢bamos en que as¨ª ser¨ªa y quer¨ªamos demostrarles nuestra buena voluntad. No fue as¨ª. Las agresiones pararon durante un tiempo, pero regresaron y fueron a m¨¢s, aunque de forma m¨¢s disimulada. Tuvimos varias reuniones m¨¢s, donde nos tranquilizaban con buenas palabras, pero las cosas no cambiaban. Al cabo de un tiempo, percibimos que la actitud de la escuela se volv¨ªa hostil, como si fu¨¦ramos nosotros, realmente, los que estuvi¨¦semos causando problemas. Supimos que hab¨ªa m¨¢s familias afectadas por problemas parecidos, pero en general estos temas se callaban. Hab¨ªa miedo de ponerte a la escuela en contra si criticabas abiertamente.
A mediados de curso la situaci¨®n ya era insostenible. A nuestro hijo lo ten¨ªan vigilado a todas horas, separado de los dem¨¢s, incluso lo hac¨ªan comer aparte en el comedor. As¨ª no hubo m¨¢s agresiones, claro, pero el clima era irrespirable. Sus antiguos amigos le hac¨ªan el vac¨ªo y ¨¦l estaba an¨ªmicamente muy mal. Entonces, fue cuando acudimos a las autoridades educativas en busca de ayuda.
Cre¨ªamos que cuando explic¨¢ramos lo que ocurr¨ªa, se encender¨ªan todas las alarmas, pero no fue as¨ª. Se lo tomaron con bastante calma. Llegamos a mantener una entrevista con la inspectora de los centros de nuestra zona, que se mostr¨® correcta, pero bastante distante. No nos consta que tomase ninguna medida. No obstante, autoriz¨® un cambio de escuela urgente y nos dio plaza en un centro escolar p¨²blico de nuestro municipio. En el nuevo colegio nos ayudaron mucho. Acogieron a nuestro hijo con mucho cari?o y facilitaron su integraci¨®n en la clase. Fueron muy comprensivos respecto a los problemas que hab¨ªa sufrido. Al principio, a nuestro hijo le cost¨® un poco relacionarse; estaba nervioso y dorm¨ªa mal. Poco a poco, todo eso desapareci¨®. El ni?o disfrut¨® de un buen final de Primaria y ahora cursa la ESO con ¨¦xito. El problema que vivimos no se ha repetido.
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